Como el tiempo pasa inexorable y
cada vez se me van quedando más adormecidos los recuerdos de tantas películas
de las que no había podido hablar, voy a pergeñar otra tanda de mini dosis con
la que despachar lo pasado para ir abriendo camino a lo futuro.
No sé bien por qué fui a ver esta
película, que, en principio, como todas aquéllas en las que interviene Jason
Statham, el Van Damme calvorota de nuestros días, no me parecía nada
interesante.... a no ser por la presencia
de Robert De Niro. Claro que hay que
reconocer que tampoco De Niro se caracteriza por escoger demasiado bien sus
trabajos, y en esta última década parece fijarse más en la cuantía del cheque
que en la calidad de los guiones.
"Asesinos de élite" no es una excepción. En ella se produce una evidente lucha
interna, como si la narración esteticista quisiera reivindicarse más allá del
tosco guión que bebe indisimuladamente de Le Carré, pero al final todo queda en
un quiero y no puedo, "El topo" fotografiada al estilo "Resacón
en Las Vegas". Extraña mixtura de
interpretaciones que no casan entre sí (parece que haya tres directores
diferentes, uno para De Niro, otro para Statham y un tercero para Clive Owen),
un par de buenas secuencias de acción… y
la sensación de una ocasión desperdiciada.
Calificación: 6,5 (sobre 10)
Fue durante el rodaje de esta
película cuando empezó a fraguarse el varapalo que la organización de la
inminente ceremonia de entrega de los Oscar sufrió hace unos meses. Brett Ratner, el responsable de la repelente
saga "Hora punta" y de las reivindicables "Dragón rojo" y
"X-Men III" dirige a Eddie Murphy (presentador dimisionario) y a un
elenco fabuloso en el que están Ben Stiller, Alan Alda, Matthew Broderick,
Michael Peña, Tea Leoni, Casey Affleck o Gabourey "Precious"
Sidibe. Es cierto que con tal reparto se
podía haber construído un espectáculo aún más divertido, pero uno tiene su
corazoncito y las reminiscencias a Buster Keaton y a Frank Capra son de
agradecer. Simpática y familiar, que ya
es bastante. Calificación: 7 (sobre 10).
Un "spin-off" es una derivación,
una secuela indirecta o parcial, una prolongación sesgada de una historia,
protagonizada no por todos sino por alguno de los personajes que aparecían en el
título original. Así, podría decirse que
la serie "Frasier" era un spin-off de "Cheers",
"Aida" lo fue de "Siete vidas"... y ahora, "El gato con botas" lo es
de la franquicia, ya agotada, de "Shrek". Antonio Banderas logra su mejor
interpretación en años (en gran parte porque sólo se le oye) volviendo a
incorporar a un espadachín felino que a veces parece mosquetero y a veces el
Zorro al que el propio actor malagueño dio vida años atrás. Si no fuese por dos o tres secuencias un
tanto sobredimensionadas (en tiempo y en cursilería), estaríamos hablando de
una gran película de animación sin paliativos.
Pero ¿qué diablos?, el humor cómplice, la acción espectacular y ese
guiño chicano al spaghetti-western de toda la vida, se merecen el enorme éxito
que han cosechado. Calificación: 8,5 (sobre 10).
Casi se me escapa esta
interesante película, que en Lorca permaneció algunas semanas como de
tapadillo, confinada en el pase de las diez de la noche. En la línea de "Imitación a la
vida" o "Paseando a Miss Daisy", esta sorprendente cinta que ha
dirigido Tate Taylor nos traslada a la Norteamérica sureña de los años 50 del
pasado siglo, para narrarnos la pequeña gran historia de las criadas negras
que, descendientes de las esclavas que criaban a las rancias señoritingas
blancas de las plantaciones sudistas, empiezan a rebelarse contra la opresión
de sus patronos (bueno, sobre todo de sus patronas). Fotografía, vestuario y ambientación
exquisitos y estupendas actuaciones de Emma Stone, Bryce Dallas Howard y la ya
veterana Sissy "Carrie" Spacek, que, sin embargo, palidecen ante las
fabulosas Viola Davis, Jessica Chastain y Octavia Spencer, cualquiera de las
tres susceptible de alzarse con algún Oscar interpretativo. Calificación: 9 (sobre 10).
Nunca he sido muy fan de David
Cronenberg, cuyos films setenteros llenos de violencia gore me produjeron un
cierto repelús del que jamás me he recuperado del todo. Con todo, sus grandes obras
"serias" ("La mosca", "Inseparables", "M.
Butterfly", "Una historia de violencia") le otorgaban el crédito
suficiente como para hacerme acudir a ver sus últimos trabajos, la estupenda
"Promesas del Este" y esta nueva "Un método peligroso". Con un plantel de actores irrenunciable (el
ubicuo y ascendente Michael Fassbender, el cada vez más maduro y competente
Viggo Mortensen, el enfant terrible Vincent Cassel y, ah, mi adorada Keira
Knightley), "Un método peligroso" cuenta los inicios del
psicoanálisis moderno, ejemplarizado en la relación profesional y afectiva
entre Ersnt Jung (Fassbender) y Sigmund Freud (Mortensen), ambos fascinados por
una bella paciente (Knightley). Tanto
trata Cronenberg de convertirse en director "formal" que factura una
película tan sosegada como tediosa, tan académica como soporífera. ¡Leñe, que me quedo, sin dudarlo, con
"Una terapia peligrosa", con Billy Crystal y Robert De Niro!. Lo siento por el encomiable esfuerzo a cargo
del trío protagonista, pero “Un método peligroso” me parece una de las mayores
decepciones de estos últimos meses. Calificación: 6 (sobre 10).
Algo en "Detrás de las
paredes" remite a otra época, a los años 70, la década de "La
Profecía", "La Centinela", "Al final de la escalera"
y, por poco, no de "El resplandor" (esta última data de 1980, pero es
que el cartel de "Detrás de las paredes" la homenajea de forma
inequívoca). Daniel "James
Bond" Craig y Rachel "Agora" Weisz se enamoraron rodando esta
historia de fantasmas que cuenta con un giro inesperado que lo cambia
todo. Claro que esos giros inesperados,
para que funcionen, deben estar hacia el final de la película (véase "El
sexto sentido" o "Los otros"), y revelar las cartas a mitad del
metraje sólo hace que, durante media proyección, el espectador se limite a
contemplar la acción con distanciamiento, suficiencia y bastante incredulidad. Buen trabajo de Craig y Weisz, desdibujadas
aportaciones de Naomi Watts y Elias Koteas y una dirección absolutamente
impersonal de Jim Sheridan. Vamos, que
si en los títulos de crédito no apareciera el nombre del director de "Mi
pie izquierdo", "En el nombre del padre" y "El prado",
ni Dios se daría cuenta de que el antaño reivindicativo cineasta ha claudicado
ante el totalitarismo hollywoodiense. Calificación: 6 (sobre 10).
ASESINOS DE ÉLITE


EL GATO CON BOTAS

CRIADAS Y SEÑORAS

UN MÉTODO PELIGROSO

DETRÁS DE LAS PAREDES

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