Miedo… a la originalidad
Tras una modélica y exitosa
carrera como realizador (primero televisivo y enseguida cinematográfico),
Steven Spielberg debutó como productor en 1978 con “Locos por ellos”, film
beatlemaníaco de su protegido Robert Zemeckis, futuro firmante de “Regreso al
futuro”. Sin embargo, fue la cuarta
película ajena que auspició, “Poltegeist” (1982), la más famosa y exitosa de sus
producciones hasta la fecha. La cinta
estaba basada en un relato propio sacado de sus temores infantiles, por lo que
la intención de Spielberg era rodar la película él mismo, pero una normativa
del Director’s Guild (el todopoderoso sindicato de directores yanqui) impedía
que un realizador filmase dos películas el mismo año, y nuestro hombre ya se
hallaba enfrascado en el rodaje de “E.T., El Extraterrestre”. En su lugar, contrató a Tobe “La Matanza de Texas”
Hooper, que fue quien figuró en los títulos de crédito… si bien infinidad de testimonios de aquella
producción afirman que Spielberg se presentaba en el plató cada día, y era
quien al final tomaba todas las decisiones, relegando a Hooper al papel de
simple comparsa. Así fue cómo surgió
aquel divertido chascarrillo referido a la autoría del (terrorífico) film,
parafraseando cierta inmortal frase de Shakespeare: “¿Tobe or not Tobe?”.
Más de 30 años después de
aquellos hechos (que dieron inicio a una saga que, por cierto, goza de leyenda
negra propia), ha sido otro popular realizador, Sam Raimi, quien ha puesto los
dólares para rodar un remake de la película original. El film subsiguiente, titulado nuevamente “Poltergeist”,
acaba de estrenarse entre nosotros….
Los Bowen son una familia de
clase media cuyo patriarca acaba de ser despedido de su trabajo. Buscando una casa lo más barata posible,
encuentran una en una pacífica urbanización, pero, al poco de haberse
instalado, comienzan a producirse fenómenos paranormales, centrados sobre todo
en un televisor que parece una puerta de acceso a fantasmalandia…
Lo mejor (y lo peor) que puede
decirse acerca de esta nueva “Poltergeist” es que es sumamente,
escrupulosamente respetuosa para con la película original. A excepción de los nombres y apellidos de los
personajes (que han variado todos) y del sexo del espiritista que intenta
exorcizar la casa, las referencias son constantes e inevitables. Cada uno de los recordados golpes de efecto,
de las situaciones de aquel film ya casi mítico, aparece tarde o temprano en su
remake, quizás no en el mismo momento en el que se supone que tiene que
aparecer, pero siempre acaba apareciendo.
La caracterización de los personajes, más allá de que no se llamen
igual, o de que la niña protagonista ya no sea rubia platino sino morena,
resulta tan fiel que, más que un síntoma de reverencia, lo parece de
cobardía. Cobardía por no arriesgar, por
no inventar nada, por reducir su aportación a unos efectos especiales
adocenados que, claramente realizados por ordenador, jamás igualan la magia
(sí, magia) de los que nos fascinaron hace tantos años, más rudimentarios pero
infinitamente más imaginativos.
Con todo, y, si uno es un
extraterrestre que no conoce la película original, este nuevo “Poltergeist”
(término que, recordémoslo, define a un espíritu ruidoso y molesto) resulta un
entretenimiento aceptable, un espectáculo de terror que, por lo menos, no
ofende la inteligencia del respetable y tiene un ritmo ágil que impide el aburrimiento. A falta de originalidad, bienvenidos sean
estos otros mimbres…
Luis Campoy
Lo mejor:
el ritmo, los actores adultos, con especial mención a Jared Harris (el
inefable parapsicólogo)
Lo peor:
la veneración transformada en miedo a arriesgar
El cruce:
“Poltergeist” (1982) + “Insidious” + “Annabelle”
Calificación: 5 (sobre 10)
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