Disfrutar
como un niño
Son pocas las películas que han
logrado hacer que el cine avance realmente, pero la mayoría son de ciencia
ficción. Fue el caso de “La Guerra de las
Galaxias” (ahora conocida como “Star Wars”) de George Lucas, de “Terminator 2”
y “Avatar” (ambas de James Cameron), de “Parque Jurásico” (de Steven Spielberg)
y lo fue, por supuesto, de “Matrix”, obra de los hermanos Andy y Larry Wachowski. Desde que estrenaron ésta su obra cumbre
(1999), han cambiado muchas cosas en la industria del cine y en los propios
hermanos: uno de ellos ya no es hermano
sino hermana, ya que Larry se operó para cambiar su género y convertirse en
Lana. Lo cierto es que, desde que
estrenaron la que sigue siendo su mejor película, los/las Wachowski no se han
prodigado mucho, pero al menos han tratado de innovar, de contar algo
diferente, o tal vez hacerlo de forma diferente.
“El destino de Jupiter” narra la
historia de Jupiter, una joven que, cual moderna Cenicienta, malvive limpiando
cuartos de baño, hasta que un buen día aparece un aventurero espacial y le revela
que ella es la heredera de un fastuoso imperio galáctico. A partir de ese instante, es obvio que su
existencia experimentará un cambio radical y adrenalítico….
A los pocos minutos de dar
comienzo “Jupiter ascending” (título original del film, que vendría a significar
“Ascendente Jupiter”, haciendo referencia a la afición del padre de la joven
hacia la astronomía y la astrología), comencé a experimentar no pocas sensaciones
difíciles de sentir últimamente. Me notaba
fascinado, ilusionado, deslumbrado.
Obviamente la historia no es original y los diálogos no son ni mucho
menos memorables, pero se percibe una atmósfera de genuina space opera, un
aroma a fantasía primigenia que me hizo retroceder 38 años en el tiempo, justo
hasta la primera vez que ví “La Guerra de las Galaxias”. Y no es sólo que el film de Lucas, padre y
madre de toda la ficción espacial posterior, extienda de forma irreversible su
alargada sombra, sino que desde que la ví con 14 años, casi nunca he vuelto a
sentir deseos tan incontenibles de volar y rescatar princesas en apuros. Lo que los Hermanos Wachowski consiguen con
esta su última película no es tanto lograr un producto novedoso u original,
sino que al espectador le PAREZCA que rejuvenece, que disfruta sin tapujos, que
vive la magia una vez más.
Pero ¡ay! las primeras cifras de recaudación
parecen indicar que el film ha pinchado en la taquilla estadounidense, lo cual
suele traducirse en malos datos a nivel internacional. ¿Quizás no estamos acostumbrados a las sorpresas? ¿O quizás somos incapaces de aceptar un
envoltorio maravilloso si bajo él subyace un contenido menos innovador? Lo único que puedo deciros es que es un placer
encariñarse con una Mila Kunis que tiene mucho de Luke Skywalker, que Channing
Tatum está correcto (para variar) en la enésima reencarnación de Han Solo, que
la música (de Michael Giacchino) parece compuesta por el John Williams más
fogoso, y que el diseño de producción, los vestuarios y los efectos visuales
son para quitarse el sombrero. En el lado
negativo, un irritante Eddie Redmayne (el sobrevalorado protagonista de “La teoría
del todo”) y una duración un pelín excesiva, que a buen seguro podría haberse
aligerado. Pero no dejan de ser pequeños
obstáculos en el camino hacia una diversión verdaderamente rejuvenecedora.
Luis Campoy
Lo mejor:
la sensación de estar presenciando un espectáculo ilusionante, los
efectos especiales, el diseño de producción
Lo peor:
el histrionismo de Eddie Redmayne, la nadería de los diálogos
El cruce: “Star Wars” + “Lucy” + “Star Trek”
Calificación: 8 (sobre 10)
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