Cine actualidad/ "EL HOMBRE LOBO"
Aullidos en la campiña inglesa
Para mejor afrontar esta nueva aproximación al mito del Licántropo, hace unos días volví a ver la entrañable "Un hombre lobo americano en Londres" de John Landis, una de esas pocas películas que supieron combinar a la perfección el terror y el humor, el drama y la comedia. Naturalmente, yo intuía que en "El Hombre Lobo", remake del clásico de Lon Chaney que ahora protagoniza el puertorriqueño Benicio del Toro, no iba a encontrar demasiados motivos para la carcajada, pero, mira por dónde, donde menos te lo esperas, surge la sorpresa. A diferencia del ya clásico film de Landis, el moderno hombre lobo ya no viste vaqueros y camiseta sino que se enfunda ropajes victorianos, pues la acción se traslada a una época pretérita en la que un célebre actor shakesperiano, Lawrence Talbot (Del Toro) regresa al cottage familiar para atender la llamada de su cuñada (Emily Blunt), que le revela que su hermano, con quien iba a casarse en breve, ha fallecido en circunstancias más bien violentas. Una vez en la enorme pero algo tétrica Talbot Hall, el protagonista se reencuentra con su padre (Anthony Hopkins), y entre los recelos de éste y las supersticiones de los gitanos de un campamento próximo, se verá sumido en una espiral de horror de la que ya no podrá salir...
Lo que más llama la atención de "El Hombre Lobo" es su apariencia formal, británica y clásica a más no poder, algo insólito tratándose de un director norteamericano como Joe Johnston. Claro que Johnston, director de "Jumanji" y "Parque Jurásico 3", se limita a utilizar la forma para orquestar un despliegue técnico bastante aparente en los campos del diseño de producción y el vestuario, pero parece que se le da mucho peor la dirección de actores. ¿No se dio cuenta de que Benicio del Toro se limita a poner cara de estreñido, y que Anthony Hopkins, con esos ojillos de bueno que tiene, difícilmente resulta creíble como diabólico patriarca de Villalobos? Hopkins compuso un villano con el que pasará a la historia, el doctor Hannibal Lecter de "El Silencio de los Corderos", pero, para hacer pasar por siniestro a un hombre con la cachaza y la campechanía del actor galés, hay que ser mucho mejor director de lo que Joe Johnston puede llegar a ser. Con todo, hay en "El Hombre Lobo" muchos alicientes para que a un aficionado al género terrorífico se le pongan los colmillos largos. De hecho, gracias a la espléndida fotografía, el magnífico sonido y la voluptuosa partitura de Danny Elfman, el film te atrapa durante gran parte del metraje, con secuencias tan dignamente resueltas como la del ataque nocturno en el campamento gitano, pero ¡ay!, llega el final y, cuando uno piensa que el buen sabor de boca le va a durar hasta que se enciendan las luces, Johnston nos regala una irrisoria e hilarante pelea que cuesta creer que Hopkins y Del Toro se prestasen a rodar; se vé que ambos estaban necesitados de dólares contantes y sonantes... Lo cierto es que, cuando en una película que pretendía ser "seria" y "dramática", sus responsables pretenden convencernos de que un viejo y su hijo cuarentón se metamorfosean en lobos feroces hiperpeludos y vociferantes que se reparten hostias a tutiplén, lo que consiguen es que el espectador sonría para sus adentros (cuando no se ría carcajadas), indigno colofón para un producto que parecía aspirar a algo más. Ah, los efectos de maquillaje vuelve a realizarlos el veteranísimo e incombustible Rick Baker, autor de los de "Aullidos" y la citada "Un hombre lobo americano en Londres", pero, al menos en mi opinión, ni siquiera los avances tecnológicos ni los retoques cibernéticos logran mejorar los legendarios resultados de aquellas películas que sí consiguieron dejarnos con la boca abierta.
Luis Campoy
Lo mejor: la música de Danny Elfman, la ambientación y el sonido
Lo peor: la ridícula lucha final entre los dos licántropos
El cruce: "El Hombre Lobo" (Lon Chaney) + "Un hombre lobo americano en Londres" + “Sleepy Hollow”
Calificación: 6,5 (sobre 10)
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