Cine actualidad/ "NO HABLES CON EXTRAÑOS"
No te fíes de desconocidos
Un matrimonio norteamericano que reside, a su pesar, en
Inglaterra, se va unos días de vacaciones a Italia. Durante su periplo italiano entabla amistad
con una familia inglesa que, al volver todos a sus vidas cotidianas, les invitan
a pasar un fin de semana a su casa de campo a pocos kilómetros de Londres. No tardarán mucho en darse cuenta de que sus
nuevos amigos no son exactamente como se los habían imaginado… “No
hables con extraños”, la película que nos ocupa en el día de hoy, es el
remake norteamericano de “Gaesterne”
(más conocido por su título inglés “Speak
No Evil”), un film danés de hace apenas dos años. Bien conocida es la voracidad del cine de
Hollywood por fagocitar cuantas producciones extranjeras puedan servirles para desarrollar
sus versiones alternativas, que, como es sabido, tendrán más recorrido y
resultarán más comerciales que las originales simplemente porque son
norteamericanas y cuentan con más medios y actores más populares. El principal reclamo de “No hables con extraños” es James
McAvoy, que ya tiene 45 años y al que conocemos por haber interpretado la
versión joven del Profesor Xavier de los X-Men y, sobre todo, por su
extraordinaria composición en “Múltiple”,
en la que interpretaba a la perfección a las 23 personalidades de un enfermo
mental. Precisamente de este último
papel parece haber tomado McAvoy algunos rasgos de su inquietante “Paddy” de “No hables con extraños”, que en el
transcurso del metraje va dejando poco a poco de ser ese colega campechano y
extrovertido que cautiva a los teóricos protagonistas, y digo teóricos porque
la interpretación de McAvoy es, sin duda, lo mejor de la cinta.
Puede que “No hables
con extraños” no sea exactamente original en su planteamiento, pero me
sorprendió por lo bien llevada que está, en gran parte debido al buen hacer de
los otros intérpretes, entre los que cabe destacar a Mackenzie Davies y Scott McNairy. En cualquier caso, una película como ésta
debe hacernos reflexionar porque no sólo se trata de criminalizar los
comportamientos psicopáticos de los villanos, sino de alertarnos ante los
peligros de ser demasiado políticamente correctos, de pecar de excesivamente
comprensivos para no decepcionar a los demás, de no saber decir “no” a
tiempo. Enseñanza ésta que no debería
caer en saco roto en estos tiempos de creciente wokismo que estamos padeciendo.
Luis Campoy
Calificación: 7 (sobre 10)
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