Cine actualidad/ "AGUA PARA ELEFANTES"

Circo contra Depresión




"Agua para elefantes" es una de esas películas que se producen con el claro propósito de gustar. En realidad, cualquier film lo pretende, pero en éste resulta más que evidente que se pretende complacer a un sector muy amplio de la audiencia, ya sea narrativamente, temáticamente, estéticamente o utilizando como reclamo a un actor que es todo un ídolo para las teenagers.



Basada en la novela homónima de Sara Gruen, "Agua para elefantes" cuenta la historia de Jacob, un joven estudiante de Veterinaria que, justo el día en que va a examinarse para obtener el título, recibe la peor de las noticias: sus padres acaban de fallecer en un accidente automovilístico. Son los tiempos de la Gran Depresión y Jacob, huérfano y sin hogar ni trabajo, recorre sin rumbo las vías férreas sin saber qué destino tomar. La noche en que se sube como polizón al tren que transporta al Circo de los Hermanos Benzini, su vida cambiará para siempre. Una vez entre la troupe circense, Jacob no sólo se convertirá en el cuidador de los animales (especialmente de una elefanta recién adquirida), sino que se enamorará perdidamente de Marlena, la bella amazona casada con el tiránico August, el Jefe de Pista y patriarca de la compañía.



Siguiendo la tradición de célebres títulos clásicos como "El mayor espectáculo del mundo" o "Trapecio", "Agua para elefantes" vuelve a utilizar el Circo no sólo como escenario idílico y romántico, sino como metáfora de un mundo y un tiempo condenados a la extinción. Con la llegada de otras formas más modernas de entretenimiento (la radio, el cine), las grandes compañías circenses en las que los artistas más variopintos viajaban hacinados pero sintiéndose miembros de una misma familia, iniciaban un lento pero inexorable declive del que, aun en nuestros días, seguimos siendo testigos. Jacob y Marlena, con todo, creen que más allá de la carpa del Circo Benzini puede haber una posibilidad para ellos, y sin ser plenamente conscientes de las consecuencias de sus actos, provocarán una tragedia que, no obstante, les abrirá las puertas de la felicidad. El director Francis Lawrence es el improbable director del film, y digo "improbable" porque sus credenciales anteriores ("Constantine" y "Soy leyenda") no le convertían, desde mi punto de vista, en la opción más lógica para confiarle un proyecto tan alejado de los terrenos del thriller fantástico y de acción. Lawrence, con todo, contaba con un espléndido equipo técnico (desde el músico James Newton Howard hasta el director de fotografía Rodrigo Prieto, pasando por el diseñador de producción Jack Fisk), en el que se apoya cómodamente cuando no sabe qué carta dramática jugar. La contratación de Robert Pattinson (el vampírico protagonista de la saga "Crepúsculo") para dar vida a Jacob fue sin duda todo un golpe de efecto, así como la elección del siempre excelente Christoph Waltz (ganador del Oscar por "Malditos bastardos" de Tarantino) para hacer, una vez más, de villano, pero la pobre Reese Whiterspoon desequilibra el triángulo, al no poseer ni la belleza ni la clase que su personaje requería. Con una historia de amor que no resulta totalmente creíble, las secuencias de relleno son tan prescindibles como tediosas, y al final todo se queda en una aparatosa recreación de un escenario romántico y una vida bohemia en la que, con tantos medios técnicos, se echa en falta un poquito más de inspiración.



Luis Campoy



Lo mejor: la fotografía, la música, la ambientación, Christoph Waltz


Lo peor: Reese Whiterspoon


El cruce: "El fabuloso mundo del circo" + "Las uvas de la ira" + “Balada triste de trompeta”


Calificación: 7,5 (sobre 10)

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