Píldoras de Cine: AGOSTO DE 2020

Entre brotes (de todo menos verdes) y rebrotes, va discurriendo el mes de Agosto, el mes veraniego por excelencia.  Los españolitos teníamos muchas ganas de salir de nuestras casas, pero parece que nos apetecía más emborracharnos que culturizarnos.  Consecuencia:  llenazos en bares y discotecas… y cines semi vacíos.  A todos nos gusta ver de vez en cuando una película, pero crecen los que se conforman con “disfrutarla” en una pantallita de dimensiones ridículas.  Para todos los cinéfilos de pro y también para los de pega, os traigo una vez más nuestras reveladoras ¡¡PÍLDORAS DE CINE!!.

 

 

LA CAZA

El arranque de “La caza” es apabullante y extraordinario (tanto más cuando menos se sabe de la trama):  una serie de personas se hallan, sin comerlo ni beberlo, en el centro de una cacería en la que las presas son… ellos mismos.  El desprevenido espectador se encuentra atrapado sin comprender la truculencia de las muertes que se despliegan ante sus ojos y sin poder identificarse con ningún personaje, porque todos los que parece que van a ser protagonistas, van muriendo a discreción.  Un buen rato después, averiguas que todo gira en torno a una distopía en la que los ricos tienen permitido cazar a los pobres, al igual que en “La purga” (otra producción del mismo estudio, Blumhouse) se podía cometer cualquier atrocidad durante una noche al año.  Las lecturas políticas que se han hecho en los USA no me parecen pertinentes ante lo que no es sino un excelente espectáculo de acción (e incluso terror) dotado de un ritmo frenético y con una puesta en escena (sonido, montaje, efectos especiales) sobresaliente.  Dirige un tal Craig Zobel y entre sus guionistas está nada menos que Damon Lindelof, co-creador de “Perdidos” y que dejó su impronta en los libretos de “Cowboys & Aliens” o “Prometheus”.  Otra buena decisión es la de poner al frente del reparto a nombres poco conocidos como Betty Gilpin, quien además se luce en una pelea al más puro estilo “Kill Bill” contra una repelente Hillary Swank.

Calificación:  8 (sobre 10)

 

COLOR OUT OF SPACE

Mis primeros contactos con H.P. Lovecraft se remontan a los lejanos años 70, cuando en algunas antologías de terror que leí se incluían relatos suyos como “La llamada de Cthulhu” o “El color que vino del espacio” (traducido también como “El color que cayó del cielo”).  Sobre este último cuento versa la nueva película de un autor “maldito” como Richard Stanley, que se hizo popular por sus desavenencias con Marlon Brando durante el rodaje de “La isla del Dr, Moreau” (1997).  Después de casi un cuarto de siglo sin ponerse al frente de un proyecto mínimamente comercial, Stanley presenta su película lovecraftiana con el reclamo de Nicolas Cage liderando el elenco, que es lo que a algunos nos hará acercarnos al cine a visionarla.  Las consecuencias de la caída de un misterioso meteorito en una granja del medio oeste norteamericano permiten a Cage desatar un carrusel de muecas y tics que, sin embargo, no se antojan desproporcionados ante el horror que vive su familia.  No esperaba nada de “Color Out Of Space” pero, a medida que avanzaba, se apoderó de mi una sensación de desasosiego e inquietud que tuvo su punto culminante en un par de secuencias tan impactantes que sé que me perseguirán mientras viva.  Sólo por eso le perdono al film sus varios defectillos que, en cualquier caso, tampoco empañan algunas virtudes como el tratamiento del color (imprescindible, dado el título), los diálogos o el descubrimiento de una joven gran actriz como puede llegar a ser Madeleine Arthur.

Calificación: 6,5 (sobre 10)

 

PADRE NO HAY MÁS QUE UNO 2

El año pasado, el inefable Santiago Segura logró un descomunal taquillazo con “Padre no hay más que uno” (remake de la argentina “Mamá se fue de viaje”), que dirigió y protagonizó interpretando a un padre de familia numerosa que tenía que lidiar a solas con su cinco retoños.  En este verano tan peculiar y mientras que otras distribuidoras optan por posponer sus estrenos, Segura se ha marcado un nuevo tanto adelantando la llegada de la (lógica) secuela, que ha aterrizado en nuestros cines con un éxito parece que inapelable.  Conste que don Santiago goza de mi simpatía y aprecio irrenunciables desde sus inicios, pero tengo que decir que “Padre no hay más que uno 2” me parece bastante inferior a su predecesora.  Si bien el entorno hogareño conserva el mismo encanto y buen rollo (no hay que olvidar que dos de las hijas de Segura forman parte también de su familia de ficción), las situaciones son un pelín menos divertidas y los chistes auténticamente graciosos aparecen más espaciados.  Y esa subtrama relacionada con el personaje de la carismática Loles León, que implica un “sorprendente” giro de guión que no vamos a revelar, está resuelta con desgana y algo de precipitación.  Por supuesto, mejor pasar una calurosa tarde en un cine junto a Segura y compañía que jugar a la ruleta del Covid en un bar aglomerado, pero hay que esperar que para la tercera parte (que ya se anuncia para 2021), el amiguete se trabaje un poquito más el guión.

Calificación: 6 (sobre 10)

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