Que ETA no condicione nuestro voto


Tenía la secreta convicción de que algo así podía ocurrir…. y probablemente no era el único. Nuevamente, cuatro años después, un cobarde atentado terrorista precipita el final de la campaña electoral. No habrá mítines fin de fiesta, no habrá jornada de reflexión presidida por el sosiego. Un pistolero de ETA ha segado, a traición y por la espalda, la vida de Isaías Carrasco, un militante socialista que llegó a concejal en la anterior legislatura pero que en la actualidad ya no llevaba escolta. El suceso ocurría en la localidad vasca de Mondragón, pero podía haber sucedido en cualquier otra parte de España. Apenas puedo imaginar el horror que habrán experimentado la esposa y la hija de Isaías, que estaban junto a él en el momento en que el asesino ha consumado su crimen. Apenas puedo concebir que alguien que se cree merecedor de la condición de ser humano se atreva a planificar, perpetrar, justificar o apoyar algo tan monstruoso. Qué lejos hemos ido las personas si alguna vez alguien creyó que la muerte tenía más poder de convicción que el razonamiento y la palabra. Pero lo peor aún puede estar por venir. Creo que es evidente que lo sucedido hoy puede influir mucho más que los dos debates televisivos en el voto de los indecisos. Y ¿de qué manera?. Yo veo dos posibilidades, a cual más oprobiosa: una, que alguien pueda pensar que la “hazaña” de ETA haya surgido como consecuencia de las frustradas negociaciones de Zapatero y el PSOE con la banda armada, por lo que, en consecuencia, hay que castigar al actual gobierno votando al PP, que siempre ha estado opuesto a la negociación; dos, que la vinculación del asesinado al Partido Socialista (y no al Partido Popular) pueda dar que pensar que es falso que se haya estado dialogando con los terroristas hasta última hora, luego Rajoy habría mentido y provocado un desgaste deshonesto de su rival político, por lo que se merece, como castigo, que el voto se tiña de rojo socialista. Yo sólo sé que mi voto estaba decidido de antemano y que una pistola o una bomba nunca explotarán lo bastante fuerte como para que lo cambie. Y espero que todos, aunque sólo sea en esto, penséis igual que yo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Valoro este artículo, supongo que escrito desde el idealismo, pero creo que es innecesario. No me parece que nadie esté dispuesto a plegarse ante los dictados de los violentos, y menos fuera del País Vasco. En fin, no está mal lo que planteas, te seguiré leyendo.

Entradas populares de este blog

Banda Sonora: "PIRATAS DEL CARIBE, La Maldición de la Perla Negra"

Recordando a... Supertramp

La historia de Village People