Noticias y politica/ CANCIONES DE AMOR Y DESAMOR

 


La cantante Shakira Mebarak (n. 1977) y el jugador del Fútbol Club Barcelona Gerard Piqué (n. 1987) se conocieron en un festival de música en el año 2010, y se enamoraron durante el Mundial de Fútbol de Sudáfrica de ese mismo año, a donde ella acudió para promocionar su Himno Oficial del campeonato, el superconocido “Waka Waka”, y él para representar a la Selección española en dicha competición, que, por cierto, acabamos ganando.  Su historia de amor ha durado, por tanto, doce años, y de ella han nacido sus dos hijos, Sasha, de 11 añitos, y Milan, de 9.  Durante la mayor parte de este tiempo, Shakira y Piqué dieron al mundo una imagen de pareja feliz, si bien en los últimos tiempos ya fueron surgiendo diversos rumores que indicaban que su dicha podía no ser tan pluscuamperfecta.  Al finalizar el verano de 2022, saltó la noticia de su separación, y enseguida ambos confirmaron oficialmente su ruptura.  Las causas de la misma se le atribuyeron básicamente a él, quien parece que confirmó su fama de seductor y mujeriego y se reveló que durante el matrimonio mantuvo diversas aventuras amorosas no siempre del todo discretas, la más sonada con una tal Clara Chía, que pocas semanas después de hacerse oficial la disolución del matrimonio, dejó de esconderse y se erigió públicamente en nueva pareja del ya ex-futbolista.  Al romperse una pareja, los verdaderos amigos comunes de ambos tratan de mantenerse neutrales y continuar su amistad como si (casi) nada, pero suele ser inevitable que se produzca la formación de bandos que tomen partido por uno u otro de los contendientes en la “guerra”.  En este caso, viéndolo desde fuera, es evidente que la mayoría de los espectadores se han alineado a favor de la “pobre” víctima del engaño y la traición, siendo Piqué el inevitable “villano” de la historia.  Lo de odiar a Piqué es una moda que viene de lejos:  al menos aquí en España, el chaval tiene bastantes más detractores que admiradores, pues en su demérito (según se mire, claro está) pesa el hecho de ser fanático del Barça (lo cual predispone a los aficionados madridistas en su contra), además de su evidente posicionamiento político en favor de la independencia de Cataluña (lo cual suscita las iras de los más “españolísimos”).  Encima, se trata de un chico alto, apuesto, inteligente, inquieto y rico (¿tal vez no lo bastante?), y las envidias han estado también a la orden del día.  Si mientras duró su matrimonio, Shakira compuso varias canciones en las que manifestaba su amor por el catalán, podía intuirse fácilmente que, al separarse y más dadas las circunstancias, su cancionero no iba a mantenerse ajeno.  Si primero sacó un tema más o menos suave sobre la ruptura (“Monotonía”, junto al portorriqueño Ozuna), la canción que publicó el pasado miércoles, “BZRP Music Session #53”, al lado del argentino Bizarrap, ha sido del todo menos sutil.  Consecuencia:  más de 62 millones de reproducciones (y una denuncia por supuesto plagio, pero esa es otra historia) y todo el mundo (literalmente) leyendo y releyendo las alusiones, acusaciones y burlas de la “loba” colombiana.  Yo en absoluto estoy del lado de Piqué en esta historia ni defiendo para nada su conducta, pero me pregunto qué pretende conseguir Shakira, a la larga, con esta canción que no deja de ser una venganza contra el padre de sus hijos.  La venganza es un plato que se sirve frío”, se decía en aquel spaghetti western de 1971, pero esta vendetta de Shakira es muy, muy caliente, y, como digo, los hijos de la pareja se van a quemar, más o menos, más tarde o más temprano.  Que sí, que papá ha sido un chico malo, pero mamá ha aireado sus maldades a los cuatro vientos sin importarle para nada el hecho de que los niños van a ser por siempre los hijos no sólo de ella, sino de los dos.  La repercusión de la cancioncita está siendo y va a ser brutal, pero, más allá del éxito artístico y económico que las indirectas (o directísimas) vertidas en ella le van a deparar a la ex-señora Piqué, habría que preguntarse cuál es el beneficio real que de toda esta movida va a acabar obteniendo.  Sin duda, Shakira se ha quedado a gusto, a gustísimo, eso nadie lo duda, y parece que la mayoría de sus fans piensan que tenía derecho y que ha obrado lógica e incluso correctamente.  Pero ¿qué pasará en el futuro en el seno de esa familia que, popularidad aparte, no deja de ser una familia como las demás?  Sólo el tiempo lo dirá…

Comentarios

Alí Reyes ha dicho que…
Lamentable...pero cosas como esas pasan hasta en las mejores familias

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