Cine actualidad/ "WONKA"


Los orígenes de la fábrica de chocolate 


El escritor inglés Roald Dahl publicó la que se convertiría en una de sus novelas más populares, “Charlie y la fábrica de chocolate” en 1964, cuando ya tenía 48 años.  Como era habitual en él, bajo la apariencia de un “inocente” cuento infantil, Dahl (cuyos impresentables herederos han aceptado que sus obras se publiquen “censuradas” para no ofender a la “Generación de cristal”) escondía una ácida crítica al materialismo, a la sociedad de consumo y al férreo stablishment británico.  La primera traslación al cine de la novela se produjo en 1971 con “Un mundo de fantasía”, donde Gene Wilder interpretaba al mágico repostero Willy Wonka, la segunda en 2005 con “Charlie y la fábrica de chocolate” en la que Johnny Depp daba vida al chocolatero y Tim Barton se ponía tras la cámara, y ahora acaba de estrenarse la tercera, “Wonka” a secas, dirigida por Paul King y con Timothee Chalamet encarnando al protagonista.

 

Paul King se dio a conocer internacionalmente gracias a “Paddington”, la adaptación de los libros de Michael Bond sobre el famoso oso viajero, y merced al talante desplegado tanto en esa película como en su secuela de 2017, ha sido elegido por Warner Bros. para orquestar esta precuela en la que conocemos la juventud de Willy Wonka antes de convertirse en rutilante empresario dueño de una fábrica de ensueño (y de sueños).  El francoestadounidense Timothee Chalamet, que, bajo su apariencia de niño, está a puntito de cumplir veintiocho años, personifica a un Willy Wonka ingenuo, entusiasta y, sobre todo, atractivo, que vivirá una aventura digna de Dickens y de Mark Twain, convertido en un cruce entre Oliver Twist y Huckleberry Finn con algunos toques de Peter Pan.  Lo que más me ha gustado es el exquisito tono que el director Paul King sabe conferir al relato, componiendo una comedia familiar apta para los más pequeños pero también para los adultos, cuya inteligencia nunca resulta ofendida ante una sucesión de peripecias que podríamos denominar, con todo respeto, “infantiles”.

 

Tratándose de una producción que cuenta con un generoso presupuesto (125 millones de dólares), es hasta cierto punto normal que la ambientación, el diseño de producción y sobre todo el vestuario luzcan espléndidos, pero siempre resulta reconfortante la entrega de actores tan entonados como Olivia Colman y Paterson Joseph, que interpretan a los villanos principales, además de Hugh Grant haciendo de Oompa-Loompa y Rowan Atkinson interpretando a un clérigo corrupto (estos dos últimos reverdeciendo viejos laureles de sus participaciones en los adorables films de Richard Curtis).

 

Salí del cine agradablemente sorprendido e innegablemente complacido, si bien, lo confieso, hubiera preferido que en “Wonka” hubiesen menos canciones, o, ya puestos, ninguna canción.  Pero bueno, sólo por volver a escuchar la preciosa “Pure Imagination”, el tema principal de “Un mundo de fantasía”, que suena al final de la película, la inmersión musical mereció la pena.


Luis Campoy

Calificación: 7 (sobre 10)

Comentarios

Alí Reyes ha dicho que…
Entonces esta precuela puede ser mejor que las anteriores películas.
Por cierto, es preocupante eso de la "generación de cristal".
Luis Campoy ha dicho que…
Desde luego, la película es muy compacta, mejor de lo que me esperaba. Gracias por comentar.

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