Goles son amores...


Hacía semanas que no hablaba del Barça, más que un club… el club de mis amores. Y lo amo (hombre, tanto como un ser humano puede amar a una entidad o institución cuya actividad, bien ejecutada, le hace feliz), incluso a pesar de su actual estado de incertidumbre, incertidumbre que, para mí, no resolvió la goleada (3-1) de anoche frente al Sporting de Lisboa. De hecho, me gustó bastante más el juego del equipo el pasado sábado contra el Racing de Santander, incluso durante una primera mitad en la que Pedrito (por favor, léase “Pedro”), Busquets y Hleb pasaron por encima de Henry, Iniesta y Messi. Sí, aquella noche sabatina (que no sabática) vibré como hacía tiempo (meses) que no vibraba, y sólo me entristeció la muy preocupante falta de pegada de los azulgrana. Johan Cruyff, el gurú metomentodo, piensa más o menos como yo, aunque va algo más lejos, ya que afirma que el equipo hacía años y años que no jugaba tan bien. Venga, Johan, no exageremos, que tampoco es para tanto (parece como si este tío fuese amigo íntimo de Laporta, como si hubiese sido mentor de Guardiola cuando éste era jugador… y, ahora que lo pienso, realmente es amigo personal del Presidente, y realmente fue él quien entrenaba a Pep en el Dream Team… qué cosas). Como ya sucediera en la pretemporada, se vieron destellos de un fútbol precioso y preciosista, pero, a diferencia de lo que caracterizó a aquellas semanas de julio y agosto, la guinda, los goles, brillaron por su ausencia. ¿Y qué pasa con los goles? Yo no lo entiendo, o no lo quiero entender. Mirad lo de anoche: primer gol, Márquez, un defensa; segundo gol, Eto’o, un delantero… pero de penalty; y tercer gol, Xavi, un centrocampista. Que quienes tengan que asumir la tarea de taladrar la portería contraria sean los medios y los defensores y que los atacantes natos tan sólo sean capaces de meter un gol a balón parado, y con la facilidad de no tener a jugadores enemigos por en medio, son pésimas noticias para un club como el Barcelona. Porque sí, Henry ha sido o fue uno de los mejores jugadores de Europa, pero parece que la suerte le sonríe tan sólo cuando viste la camiseta de su selección; Eto’o se deja la piel en cada partido, corriendo como un antílope campo arriba, campo abajo… pero sólo es capaz de marcar si es de penalty; Messi dribla de lo lindo y se regatea hasta a los banderines de córner, pero hace siglos que no transforma él mismo las ocasiones que genera; y Alves, Iniesta, Bojan o el mismo Pedro(-ito) demuestran, siempre que juegan, su incontestable calidad, pero, si no llega Super Xavi desde atrás para sentenciar, otro gallo nos cantaría. Hay que fichar, Laporta, Pep y Txiki; en el mercado de invierno hay que rascarse la faltriquera y traerse a algún elemento con garantías de hacer goles, ya sea foráneos como Huntelaar, Adebayor o Drogba, o, preferentemente, “nacionales” como Güiza (por muy mal que me caiga éste), Villa o Agüero. Joder, el Kun sí que sería un lujo para nuestra delantera, y una garantía que no ofrecen los que tenemos ahora. Lo digo en serio, por muchos tantos que cosechen quienes tienen como obligación crear el juego propio o destruir el ajeno, NECESITAMOS, como agua de mayo, individuos que materialicen goles, y no los necesitamos en Mayo… sino ya, entre Diciembre y Enero, tan pronto como se abra el providencial Mercado de Invierno.

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