Cine/ MONSTRUOSO
El 11-S, Godzilla y la Bruja de Blair
No puedo evitarlo, me resulta irresistible, es monstruosamente superior a mis fuerzas. Tengo que declararlo públicamente y a los cuatro vientos: "Monstruoso" es un Gran Hermano rodado por la Bruja de Blair y con los integristas de Al-Qaeda disfrazados de hijo bastardo de Godzilla.
"Monstruoso" ("Cloverfield" en el título original) ha bebido impúdicamente de las mismas fuentes que la citada "El Proyecto de la Bruja de Blair". Por un lado, su estrategia publicitaria es la misma que la utilizada por Daniel Myrick y Eduardo Sánchez para su "terrorífica" película (y copiada después en "Serpientes en el avión"): en lugar de costosísimas campañas de millones de dólares, se crea a través de Internet una expectativa creciente que hace que los posibles fans se interesen masivamente por un producto del que se sienten receptores naturales. Por otra parte, todo el metraje de la cinta ha sido rodado, supuestamente, por auténticos operadores aficionados, mediante mini cámaras de video o las integradas en sus teléfonos móviles, con lo que se sacrifica el arte en aras del “realismo”. Finalmente, tanto en uno como en otro caso, ninguno de los actores son conocidos, por lo que el espectador no tiene la sensación de que estén “actuando” y se potencia la impresión de que, efectivamente, se trata de ciudadanos anónimos a los que una tragedia monstruosa les ha pillado en medio.
Asimismo, la imagen más difundida de “Monstruoso” (la famosísima Estatua de la Libertad decapitada, y su enorme cabeza rodando por las calles) enlaza directamente con aquel suceso trágico e inolvidable que cambió, en más de una manera, el devenir de la Humanidad: el 11-S. Si en aquella ocasión fueron dos aviones controlados por terroristas quienes mutilaron el orgullo y el paisaje inconfundible de la Gran Manzana (destruyendo las archipopulares Torres Gemelas del World Trade Center), ahora es otro “terrorista” (un ente que provoca el terror) quien asola la ciudad de modo dantesco, privándola de uno de sus símbolos más reconocibles. Lo de que el bicho en cuestión sea o no semejante a Godzilla (el enorme lagarto mutante sustraído de la mitología nipona) no es sino una anécdota argumental, reforzada por el hecho de que uno de los protagonistas está a punto de viajar precisamente a Japón, pero bien podría haberse tratado de una oveja hiperdesarrollada o de un oso panda gargantuesco, por no hablar de un chimpancé venido a más (¿os suena de algo este último supuesto?).
“Cloverfield” vendría a significar “Campo de tréboles”, y se supone que es el nombre clave con el que el Ejército bautizó el incidente que asoló la antaño orgullosa metrópoli neoyorquina, y que se ha podido reconstruir parcialmente en base a las grabaciones realizadas por algunas de las víctimas. Lo del “Monstruoso” español se ha sacado de alguno de sus primeros slogans publicitarios, y, de por sí, resulta demasiado revelador para un film que ha tratado de mantener el suspense a raya (al menos para el gran público), ya que en las imágenes difundidas por la productora no se mostraba la existencia de la criatura en cuestión, cuyo aspecto y naturaleza han sido un misterio hasta el último momento. Los actores que pululan por el film (Michael Stahl-David, Mike Vogel, Lizzy Kaplan, Jessica Lucas, Odette Yustman), son, como dije antes, sumamente conocidos, aunque sólo en su casa a la hora de comer, y el director (Matt Reeves) tampoco puede decirse que sea un fenómeno de popularidad. Por eso, cabe admirarse del enorme poder que se ha dejado en manos del productor del evento, J.J. Abrams, creador de la serie “Perdidos” y que ahora está filmando el nuevo “Star Trek”. Abrams ha sido la auténtica “alma mater” de “Monstruoso” (cuentan que concibió la idea durante un viaje a Japón en el que vio que todas las tiendas estaban atestadas de muñecos de Godzilla), como también parece que lo será de su secuela, que, una vez visto el importante éxito en taquilla de esta primera entrega, ya ha sido anunciada por los dirigentes de Universal Pictures. Por lo que a mí respecta, ví la película el día del estreno, acompañado por mi hijo (a quien alguien debería nombrar, ya mismo, embajador en España del kaiju-eiga o cine de monstruos gigantes japoneses) y a los dos nos pareció bastante decepcionante. Sí, la tensión logra ponerte algo nervioso en algunos momentos e incluso alguno de los actores logra cuajar una correcta interpretación, pero uno se ha criado admirando “Casablanca” y “El Padrino” y éso de que absolutamente ningún plano esté quieto y bien centrado acaba por desquiciar la paciencia de cualquiera. Ya me sucedió lo mismo en “El Proyecto de la Bruja de Blair”, y es que, donde esté una buena película de suspense o terror cuyo impacto se base en la composición, la planificación y la fotografía, que se quiten los “docudramas” rodados al estilo amateur.
