Lo lógico sería que, puestos a encomendarse a alguien, la Selección Turca de Fútbol escogiese al liberador Ataturk como icono y como ejemplo. Sin embargo, los futbolistas otomanos han preferido invocar la figura del héroe escocés William Wallace, más conocido como “Braveheart” (“Corazón valiente”), al que popularizó en cine el actor y director Mel Gibson en una película multioscarizada. Esto de los turcos excede un poco el ámbito estrictamente deportivo, ya que no piden venganza solamente por la derrota (1-0) que les infligió el combinado español el pasado sábado en el partido de ida disputado en el estadio Santiago Bernabeu, sino por un asunto mucho más… patriótico. Resulta que, durante la interpretación del himno nacional de Turquía, los aficionados españoles cometieron la vil afrenta de silbarlo y abuchearlo, cosa que, con toda lógica, ha herido a los turcos en lo más hondo de su alma. La falta de deportividad que se vive en el mundo del deporte me preocupa. Primero, se empezó con que los hinchas del equipo local silbaban a los jugadores del conjunto visitante cada vez que éstos tocaban la pelota. Más recientemente, se ha llegado al extremo, bochornoso, denunciado por los otomanos. ¿Qué impulsa a todo un estadio, o, en cualquier caso, a un nutrido grupo de aficionados de una nacionalidad anfitriona, a faltar así al respeto a los deportistas que vienen a visitarles para disputar, en buena lid, un simple encuentro de fútbol?. Francamente, no lo entiendo. ¿Será algún tipo de trauma psicológico originado por el hecho de que nuestro himno propio carece de letra y los que se atreven a entonar ese cutrerío alternativo del “Lo, lo, lo, lo / Lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo / Lo, lo, lo, lo, lo….” parecen mismamente un hatajo de neandertales?. El hecho es que la Federación turca se ha sentido cruelmente vilipendiada y, para contrarrestar la ofensa acaecida en territorio español, el himno otomano sonará esta noche CUATRO veces, tres antes de que los jugadores salten al campo y la cuarta con los futbolistas ya cantándolo o tarareándolo. Lo de Braveheart ha sido una idea que se le ha ocurrido al seleccionador Fatih Terim para motivar a sus pupilos (entre los que, por cierto, destaca el jugador Nihat, que milita en el club hispano Villarreal), aludiendo al hecho histórico de que España, a pesar de ser la vigente campeona de Europa, nunca ha logrado ganar en Turquía. Teniendo en cuenta el carisma pendenciero del caudillo escocés al que encarnó Mel Gibson, no sé yo si nuestros chicos podrán tener muchas posibilidades de éxito. Tendremos sobre el campo a Fernando Torres “The Kid” y a “Casanova” Dani Güiza (perseguido día y noche por la prensa rosa desde que sus “ex” Nuria Bermúdez y Rocío Aranda le pusieran a caldo en “¿Dónde estás, corazón?”), pero, ante la sensible ausencia del “Jinete Pálido” Iniesta y de “Tiburón” Puyol, no nos quedará otro remedio que confiar en la intuición y el saber hacer de “Humphrey Bogart” Xavi, el cerebro y director de la orquesta rojiazul. A ver qué hacen esta noche los muchachos de Vicente del Bosque, que, por cierto, es conocido por su parecido con “Don Pantuflo”, el padre de los gemelos Zipi y Zape.
Lo lógico sería que, puestos a encomendarse a alguien, la Selección Turca de Fútbol escogiese al liberador Ataturk como icono y como ejemplo. Sin embargo, los futbolistas otomanos han preferido invocar la figura del héroe escocés William Wallace, más conocido como “Braveheart” (“Corazón valiente”), al que popularizó en cine el actor y director Mel Gibson en una película multioscarizada. Esto de los turcos excede un poco el ámbito estrictamente deportivo, ya que no piden venganza solamente por la derrota (1-0) que les infligió el combinado español el pasado sábado en el partido de ida disputado en el estadio Santiago Bernabeu, sino por un asunto mucho más… patriótico. Resulta que, durante la interpretación del himno nacional de Turquía, los aficionados españoles cometieron la vil afrenta de silbarlo y abuchearlo, cosa que, con toda lógica, ha herido a los turcos en lo más hondo de su alma. La falta de deportividad que se vive en el mundo del deporte me preocupa. Primero, se empezó con que los hinchas del equipo local silbaban a los jugadores del conjunto visitante cada vez que éstos tocaban la pelota. Más recientemente, se ha llegado al extremo, bochornoso, denunciado por los otomanos. ¿Qué impulsa a todo un estadio, o, en cualquier caso, a un nutrido grupo de aficionados de una nacionalidad anfitriona, a faltar así al respeto a los deportistas que vienen a visitarles para disputar, en buena lid, un simple encuentro de fútbol?. Francamente, no lo entiendo. ¿Será algún tipo de trauma psicológico originado por el hecho de que nuestro himno propio carece de letra y los que se atreven a entonar ese cutrerío alternativo del “Lo, lo, lo, lo / Lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo / Lo, lo, lo, lo, lo….” parecen mismamente un hatajo de neandertales?. El hecho es que la Federación turca se ha sentido cruelmente vilipendiada y, para contrarrestar la ofensa acaecida en territorio español, el himno otomano sonará esta noche CUATRO veces, tres antes de que los jugadores salten al campo y la cuarta con los futbolistas ya cantándolo o tarareándolo. Lo de Braveheart ha sido una idea que se le ha ocurrido al seleccionador Fatih Terim para motivar a sus pupilos (entre los que, por cierto, destaca el jugador Nihat, que milita en el club hispano Villarreal), aludiendo al hecho histórico de que España, a pesar de ser la vigente campeona de Europa, nunca ha logrado ganar en Turquía. Teniendo en cuenta el carisma pendenciero del caudillo escocés al que encarnó Mel Gibson, no sé yo si nuestros chicos podrán tener muchas posibilidades de éxito. Tendremos sobre el campo a Fernando Torres “The Kid” y a “Casanova” Dani Güiza (perseguido día y noche por la prensa rosa desde que sus “ex” Nuria Bermúdez y Rocío Aranda le pusieran a caldo en “¿Dónde estás, corazón?”), pero, ante la sensible ausencia del “Jinete Pálido” Iniesta y de “Tiburón” Puyol, no nos quedará otro remedio que confiar en la intuición y el saber hacer de “Humphrey Bogart” Xavi, el cerebro y director de la orquesta rojiazul. A ver qué hacen esta noche los muchachos de Vicente del Bosque, que, por cierto, es conocido por su parecido con “Don Pantuflo”, el padre de los gemelos Zipi y Zape.
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