Cine actualidad/ "GODZILLA Y KONG: EL NUEVO IMPERIO"


Queridos monstruos

El gorila gigante favorito de todos, King Kong, deslumbró al mundo en 1933, en tanto que el lagarto hiperdesarrollado preferido de Japón, Godzilla, debutó en la cinematografía nipona en 1954.  Pocos años después, en 1962, estas dos enormes criaturas se enfrentaron por primera vez gracias a la productora Toho, pero hubo que esperar casi seis décadas para volver a verles pelearse en “Godzilla vs. Kong”, esta vez bajo la marca del Monsterverse propiedad de Legendary Pictures y Warner Bros.  Tres años después, “Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio” retoma la acción allí donde se había interrumpido en la anterior entrega, con Kong como monarca del intramundo conocido como la Tierra Hueca, y Godzilla convertido en una especie de protector de la Humanidad (¡menudo protector, que, cada vez que se mueve, destroza unos cuantos bloques de edificios a su paso!).  Naturalmente, poco tardará en surgir una nueva y monstruosa (nunca mejor dicho) amenaza que obligará a nuestros héroes a unir sus mastodónticas fuerzas para combatirla…

 

Al igual que sucediera con su predecesora, “Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio” está arrasando las taquillas a nivel global, destronando a “Dune: Parte dos”, que, por cierto, es otra exitosa producción de Warner y Legendary.  Si a ésto le añadimos el dato de que la enésima entrega de la franquicia original japonesa, “Godzilla: Minus One”, acaba de obtener el Oscar a los Mejores Efectos Visuales, comprobaremos que estas películas de fantasía y acción no sólo se han puesto de moda sino que están consiguiendo volver a llenar las salas de cine, algo que me parece una buenísima noticia.  A este respecto, he de insistir en lo mismo que decía en relación a la segunda entrega de “Dune”, y es que nos hallamos ante un espectáculo netamente cinematográfico, basado en el poderío de la imagen y el sonido, aunque en ese caso se descuida ostensiblemente la base argumental.  Es decir, lo puramente audiovisual barre por entero a lo intelectual, sin importar demasiado la historia en sí y mucho menos las vicisitudes que acontecen a los humanos, que, en este caso, son más accesorios, prescindibles y molestos que nunca.  Si en la película que inició la franquicia en 2014, la “Godzilla” de Gareth Edwards, el supuesto y monstruoso protagonista apenas aparecía en pantalla y la historia se centraba en las personas a las que su existencia pillaba por sorpresa, en este caso nos hallamos ante el fenómeno exactamente inverso, en el que actores como Rebecca Hall o Dan Stevens dan vida a una serie de personajes tópicos y arquetípicos que hacen por hacer cuatro o cinco chorradas y pronuncian una serie de diálogos más bien sonrojantes.  El director Adam Wingard, que nos asombró con “Tú eres el siguiente” y nos decepcionó (al menos a mí) con la adaptación del anime “Death Note” sabe perfectamente que aquí lo que importa es el tamaño, el tamaño de los titanes que se enfrentan y el de las hostias que se propinan.

Luis Campoy

Calificación: 6 (sobre 10)

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