“Sound Of Freedom”
ha sido un éxito en Estados Unidos, pero no un éxito global sino parcial, o,
mejor dicho, partidista. Se halla
englobada en una tendencia ideológica de cariz conservador (para algunos,
ultraconservador) y ha sido “bendecida” públicamente por personalidades como el
actor Mel Gibson o el mismísimo ex-presidente Donald Trump. Pero ¿qué tiene de especial esta
película? Su argumento está basado en un
caso real protagonizado por un personaje real, el ex-agente del Departamento de
Seguridad Nacional de Estados Unidos Timothy Ballard, asimismo mormón, famoso
por haberse involucrado peligrosamente en las redes de trata, esclavitud y
prostitución de menores. Ballard afirma
haber rescatado a miles de víctimas de trata y llevado a la cárcel a más de setecientos
despreciables pederastas. Claro que
también pesan sobre él diversas acusaciones nunca demostradas en el sentido de
haberse aprovechado de su cargo para cometer él mismo presuntos abusos… A este controvertido personaje lo interpreta
en “Sound Of Freedom” un actor
también polémico, Jim Caviezel,
protagonista de “La Pasión de Cristo”
de Mel Gibson y que ha llegado a afirmar que los demócratas de Estados Unidos
participan de esas monstruosas redes de pedofilia e incluso algunos se beben la
sangre de los infortunados niños secuestrados…
¿Merece la pena “Sound
Of Freedom” más allá de las polémicas?
Bueno, yo diría que sí, que la película es incluso necesaria porque
plantea un tema incómodo y desagradable pero lamentablemente real. La perversión y perversidad de esos mal
llamados “seres humanos” que trafican y abusan de niños necesita ser aireada y
denunciada públicamente, y en este caso se hace a la manera de un thriller policíaco narrado en tono de
aventura (la parte final remite claramente a “Apocalypse Now”). Hombre, no
nos engañemos, tampoco es una obra maestra que vaya a pasar a la historia entre
los grandes títulos del Séptimo Arte, pero os aseguro que este año he visto
películas bastante más aburridas y peores.
Hay quien participa de una campaña de boicot a “Sound Of Freedom” simplemente porque
viene auspiciada por una ideología conservadora. Pienso que lo mejor y más sensato es,
siempre, primero ver una película y después efectuar su valoración artística,
técnica y moral. Además, como digo, en
este caso concreto, se efectúa una denuncia de un fenómeno real que no se debe
obviar ni silenciar sencillamente porque no nos caigan bien sus productores.
Luis Campoy
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