Luis Campoy
"Monstruoso" ("Cloverfield" en el título original) ha bebido impúdicamente de las mismas fuentes que la citada "El Proyecto de la Bruja de Blair". Por un lado, su estrategia publicitaria es la misma que la utilizada por Daniel Myrick y Eduardo Sánchez para su "terrorífica" película (y copiada después en "Serpientes en el avión"): en lugar de costosísimas campañas de millones de dólares, se crea a través de Internet una expectativa creciente que hace que los posibles fans se interesen masivamente por un producto del que se sienten receptores naturales. Por otra parte, todo el metraje de la cinta ha sido rodado, supuestamente, por auténticos operadores aficionados, mediante mini cámaras de video o las integradas en sus teléfonos móviles, con lo que se sacrifica el arte en aras del “realismo”. Finalmente, tanto en uno como en otro caso, ninguno de los actores son conocidos, por lo que el espectador no tiene la sensación de que estén “actuando” y se potencia la impresión de que, efectivamente, se trata de ciudadanos anónimos a los que una tragedia monstruosa les ha pillado en medio.
Asimismo, la imagen más difundida de “Monstruoso” (la famosísima Estatua de la Libertad decapitada, y su enorme cabeza rodando por las calles) enlaza directamente con aquel suceso trágico e inolvidable que cambió, en más de una manera, el devenir de la Humanidad: el 11-S. Si en aquella ocasión fueron dos aviones controlados por terroristas quienes mutilaron el orgullo y el paisaje inconfundible de la Gran Manzana (destruyendo las archipopulares Torres Gemelas del World Trade Center), ahora es otro “terrorista” (un ente que provoca el terror) quien asola la ciudad de modo dantesco, privándola de uno de sus símbolos más reconocibles. Lo de que el bicho en cuestión sea o no semejante a Godzilla (el enorme lagarto mutante sustraído de la mitología nipona) no es sino una anécdota argumental, reforzada por el hecho de que uno de los protagonistas está a punto de viajar precisamente a Japón, pero bien podría haberse tratado de una oveja hiperdesarrollada o de un oso panda gargantuesco, por no hablar de un chimpancé venido a más (¿os suena de algo este último supuesto?).
“Cloverfield” vendría a significar “Campo de tréboles”, y se supone que es el nombre clave con el que el Ejército bautizó el incidente que asoló la antaño orgullosa metrópoli neoyorquina, y que se ha podido reconstruir parcialmente en base a las grabaciones realizadas por algunas de las víctimas. Lo del “Monstruoso” español se ha sacado de alguno de sus primeros slogans publicitarios, y, de por sí, resulta demasiado revelador para un film que ha tratado de mantener el suspense a raya (al menos para el gran público), ya que en las imágenes difundidas por la productora no se mostraba la existencia de la criatura en cuestión, cuyo aspecto y naturaleza han sido un misterio hasta el último momento. Los actores que pululan por el film (Michael Stahl-David, Mike Vogel, Lizzy Kaplan, Jessica Lucas, Odette Yustman), son, como dije antes, sumamente conocidos, aunque sólo en su casa a la hora de comer, y el director (Matt Reeves) tampoco puede decirse que sea un fenómeno de popularidad. Por eso, cabe admirarse del enorme poder que se ha dejado en manos del productor del evento, J.J. Abrams, creador de la serie “Perdidos” y que ahora está filmando el nuevo “Star Trek”. Abrams ha sido la auténtica “alma mater” de “Monstruoso” (cuentan que concibió la idea durante un viaje a Japón en el que vio que todas las tiendas estaban atestadas de muñecos de Godzilla), como también parece que lo será de su secuela, que, una vez visto el importante éxito en taquilla de esta primera entrega, ya ha sido anunciada por los dirigentes de Universal Pictures. Por lo que a mí respecta, ví la película el día del estreno, acompañado por mi hijo (a quien alguien debería nombrar, ya mismo, embajador en España del kaiju-eiga o cine de monstruos gigantes japoneses) y a los dos nos pareció bastante decepcionante. Sí, la tensión logra ponerte algo nervioso en algunos momentos e incluso alguno de los actores logra cuajar una correcta interpretación, pero uno se ha criado admirando “Casablanca” y “El Padrino” y éso de que absolutamente ningún plano esté quieto y bien centrado acaba por desquiciar la paciencia de cualquiera. Ya me sucedió lo mismo en “El Proyecto de la Bruja de Blair”, y es que, donde esté una buena película de suspense o terror cuyo impacto se base en la composición, la planificación y la fotografía, que se quiten los “docudramas” rodados al estilo amateur.
Luis Campoy
Lo mejor: la tensión creciente y, sobre todo, la destrucción de la Estatua de la Libertad
Lo peor: los diálogos son estúpidos, los personajes parecen descartes de "Gran Hermano" y la cámara no para quieta ni un momento
El cruce: "Godzilla" + "El Proyecto de la Bruja de Blair" + el 11-S
Calificación: 7 (sobre 10)
Comentarios
De hecho, quise salir de la sala, pero mi novia de entonces no me dejó. Le puso la vergüenza... Y a mí el sopor.
En el caso de 'Monstruoso', como en el trailer no se identifica a la criatura en ningún momento, pensé que sería una especia de remake de una película cuyo nombre no recuerdo (construían una habitación-trampa donde el 'bicho' entraba a poseer a una de las protagonistas).
Aquella peli me gustó, esa creo que me la voy a perdonar. Ya me contará que le pareció 'Los Crímenes de Oxford'.