Cine actualidad/ “JURASSIC WORLD”
Vuelven
los dinosaurios
Para mí, “Parque Jurásico” olía a… ajo.
O, mejor dicho, a ali-oli, la salsa basada en la “aromática” planta y
que un avispado aprendiz de cocinero producía compulsivamente, mientras yo
trataba de concentrarme en la lectura del libro de Michael Crichton en la
habitación de al lado. Esto sucedía a
principios de 1993, cuando faltaban pocos meses para que se estrenase la
película de Steven Spielberg, y un servidor se hallaba sumido en una novela de
aventuras apasionante, aderezada con inteligentes apuntes de ficción científica
que, más de veinte años después, cada vez resultan menos disparatados. Lo cierto es que Spielberg, sin hallarse
realmente inspirado (aquel año también realizó su oscarizada “La lista de
Schindler”, una de las joyas artísticas de su filmografía), nos regaló un film
plagado de escenas míticas y en el que los efectos visuales generados por
ordenador lograron recrear con asombrosa verosimilitud una serie de criaturas
extintas hacía millones de años, pero que parecían incluso más reales que los
actores humanos con los que compartían la pantalla.
A “Parque Jurásico” la siguieron
dos secuelas a cada cual más decepcionante:
“El mundo perdido” (nuevamente dirigida por Spielberg) se hacía tan
aburrida que uno sólo deseaba que los velocirraptores se merendaran a sus
insoportables personajes secundarios, y “Parque Jurásico III” no era sino un
telefilm sin ambiciones estéticas, dirigido a un público insólitamente
infantil. Desde entonces, de vez en
cuando saltaba algún rumor relacionado con una eventual continuación o reseteo
de la saga, hasta que el otrora infalible creador de “E.T.” dio con el joven
director Colin Trevorrow, con una sola película en su haber pero con el
entusiasmo de un fan y la entereza de un profesional mucho más
experimentado. Con Spielberg como
productor ejecutivo, Trevorrow y su guionista Derek Connolly supieron adaptar
varias ideas del propio don Steven y, dos años después, presentan una nueva
entrega jurásica que bascula entre la reinvención y la continuación, con mucho
de ambas facetas…
22 años después de los sucesos acaecidos
en el famoso parque erigido por John Hammond en Costa Rica, funciona un nuevo
Jurassic World a pleno rendimiento. Sus
máximos alicientes: enormes dinosaurios
clonados a partir del ADN hallado en los mosquitos fosilizados que les picaron… y una criatura alterada genéticamente que
combina, al azar, lo más indómito de las especies más terroríficas y que, no en
vano, recibe el nombre de “Indominus Rex”…
Como ya comentamos aquí hace unas
semanas, con motivo del estreno del remake de “Poltergeist” (otra producción de
Spielberg objeto de actualización), el excesivo respeto a la hora de “modernizar”
el material original ha conducido a los artífices de ambas producciones a
mantener todos y cada de uno de los logros de los films primigenios, incluyendo
la reedición de sus secuencias más icónicas (y donde “reeditar” no quiere decir
necesariamente “mejorar). Así, volvemos
a ver terribles dinosaurios fuera de control, niños a merced de la naturaleza
desatada, un pacífico paseo en coche convertido en dramática odisea, una nueva
estampida de gallimimus y un trío de velocirraptores en plena cacería. Incluso el final cede a la tentación de
regalarnos un afectuoso “deja vu”, si bien no todo se desarrolla como estábamos
empezando a esperar… Lo sorprendente es
que, a pesar del lastre de ese pasado glorioso al que no pretende renunciar,
Trevorrow consigue orquestar un film simpático y ameno que no aburre y a ratos
fascina, beneficiado por la segunda gran composición de un actor llamado a ser
una super estrella del cine de acción: Chris
Pratt. Pratt, que nos cautivó con su
simpatía y pillería en “Guardianes de la Galaxia” (al más puro estilo Han Solo/Harrison
Ford), se convierte ahora en un trasunto de Indiana Jones nada disimulado (no
sólo produce Spielberg, sino que se rumorea que el veterano director le quiere
para un próximo reboot del arqueólogo del látigo), y ciertamente arrasa con una
interpretación muy competente y carismática;
no es de extrañar que en Hollywood todos los productores le ofrezcan
encabezar lo más granado de sus próximos proyectos. Los demás integrantes del reparto sucumben a
la “maldición jurásica” y no logran arrebatar el protagonismo a los bichos digitales,
en especial esa Bryce Dallas Howard que ni para corretear por el bosque se
despoja de sus zapatitos de tacón de aguja.
No consigue opacar a aquel ya
clásico “Parque Jurásico” y ni siquiera creo que lo pretendiera, pero “Jurassic
World” se ve con agrado y se disfruta casi de principio a fin. Lo ideal es no pedirle peras al olmo y
simplemente dejarse llevar, que tampoco cuesta tanto. Sí, es cine de evasión puro y duro… pero tampoco está tan mal evadirse de este sórdido
mundo en manos tan experimentadas como las del viejo Rey Midas del cine.
Luis Campoy
Lo mejor:
Chris Pratt, el nuevo héroe de acción;
los efectivos dinosaurios digitales
Lo peor:
los tacones de Bryce Dallas Howard;
la constante sensación de deja-vu
El cruce:
“Parque Jurásico” + “El mundo perdido” + “parque Jurásico III”
Calificación. 7,5 (sobre 10)
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