Cine actualidad/ "FUGA DE CEREBROS 2"
Carcajadas
malolientes
A menudo confundimos lo bueno con
lo populista, lo excelente con lo taquillero, lo ingenioso con lo
chabacano. "Fuga de cerebros"
(Fernando González Molina, 2009) fue un claro ejemplo de todo ello, pero su
éxito incontestable entre cierto sector juvenil ha hecho prácticamente
inevitable la realización de una secuela, que, como a veces pasa, es poco menos
que un remake. Si en la primera parte se
nos contaba cómo el joven Emilio (Mario Casas) viajaba a la prestigiosa
universidad de Oxford para seguir los pasos de su adorada Natalia (Amaia
Salamanca), acompañado por su variopinta troupe de amigos disfuncionales, en
"Fuga de cerebros 2" presenciamos cómo el hermano de Emilio, Alfonso
(Adrián Lastra), surca los mares rumbo a Harvard para no perderle la pista a la
bella Sara (Paula Prendes), naturalmente en compañía de los impresentables pero
leales colegas de su hermano.
Cualquier análisis mínimamente
serio para una película de las características de "Fuga de cerebros
2" (así como para su precursora) resultaría tan innecesario como
inútil. Hay comedias y comedias, y el
subgénero al que pertenece el film que comento no se caracteriza precisamente
por su ingenio argumental, por la riqueza lingüistica de sus diálogos o por la
elegancia de su puesta en escena. Los
precedentes, los modelos y fuentes de inspiración, están claros: "American Pie", "Resacón en
Las Vegas" y todo ese batiburrillo de films yanquis en los que los
protagonistas son un puñado de tarados a los que tan sólo les motivan el sexo,
las drogas/el alcohol y, en ocasiones, el éxito inmediato. Las características de todos estos productos
de consumo y olvido rápido son las mismas para todos: humor chabacano, cientos de palabras soeces,
abundancia de flatulencia y una visión desvergonzada de la cosa sexual. Si a todo ésto se le añaden unos actores no
sólo atractivos sino más o menos conocidos por sus participaciones en series de
televisión, tenemos un reclamo casi irresistible para según qué personas,
capaces de llenar algunas salas...
mientras que películas realmente interesantes como "La deuda",
"Un dios salvaje" o "Premonición" permanecen inéditas por
falta de público.
No hay grandes diferencias entre
las dos "Fugas de cerebros", ni siquiera teniendo en cuenta que tanto
el director como los actores protagonistas han variado. El nuevo realizador, Carlos Therón, se limita
a poner en imágenes un argumento reiterativo sin la más mínima personalidad, y
tanto el héroe (un sosísimo Adrián Lastra) como la heroína (un par de ellas en
este caso, Paula Prendes y Patricia Montero) son un cúmulo de tópicos exentos
de interés. El peso específico de la
función vuelve a recaer, cómo no, sobre los hombros de los cuatro
impresentables amiguetes, ésto es: el
ciego Chuli (Alberto Amarilla), el paralítico Ruedas (Gorka Lasalosa), el
gitano Cabra (Canco Rodríguez) y el gay reprimido Corneto (Pablo Penedo). Eso sí, el mensaje subyacente no varía, y de
alguna manera, dignifica un poco a semejante engendro: pase lo que pase, con razón o sin ella, los
amigos de verdad siempre estarán contigo, apoyándote y acompañándote donde
quiera que vayas, juntos como los dedos de una mano... y casi siempre perjudicándote más que beneficiándote,
tal es su torpeza. Pero bueno, es la
intención lo que cuenta... Al elenco
actoral se incorporan un par de nombres significativos, uno de ellos en un
papel con cierta entidad (el rapero Juan Manuel Montilla, "El
Langui"), y otro haciendo poco menos que un cameo, el antaño famoso David
Hasselhoff, que se bajó del coche fantástico y se despojó del bañador de
vigilante de la playa para abandonarse a todo tipo de excesos etílicos mientras
su hija le filmaba. Si es que "Dios
los cría...".
Sucesión de chistes de lo más
desagradable a costa de los discapacitados, los homosexuales, los gitanos, los
ancianos, los sudamericanos, los hindúes (o, mejor dicho, pakistaníes), con
guiño final a "Slumdog Millionaire", "Fuga de cerebros 2"
no defraudará a aquéllos que se desternillaron con la primera entrega, pero las
almas cándidas no totalmente desprejuiciadas harían bien en evitar afrontar un
film de estas características….
Luis Campoy
Lo mejor:
el mensaje subliminal acerca del valor de la amistad
Lo peor:
Adrián Lastra, el exceso de flatulencia
El cruce:
“American Pie” + “Porky’s” + “Los incorregibles Albóndigas” + “Slumdog
Millionaire”
Calificación: 5,5 (sobre 10)
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