Píldoras de Cine: FEBRERO DE 2020
En estos locos y
oscuros tiempos en los que las grandes epidemias de la Antigüedad, que creíamos
erradicadas, han vuelto a ponerse de moda con una corona dotando de alcurnia al
virus que vino de China, permitidme que tire de talonario y extienda unos
cuantos cheques a favor de nuestro querido remedio contra cualquier forma de
enfermedad: nuestras deslumbrantes y muy
curativas ¡PILDORAS DE CINE!
“LA LLAMADA DE LO SALVAJE”
Leí el precioso
libro de Jack London que da título a este film allá por 1971, en una
edición para Círculo de Lectores que me compró mi padre cuando aquí todavía se
llamaba “La llamada de la selva”.
Ya entonces, las aventuras del perro Buck en el Yukón (territorio entre
Canadá y Alaska que se hizo famoso a raíz de la llamada “fiebre del oro” de
finales del siglo XIX) y su entrañable amistad con el explorador John Thornton
me cautivaron irremediablemente. Casi cinco
décadas después, se estrena una nueva película (las anteriores fueron “La
llamada de la selva” de 1935, “La selva blanca” de 1972 o “Llamada
salvaje” de 1997) en la que a Thornton lo interpreta Harrison Ford
(las otras veces fue encarnado por Clark Gable, Charlton Heston o Rutger Hauer)
y a Buck lo interpreta… bueno, en
realidad no lo interpreta nadie, porque se trata de un perro digital generado
por ordenador. Mucho se ha escrito
acerca de esta decisión creativa, que sigue la estela de las recientes “El
libro de la selva” y “El Rey León”, pues hay quien no deja de buscarle
los tres pies al gato (perdón, al can) haciendo referencia a su supuesta falta
de verosimilitud. Yo pocas veces reparé en
que Buck no era sino un montón de pixels y, por tanto, conseguí disfrutar un
relato sustentado en los maravillosos paisajes blancos bellamente retratados
por Janusz Kaminski y la espectacular partitura de John Powell,
pero sí me sentí un poco molesto en el tramo final del film, que traiciona el
desenlace de la novela de London que tanto me había gustado de niño,
seguramente para darle (aún) más protagonismo a nuestro querido Harrison.
Calificación:
7 (sobre 10)
“SONIC, LA
PELÍCULA”
Nunca he jugado
a un juego de Sonic, y si conozco al personaje de SEGA es por razones
familiares: hace tiempo, mi hijo
realizaba abundantes dibujos del erizo azul, y de tanto ver “hedgehogs” y “echidnas”
por todas partes, admito que llegué a cogerle un cariño bastante especial. Sin embargo, la película que ha dirigido el
estadounidense Jeff Fowler no me causó satisfacción alguna, más bien
todo lo contrario. Partíamos de la base
de que, al igual que sucediera con la reciente “Cats”, el primer trailer
horrorizó a los fans, lo que hizo que los productores tomaran la drástica
decisión de rediseñar al protagonista para hacerlo más parecido a como aparece
en el videojuego, con la consecuencia de un retraso de casi un año en la exhibición en cines del film. Dicho film
narra la llegada de Sonic a la Tierra y cómo se hace amigo del sheriff Tom
Wachowski, quien luchará junto a él para evitar que sea capturado por el loco
villano Dr. Ivo Robotnik, en teoría colaborador del Gobierno de los Estados Unidos. El antaño infalible Jim Carrey es
quien interpreta a Robotnik, y su composición es lo más destacable en una
película en lo que no puedo destacar muchas cosas. Como digo, la verdad es que nunca he sido
seguidor del erizo, y el tono infantil y el sentido del humor chabacano del
producto no me resultaron para nada satisfactorios.
Calificación:
5,5 (sobre 10)
“JUDY”
Con muchos
puntos en común con la también reciente “El Gordo y el Flaco”, “Judy”
es una película pseudobiográfica que se centra en los últimos años de vida de
Judy Garland, la antigua estrella infantil que en su madurez sucumbió a todo tipo
de adicciones que al final acabaron pasándole factura. Iniciada en las drogas y el alcohol incluso
desde que, con dieciséis años, fue cruelmente explotada por el tiránico Louis
B. Mayer, el auténtico “león” de la Metro, Judy fue incapaz de sobrevivir sin la
enajenación que proporciona la embriaguez.
La cinta nos presenta a una estrella envejecida y consumida, incapaz de
gestionar su propia carrera artística y que sólo es feliz en el escenario. No es casualidad que lo mismo pase con la
dirección del londinense Rupert Goold, pues en “Judy” todo es
soso y gris excepto los números musicales, donde se luce de lo lindo Renee Zellwegger,
previsible ganadora del Oscar en un año en el que nadie le podía hacer sombra. Estamos, por tanto, ante un telefilm con una
ambientación nada más que aceptable, lleno de momentos aburridos y que sólo se
salva gracias a la entrega de una abnegada Zellwegger.
Calificación:
6 (sobre 10)
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