Píldoras de cine: Julio de 2024
Ya estamos en Julio y, en plenos sanfermines, toca correr delante del toro de la incultura y recomendaros que sigáis asistiendo a las salas de cine, para lo cual trataremos de motivaros con nuestras veraniegas ¡¡PÍLDORAS DE CINE!!
“EN TIERRA DE SANTOS Y PECADORES”
Un maduro cazarrecompensas se esconde en un pequeño pueblo y, justo cuando decide retirarse, no puede hacerlo porque aparecen tres pistoleros, la jefa de los cuales es la cuñada de la dueña del saloon… Esta historia, narrada como un western (y con música que imita a las de Ennio Morricone) pero trasladada a la Irlanda de 1974 y sustituyendo a los pistoleros por terroristas del IRA, es el argumento de “En tierra de santos y pecadores”, la nueva película de Liam Neeson, que, desgraciadamente, está pasando más bien desapercibida dentro de ese maremágnum de thrillers crepusculares casi clónicos que configuran la última filmografía del actor. Dirige Robert Lorenz, colaborador habitual de una de las mayores estrellas del spaghetti western, Clint Eastwood (por cierto, uno de los villanos está encarnado por un tal Desmond Eastwood, que nada tiene que ver con el viejo Clint), y, junto a Neeson, actúan unos estupendos Kerry Condon, Ciarán Hinds y Jack Gleeson, el despreciable Joffrey Baratheon de “Juego de tronos”. No esperaba absolutamente nada y sin embargo me ha encantado esta película, como, por otra parte, casi todas las que transcurren en la verde Irlanda, desde “El hombre tranquilo” a “Almas en pena de Inisherin”. Buen guión, magnífico retrato de los personajes, una banda sonora tan divertida como inesperada y, sobre todo, unas localizaciones bellas e inigualables.
Como si el guión de la reciente “Monkey Man” se hubiese filtrado o plagiado (de hecho, parece que algo de eso hay) esta “Kill Boy” con la que debuta en Hollywood el alemán Moritz Mohr cuenta prácticamente la misma historia y basa igualmente su atractivo en la violencia (exageradísima y comiquera) y en las estupendamente bien coreografiadas escenas de acción. Poco más se me ocurre añadir, salvo que en el reparto destacan Bill Skarsgard (el payaso Pennywise de “It”), Jessica Rothe (la protagonista de las dos entregas de “Feliz día de tu muerte”) y el mismísimo Sharlto Copley, que, por cierto, también salía en… “Monkey Man”. Al final, todo queda en casa…
“UN LUGAR TRANQUILO: DÍA 1”
Aunque ya en la segunda parte de esta saga se nos había narrado el origen de este mundo condenado al silencio (salvo que uno quiera ser pasto de unos alienígenas bastante violentos y feotes), esta precuela nos vuelve a contar, desde otro punto de vista, la primera jornada de ese mundo distópico centrado, como de costumbre, en una Nueva York apocalíptica que remite inequívocamente a “Soy leyenda”. Para sorpresa de todos, a pesar de John Krasinski ya no está tras las cámaras y se reserva tareas de productor, este nuevo capítulo está tan bien o incluso mejor que los anteriores, dotando a la historia de un nuevo enfoque y un reparto muy entonado en el que destacan Lupita Nyong’o (espero que, como mínimo, la nominen al Oscar), Joseph Quinn (la futura Antorcha Humana de los nuevos 4 Fantásticos de Marvel), Alex Wolff (“Hereditary”), Djimon Hounsou (quien ya aparecía en la segunda entrega) y ese auténtico robaescenas de cuatro patas llamado Frodo y que acapara los mejores momentos del film. El nombre del director, al que conviene seguirle la pista, es Michael Sarnoski, y su futuro no se presenta para nada sarnoso.
“VIDAS PERFECTAS”
Que el ridículo título español no
os confunda: nos hallamos ante el remake
americano de la película belga “Duelles”
(2018), que en inglés ha mantenido el nombre de la novela en que se basó la primera
adaptación, “Mother’s Instinct” (o
sea, “Instinto maternal”). Jessica
Chastain y Anne Hathaway interpretan
a dos amigas y vecinas de una idílica urbanización norteamericana de principios
de los años sesenta, que tendrán que hacer frente a la pérdida y el dolor extremo,
cada una a su manera. La ambientación,
el vestuario, la fotografía y la música son de primer nivel, pero mejores aún,
si cabe, son las interpretaciones de las dos estrellas protagonistas; imposible
destacar a la una por encima de la otra.
Dirige el francés de 63 años Benoît Delhomme,
a quien hay que atribuirle, en última instancia, los (muchos) méritos de este
estimulante drama que en no pocos momentos coquetea con el terror.
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