La
magia de vivir
Al hablar de “Boyhood”, lo primero
que hay que reseñar es que se trata de algo más que de una simple película…
El pequeño Mason, de 6 años, acaba
de vivir el divorcio de sus padres, y junto a su madre y su hermana se ve
obligado a mudarse a otra ciudad, donde la familia tendrá que empezar desde
cero. Poco a poco y durante los
siguientes once años, Mason va pasando de la niñez a la adolescencia y así
acaba por convertirse en un hombre.
Durante ese trascendental período, su madre experimentará con nuevas (y
fallidas relaciones), su padre aparecerá y desaparecerá de escena y los dos
hermanos irán pasando del colegio a la universidad casi sin darse cuenta…
Bien es cierto que el argumento
que acabo de referir no es nada del otro mundo, y que todos hemos visto miles
de películas de temática similar, en las que un niño se transforma en hombre y
bla bla bla… Mas lo que diferencia y
hace única a “Boyhood” es el hecho de que REALMENTE se ha rodado durante esos
maravillosos 11 años (12 son los que transcurrieron desde el inicio del rodaje
hasta el estreno del film). El equipo
técnico y artístico se reunía durante varias semanas, un año tras otro, y poco
a poco iban dando forma a lo que se ha convertido en un rutilante experimento
antropo-sociológico. Yo, desde luego,
jamás había visto algo así: ante los
asombrados ojos del espectador, los niños se convierten en adultos en cuestión
de tres horas, y los adultos envejecen y mutan sus rostros y sus cuerpos. Lo dicho:
nos hallamos ante una experiencia sencillamente fascinante.
Ante una hazaña histórica como la
que ha realizado el equipo comandado por el director Richard Linklater
(firmante de la saga iniciada con “Antes del amanecer”), lo cierto es que las
consideraciones estrictamente cinematográficas no se pueden aplicar en la misma
medida. Se me ocurren algunos “peros”
que objetar (el más obvio, la excesiva duración, no siempre justificada por la
narración de hechos auténticamente reseñables), pero no hay más remedio que
reconocer que la delicadeza y la ternura con la que está concebido cada plano
de la película nos obligan a ser especialmente indulgentes. Por si fuera poco, la correcta actuación de
los dos jóvenes (Ellar Coltrane como Mason y Lorelei Linklater, hija del propio
realizador, como su hermana) se ve sólidamente contrapunteada por la competente
labor de dos intérpretes de la talla de Patricia Arquette (obviamente, más
famosa cuando comenzó el rodaje en el año 2002) y el siempre ascendente Ethan
Hawke.
No me gusta recomendar películas
y casi nunca lo hago. Pero ante un hecho
casi milagroso como “Boyhood”, no tengo más remedio que arriesgarme y sugeriros,
a todos quienes me leéis, que acudáis al cine más próximo (en realidad, al
centro comercial o videoclub, pues está editada en DVD hace algunos meses) para
disfrutar una película que es más que una película.
Luis Campoy
Lo mejor:
la sensación de estar ante una hermosa clase de ciencia antropológica
Lo peor:
la duración, tres horas que tal vez se podían haber resumido, aunque
sólo así se visualiza en toda su plenitud la evolución de los protagonistas
El cruce:
“El árbol de la vida” + “Vida de este chico” + “Un niño grande”
Calificación: 9 (sobre 10)
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