Vicio
en Marruecos
Es innegable que gran parte del
éxito de “El Niño” se debe al mismo tipo de razones que también auparon hace
unos meses a “Ocho apellidos vascos”: la
publicidad, el bombo, la insistencia, la machaconería. Por supuesto que si el producto no tuviera “algo”,
tanta parafernalia no tendría razón de ser, pero, sin el aparato
propagandístico que la rodea, estoy seguro de que hablaríamos de “El Niño” en términos
bien distintos.
Pero ¿qué es lo que tiene “El
Niño”? Decir que se trata de la nueva
película de Daniel Monzón tras la triunfal “Celda 211”, y eso, en una industria
cada vez más minimalista como la española, ya es mucho decir, al menos como
inigualable carta de presentación.
Monzón es uno de esos directores que van por la vida de cineastas
totales: antes de dirigir y escribir
películas, las analizaba y ponía patas arriba, desde su butaca de exigente crítico
cinematográfico. No es extraño, pues,
que, en cada nuevo trabajo, el realizador mallorquín cuide al máximo tanto la
forma como el fondo, siempre con una ambientación muy rica en matices y
provista de personajes secundarios con vida propia.
En esta ocasión, es evidente que
Monzón y su guionista de cabecera, Jorge Guerricaechevarría (también habitual
de Alex De la Iglesia) han sido más que fieles seguidores de la serie de Tele 5
“El Príncipe”, si bien en su mente el narcotráfico anglo-marroquí se transmuta
en algo más sucio y a mayor escala, con reminiscencias de la recordada “Corrupción
en Miami”.
“El Niño” del título es un joven
capaz de jugarse la vida por la emoción del juego y el chute de adrenalina que
ello conlleva, que es reclutado para trasladar droga por mar entre Gibraltar y
Marruecos. La Policía española anda tras
la pista de un peligroso narcotraficante apodado “El Inglés”, pero, mientras éste
se les pone a tiro, buenos son unos pérfidos y violentos mafiosos marroquíes….
Con un presupuesto bastante
generoso y un nutrido equipo de especialistas, Monzón logra a veces
convencernos de que asistimos a la proyección de todo un film
hollywoodiense, las persecuciones en
coche y en helicóptero no tienen mucho que envidiar a las de “El Fugitivo” o “Persecución
Mortal”. Pero donde “El Niño” vuela a
mayor altura es en la descripción de atmósferas, ya sea la de una comisaría, la
de una aduana portuaria o la de un garito marroquí donde se masca el peligro.
Repitiendo tras “Celda 211”, Luis
Tosar vuelve a ejercer de protagonista, esta vez cruzando al lado honesto de la
Ley. Le acompañan Bárbara Lennie, Sergi López
y el gran Eduard Fernández. La revelación,
éso sí, se llama Jesús Castro, una especie de Paul Newman barriobajero cuyos
ojos han hechizado a la población femenina.
Dicen que acudió al casting sólo para acompañar a un amigo y allí se
quedó… y sólo le faltan unos cuantos
millones de clases de dicción para convertirse en un actor de verdad.
Luis Campoy
Lo mejor: Luis Tosar, las espectaculares escenas de
acción
Lo peor:
las muy mejorables prestaciones vocales de Jesús Castro
El cruce:
“El príncipe” + “Corrupción en Miami” + “Persecución mortal”
Calificación: 7,5
(sobre 10)
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