El otro día saltaba una noticia
que nos sumió a muchos en la tristeza: Disney, la antaño casi todopoderosa
Disney, ha anunciado que dejará de editar películas en formato físico. Es decir:
sus películas clásicas de dibujos animados, todos los títulos que han
producido en imagen real, sus últimas y criticadas adaptaciones, las
producciones de Touchstone Pictures, los recientes éxitos de los superhéroes de
Marvel, las aventuras de Indiana Jones e incluso la saga galáctica de Star Wars
ya no podrán volver a comprarse en DVD o BluRay. No podremos comprarlas, no podremos
coleccionarlas y no podremos tenerlas en nuestras estanterías. A partir de ese momento, la mayoría de los
cinéfilos, cuando quiera verlas, dependerá de que los dirigentes de una u otra
plataforma las tengan en su programación, en su fondo de catálogo o en algún
oscuro rincón de su archivo, o de que alguna cadena de TDT tenga la ocurrencia
de emitirlas alguna vez. Lo peor, siendo
ya malo, si no malísimo, todo ésto, es que la factoría de Mickey Mouse sólo ha
sido la primera en atreverse a dar el paso, pero todos sabemos que el resto de
compañías la seguirán a no mucho tardar.
El coleccionismo ya no está de moda, como tampoco está de moda que cada
uno seamos los dueños de la organización y planificación de nuestro tiempo y de
nuestra cultura.
Comentarios