Cine actualidad/ "LOS VIGILANTES"
Clonismo paterno-filial
El realizador norteamericano de origen hindú M. Night Shyamalan se hizo famoso de
golpe, a los 29 años de edad, gracias al éxito descomunal de su película de
terror “El sexto sentido”. Un cuarto de siglo y un montón de películas
después, la hija de Shyamalan,
Ishana, de 25 años, debuta como realizadora de largometrajes con otra historia
terrorífica, “Los vigilantes”, que,
casualmente, le ha producido su propio padre.
Encontrar rasgos de estilo propios en una obra primeriza como
“Los vigilantes” se me antoja una
ardua tarea. Incluso, el argumento (una
serie de personajes se ven atrapados en un bosque en el que, de noche, acechan
unas amenazadoras criaturas) suena tan terriblemente familiar que poco de
innovador puede imputársele. Y no sólo
parece haber influenciado la obra de Papá Shyamalan (los ecos de “Llaman a la puerta”, “El incidente”, “La joven del agua”, “La
visita” y, sobre todo, “El bosque”
no pueden ser más obvios), sino que el punto de partida es tremendamente
similar al de la celebrada serie “From”. Por todo ello, durante todo el metraje de “Los vigilantes”, la sensación de déjà vu es tan permanente como molesta.
Recapitulemos: hace 25 años, M. Night Shyamalan se hizo de
oro con una exitosa película de terror
Ahora, 25 años después, este mismo señor le produce a su hija, que tiene
25 años, otra película terrorífica en la que se perciben meridianamente mil
influencias de la obra paterna. Yo diría
que podría tratarse de un asombroso caso de reencarnación paterno-filial… O eso, o simplemente que la hija ha clonado
la temática y la estética del padre, con éste supervisando de cerca en calidad
de productor. A veces, la explicación
es tan simple que no tiene nada de misteriosa.
Y bueno, decir que la protagonista de “Los Vigilantes” (y por partida doble) es la rubia Dakota Fanning, secundada por la
inquietante Olwen Fouéré, a la que
acabábamos de ver en la también terrorífica “Tarot” y que aquí, de nuevo, se empeña en que no durmamos
tranquilos. En cuanto al consabido
recurso argumental de que ciertos seres mitológicos acosan a los incautos
humanos que se internan en un tupido bosque…
creedme, mejor correr un no menos tupido velo.
Luis Campoy
Comentarios