Cine actualidad/ "ENCONTRARÁS DRAGONES"

El Santo y el traidor




Quien quiera que acuda a ver "Encontrarás dragones" pensando que es una versión adulta de "Cómo entrenar a tu dragón", "Eragon" o "Dragonheart", se llevará un chasco de los que hacen época. Porque los "dragones" a los que alude el título no son criaturas mitológicas de esas que vuelan y escupen fuego por la boca, sino enemigos invisibles del alma tales como los celos, el odio, la cobardía y la traición.



"Encontrarás dragones" es una biografía bastante sesgada del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer, que arranca en los años 70 del pasado siglo y partir de ahí, mediante larguísimos flashbacks, nos cuenta la historia tanto de éste como de su amigo/enemigo Manolo, cuyo hijo, escritor, será quien lleve a cabo una ardua investigación periodística cuyos resultados le sorprenderán...



Para empezar, hay que recordar que el director a cargo de "Encontrarás dragones", Roland Joffé, es un veterano que en los ochenta se hizo relativamente popular con "Los gritos del silencio" y, sobre todo, con la famosa y épica "La Misión", protagonizada por Robert De Niro y Jeremy Irons y que es recordada, principalmente, por la hermosa partitura de Ennio Morricone. La carrera posterior de Joffé ("Creadores de sombras", "La letra escarlata", "La ciudad de la alegría"...) nunca ha estado a la altura de aquellos dos títulos, y, sinceramente, me parecía poco probable que pudiera reivindicarse con un film como el que hoy estoy comentando. Me equivocaba, al menos parcialmente.



Tras unos primeros minutos que hacen presagiar lo peor (el arranque en Roma y el viaje del periodista a un Madrid digitalizado), las secuencias que narran la infancia de Josemaría y Manolo coquetean peligrosamente con ese ridículo que inspira cualquier producción supuestamente ambientada en España pero que en realidad se ha reconstruído al modo y manera en el que los anglosajones nos tienen estereotipados, es decir, mismamente como mexicanos que viven en un México con algún toque europeo y mucha, mucha miseria e incultura. Por fortuna, conforme va avanzando la narración (ésto es, a medida que nos vamos acercando a la Guerra Civil, que ocupa más de la mitad del metraje), la ambientación va mejorando en todos los sentidos. Las canciones de la época ("Ay, Carmela", "Coplas de la defensa de Madrid", "La Internacional") contribuyen a crear un clima sonoro reconocible, y es evidente que Joffe y su director de fotografía se han estudiado a fondo las fotografías tomadas por el gran Robert Capa y en las que quedó inmortalizada la barbarie y sinrazón de la guerra... de cualquier guerra.



Con todo, lisonjear arbitrariamente a "Encontrarás dragones" no dejaría de ser un ejercicio de subjetivismo imperdonable. Porque, si bien es cierto que son bastantes los aciertos, los errores son también evidentes. Para empezar, la estructura misma del relato principal, que bascula sobre dos puntos de vista contrapuestos, el del beatífico Josemaría y el del descreído y traidor Manolo, se resiente en no pocos momentos a causa del trabajo de los actores. Charlie Cox, que está a cargo del rol del protagonista, hace lo que puede pero su repertorio se limita a sonrisas benevolentes y poco más. Por su parte, Wes Bentley, eterna promesa perpetuamente frustrada ("American beauty", "El motorista fantasma") desequilibra la balanza por su preocupante inexpresividad: siempre pone la misma cara, ya sienta amor, odio, celos o remordimientos, y éso no se le puede consentir a un actor de su talla. Curioso es el pintoresco reparto que Joffé ha recopilado para su aventura: españoles como Unax Ugalde, Ana Torrent, Jordi Mollá o la "nacionalizada" Geraldine Chaplin, y estrellas internacionales como Olga Kurylenko ("007 Quantum of Solace"), Rodrigo Santoro ("300"), Dougray Scott ("Misión: Imposible 2") o el mismísimo Derek Jacobi ("Yo, Claudio"), todos ellos contratados para dar lustre a una producción que, admitámoslo, pretende lavar la imagen del Opus Dei tras películas tan "ofensivas" como "El Código DaVinci o "Camino". De hecho, las peculiaridades de la rígida disciplina que caracteriza al Opus son pasadas por alto u omitidas la mayoría de las veces, como esa escena en la que Josemaría se flagela pero la cámara prefiere mirar para otro lado. Quizás los productores tienen pensado continuar la trama en una futura propuesta en la que tengan menos peso las hazañas bélicas y más la psicología, la perseverancia y la capacidad de convicción de un hombre que llegó a ser Santo.



Luis Campoy



Lo mejor: la reconstrucción de la Guerra Civil española


Lo peor: Wes Bentley, un hombre pegado a unos ojos que no sabe cómo utilizar


El cruce: "Ay, Carmela" + "Balada triste de trompeta" + "¿Por quién doblan las campanas?" + "Las sandalias del pescador"


Calificación: 7,5 (sobre 10)

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