Cine actualidad/ "ALIEN: ROMULUS"
Más gritos sordos en el espacio
Han pasado ya siete años desde
que se estrenó “Alien: Covenant”, que
dirigiera el mismísimo Ridley Scott, el fundador de la franquicia en 1979 y
que, por decirlo de manera suave, no resultó precisamente un éxito no de
público ni mucho menos de crítica. Desde
entonces han pasado muchas cosas, y una de las más importantes ha sido la adquisición
de la productora original 20th Century Fox por parte de Disney, lo cual aseguraba, conociendo a los mandamases de la voraz
Compañía del Ratón, la reanudación de la saga “alienígena”, como había sucedido
poco antes con la de Star Wars.
“Alien: Romulus” es la primera película que Disney produce basándose
en el universo y los personajes creados por Dan O’Bannon, Ronald Shusett,
Walter Hill y H.R. Giger, y Ridley Scott (86 años) ya no está al mando, sino
que quien pilota la nave es el mucho más joven Fede Alvarez, uruguayo de 46 abriles. A Alvarez le conocemos por el remake de “Posesión infernal” y por la estimulante “No respires”, y no sólo se ha ocupado de
la dirección, sino que también ha co-escrito el guión, en compañía de su
inseparable Rodo Sayagues (44). Aunque, a decir verdad, el giuón y la
historia en general es lo que menos importa en “Alien: Romulus”. Los grandes
aciertos de este nuevo film son el excepcional diseño de producción
(excepcional porque recrea de manera increíblemente respetuosa y mimética la
ambientación tanto del primer “Alien”
como de su primera continuación “Aliens”)
y, por supuesto, los estupendos efectos especiales, que mezclan lo digital y lo
práctico y consiguen replicar la tensión y el terror que el monstruo xenomorfo
y sus múltiples variantes (abrazacaras, rompepechos…) han conseguido producirnos
durante los últimos 45 años. También es
verdad que el Alvarez director supera con creces al Alvarez guionista, pues,
reconozcámoslo, es más fácil recrear y homenajear los logros ajenos que aportar
nuevas ideas a la franquicia. Todo el
metraje de “Alien: Romulus” está
lleno de alusiones a las películas precedentes (e incluso a “Blade Runner”, también de Ridley Scott),
y podríamos decir que se trata de un afortunado cocktail de “Grandes Exitos
del Octavo Pasajero”, ejecutado con pericia y buen pulso. Ahora bien, la historia que narra es mínima,
rozando la irrelevancia, y tanto los personajes como los actores que los encarnan
son absolutamente planos, prescindibles y nada carismáticos, algo así como lo
que sucede en las películas de asesinos psicópatas cuyas víctimas son jovencitos
adocenados que te da igual que vivan o mueran y sólo sirven como carnaza. Sólo se salvan la protagonista Cailee Spaeny (“Priscilla”, “Civil War”)
y el “androide” David Jonsson,
auténtico robaescenas que constituye el gran hallazgo del film.
Viendo “Alien: Romulus” pasé, desde luego, un estupendo buen/mal rato, dos
horas de agobio, inquietud y buenos sustos, básicamente gracias a que, con
ella, pude retrotraerme muchos años atrás, cuando era joven y tenía casi
intacta la capacidad de dejarme fascinar por algo más o menos novedoso. Lo peor es que esta mañana, al despertar, he
intentado recordar su argumento, más allá de su innegablemente atractiva puesta
en escena, y me he dado cuenta de que apenas sabía de qué trataba… y no me ha dado ninguna pena haberlo (casi) olvidado.
Luis Campoy
Calificación: 7 (sobre 10)
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