Cine actualidad/ "LA TEORÍA DEL TODO"

La teoría de la superación

Creo que no había oído hablar de Stephen Hawking hasta que vino a España a finales de los ochenta, cuando acababa de publicar el libro que le consagró como una de las mentes más preclaras del universo:  “Breve Historia del Tiempo”.  Para entonces, su particular aspecto (tetrapléjico, anclado a una silla de ruedas futurista y hablando a través de un ordenador) ya era tanto o más popular que su inigualable intelecto…

“La teoría del todo” (que, por cierto, toma prestado el título de otro de los populares ensayos de Stephen Hawking, publicado en 2007, a pesar de que la base real es la autobiografía de la primera mujer del protagonista, Jane Wilde, titulada originariamente “Travelling To Infinity:  My Life With Stephen”) cuenta 26 años de la vida del físico, desde que apenas era un estudiante universitario en Oxford hasta que precisamente se divorció de Jane.  En ese período es cuando se acrecentó el espíritu del científico y cuando se forjó el temperamento del hombre, capaz de superar mil y una adversidades…  eso sí, con la inestimable ayuda de una mujer tan estoica y casi tan admirable como él.

El director James Marsh pone en imágenes una histórica verídica de superación y coraje, y diríase que lo hace con la pretensión nada censurable de arropar el contenido con un envoltorio lo más hermoso posible.  En este sentido, cabe destacar la exquisita fotografía de Benoit Delhomme, tan y tan exquisita que a ratos se atraganta un poquito;  y la preciosa y funcional partitura de Johann Johannsson, un compositor al que habrá que seguirle la pista en adelante.  Luego está aquéllo en lo que todo el mundo se fijará:  la interpretación de Eddie Redmayne.  A Redmayne le habíamos visto en “Mi semana con Marilyn” y fue Marius en “Los Miserables”, pero es ésta la primera ocasión en la que afronta un papel protagonista de tanta envergadura.  De inmediato, como cualquier actor que hace de ciego, sordo, manco, paralítico, retrasado o loco en un título de calidad media-alta, se convirtió en favorito para alzarse con el Oscar…  lo cual me sonaría a injusticia.  O sea, decir que Redmayne no está bien en su esforzada recreación de Stephen Hawking sería mentir o pretender mirar hacia otro lado;  pero pienso que su composición no deja de ser el fruto de la observación, de la imitación, si se me permite, imitación muy lograda…  pero imitación al fin y al cabo.  En cuanto a los sutiles apuntes que reflejan el lento y paulatino avance de la enfermedad, pienso que se deben más a la cuidada planificación del realizador que al acierto del intérprete.  Pero es que la vistosa actuación de Eddie Redmayne también opaca la que me parece la verdadera gran creación de la cinta, la que ejecuta Felicity Jones dando vida a la sufrida Jane.  Esta chica, sumamente expresiva y con unos ojos que hablan por sí solos, sí que cuaja un rol digno de Oscar.  En el elenco de secundarios, citar las breves presencias de “supporters” de postín como el siempre correcto David Thewlis o una vista y no vista Emily Watson  (¡qué lejos se llevó el mar aquellas olas que se rompían…!)

Conclusión:  “La teoría del todo” es un producto amable y lleno de buenas intenciones, pero, mientras que expresa con acierto la negativa de un hombre a dejarse vencer por la enfermedad, se olvida de glosar las presumibles virtudes del genio.  Es decir:  casi siempre vemos al paralítico, pero casi nunca al científico.  Por esas y otras pequeñas carencias, el film acaba pareciéndome un lujoso telefilm de sobremesa;  eso sí, con fundadas aspiraciones de Oscar.

Luis Campoy

Lo mejor:  los dos protagonistas;  más evidente él, más sutil ella
Lo peor:  cierto almibarado tufillo a telefilm
El cruce:  “Una mente maravillosa” + “Mi pie izquierdo”

Calificación:  7 (sobre 10)

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