Cine actualidad/ "UNA EDUCACIÓN"

Educándose en la escuela de la vida




Inglaterra, 1962. Jenny tiene 16 años y vive con sus padres. Muy madura e inteligente para su edad, la joven aspira a ingresar en la prestigiosa Universidad de Oxford una vez concluya la escuela secundaria, pero en su camino se cruza un hombre atractivo y carismático que le hará replantearse si lo que realmente necesita es una educación universitaria...



Del director de "Una educación", Lone Scherfig, confieso que no había oído hablar jamás de los jamases, pero prometo seguirle la pista a partir de ahora. Esta estupenda película, desde luego, reúne en sí misma tantos y tantos méritos y alicientes que merece ser analizada con detenimiento. Para empezar, hay que aludir al competente guión que firma el prestigioso Nick Hornby ("Alta fidelidad" y “Un niño grande”), en el que no sólo se retrata con bastante cinismo y agudeza la sociedad británica de los años previos al '68, sino que se realiza un sublime estudio de la protagonista, cuya precocidad y desparpajo a punto están de conducirla a un callejón sin salida del que sólo a ultimísima hora podrá retornar. Fascinada por los oropeles de una vida de lujo y diversión que tan sólo había intuído hasta entonces, Jenny apenas puede esperar a cumplir los diecisiete años para entregarse en alma y cuerpo a un seductor capaz de conquistarla tanto a ella como a sus padres, con el consiguiente disgusto de sus profesoras, que le advierten de los peligros de abandonar sus estudios en aras de un sueño que podría devenir en pesadilla.



La fascinante puesta en escena de Lone Scherfig te atrapa desde el mismo inicio y te hace transportarte a una Inglaterra a punto de exportar a los Beatles y a los Who, pero en la que los jóvenes con inquietudes contestatarias preferían refugiarse en la música francesa de Juliette Greco. Todos sabemos de las rígidas costumbres heredadas de la época victoriana, pero pocas veces se ha narrado con tanta claridad la hipocresía de una clase media que mima y sobreprotege a sus hijas y está dispuesta a sacrificarse para enviarlas a la mejor Universidad... siempre y cuando no aparezca primero un tipo adinerado capaz de hacer sus burguesas vidas más fáciles y amenas.



La joven Carey Mulligan (25 años en la realidad) encarna a la protagonista con un tacto y una vehemencia asombrosos, en una interpretación excelente que se aleja (afortunadamente) del tópico recurrente de la "lolita", pues en ningún caso es ella la que seduce o provoca al hombre, sino que más bien es víctima de los engaños de éste; Mulligan estuvo nominada al Oscar y ya se ha hablado de ella para un posible remake de "My fair lady". Peter Sarsgaard (39 años) interpreta a David, un asaltacunas que hasta bien entrado el metraje parece tener las mejores intenciones posibles, pero que esconde un secreto que lo cambiará todo. El gran Alfred Molina es el padre de Jenny, la incansable Olivia Williams (a la que acabamos de ver en “El escritor”) encarna a una profesora y la no menos virtuosa Emma Thompson da vida, en tan sólo dos contundentes secuencias, a la directora del colegio donde estudia la protagonista.



En esta exquisita película irreprochablemente ambientada, tanto por lo que respecta a los escenarios urbanos y rurales de una Inglaterra de sobras conocida como a esas imágenes folklóricas de un París de postal y Chanel, hubo, sin embargo, algunos detalles que me chocaron y me apetece comentar. Para empezar y ya en la primerísima secuencia, la cámara nos presenta un plano cenital de la protagonista escuchando a su admirada Juliette Greco, tumbada en la cama junto a varios discos tan pulcramente dispuestos que parecen presagiar un espectáculo de artificiosidad que afortunadamente se queda en falsa alarma. Por otra parte, el despertar sexual de Jenny, un personaje tan exquisitamente descrito e interpretado, se pasa de largo como no confiriéndole ninguna importancia, como si el director hubiera temido afrontar las consecuencias de una improbable censura; no me refiero, naturalmente, a ilustrar el primer coito de un modo obsceno o morboso, sino a haber reflejado las emociones previas de una adolescente tan sensible y culta como virginal. Finalmente, el film avanza en los últimos veinte minutos de un modo un tanto errático, pasando de la ilusión al desencanto, de éste a la frustración y, sin solución de continuidad, de ésta a una esperanza que se antoja demasiado utópica.



En cualquier caso, "Una educación" es una muy agradable sorpresa, tanto por su muy acertado retrato de una sociedad temerosa de revelar las múltiples hipocresías de su apariencia, como, sobre todo, por el descubrimiento de una pequeña gran actriz que a buen seguro dará mucho de qué hablar.



Luis Campoy



Lo mejor: Carey Mulligan; el vestuario y la ambientación; la primera media hora, simplemente deliciosa


Lo peor: el poco creíble y felicísimo final


El cruce: "Quadrophenia" + "Syd & Nancy" + "El nido"


Calificación: 9 (sobre 10)

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