Muñeca
diabólica
Me familiaricé con el apellido
Leonetti a fuerza de verlo en la pantalla grande. Concretamente, hasta 6 veces leí el nombre “Matthew
F. Leonetti” como director de fotografía de “Poltergeist”, aquella entrañable y
terrorífica producción de Steven Spielberg.
Pues bien, la estirpe familiar sigue activa y debemos al hermano pequeño, John R. Leonetti,
el mérito de haber dirigido una digna secuela para el éxito de 2013 “Expediente
Warren” (“The Conjuring”).
Quienes hayáis disfrutado (o
sufrido, según lo susceptibles que seáis) “Expediente Warren” recordaréis a cierta
muñeca con la que se abría el film, y que alcanzaba altas cotas de protagonismo
en más de una secuencia. Aquella muñeca,
Annabelle, resultó tan determinante y tan popular que los productores
decidieron que podía sustentar el peso de un proyecto propio, erigido en torno
a ella. Annabelle existió de verdad allá
por 1970, y era un ejemplar de la línea “Raggedy Ann” (algo así como una “Pepona”
a lo yanqui), que aparentemente se hallaba poseído por el alma en pena de una
anterior propietaria, una niña llamada Annabelle Higgins. En esta ocasión, no sólo se ha alterado el
aspecto físico de la “criatura”, sino que se han modificado sustancialmente sus
orígenes, de modo que tienen cabida demonios, sectas satánicas y otros lugares
comunes del género terrorífico.
Personalmente, doy por hecho que
hoy en día pocas cosas pueden presumir de ser originales, y no me molesta
detectar en una película tropecientas mil referencias que, por otra parte,
suelo entender a modo de homenajes.
Además, se trata de un producto no sólo perteneciente a una saga, sino
adscrito a la filosofía de una productora, también artífice de títulos como la
referida “Expediente Warren”, “Insidious” (y su secuela) o “Sinister”. Los parecidos son tan lógicos como evidentes,
tan inevitables como visibles. Pero,
además, el fanático del horror puede hallar guiños poco sutiles a “La semilla
del Diablo”, “Al final de la escalera” o “Terror en Amityville”, eso sí, tan
directos y respetuosos que hasta se agradecen.
Planificada y montada con mucho
oficio por Leonetti, todos los sustos de “Annabelle” funcionan casi a la
perfección, lo cual me hizo pensar que, tal vez, de habérselo propuesto, el
realizador podría haber aspirado a mayores cotas de tensión y entretenimiento. Con todo, la faceta técnica es muy correcta y
donde mayores lagunas existen es en la interpretativa. Si Annabelle Wallis hizo algún mérito además
de compartir nombre con la muñeca protagonista, lo desconozco; pero se me ocurren algo así como cien mil
actores más idóneos para el papel de sufrido padre que el algo timorato Ward
Gordon. Al Padre Pérez (menudo nombre
para un cura) lo encarna un tal Tony Amendola, y toda una veterana como Alfre
Woodard asume un rol muy parecido al de la sibilina Ruth Gordon de “La semilla
del Diablo”. En resumen: atmósfera de terror muy lograda y bastante
golpes de efecto de ésos que te hacen saltar en la butaca. Era lo que me esperaba y fue lo que encontré.
Luis Campoy
Lo mejor: el clima de desasosiego
y los sustos infalibles
Lo peor: la poca idoneidad
de algunos de sus protagonistas
El cruce: “Expediente Warren”
+ “La semilla del Diablo” + “Insidious” + “Terror en Amityville”
Calificación: 7 (sobre 10)
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