PILDORAS DE CINE: Octubre 2019
Como estamos pegados a la
actualidad política más rabiosa, hoy, el día en que se ha conocido la Sentencia
para los acusados del “procés” independentista, pienso que lo que procede es
recordar el proceso a seguir cuando la acumulación de películas de las que aún
no hemos hablado desaconseja una crítica única y exhaustiva: ¡llegan nuestras PÍLDORAS DE CINE!.
“GÉMINIS”
Ha llovido mucho (es un decir) desde
los tiempos en que el director taiwanés Ang
Lee (65 años) enamoró al mundo entero con sus exquisitas “El banquete de bodas”, “Comer, beber, amar”, “Sentido y sensilidad”, “La tormenta de hielo” o “Brokeback Mountain”. En los últimos años, más que narrar buenas
historias o emocionar al respetable, lo que le motiva parece ser experimentar
con las nuevas tecnologías que supuestamente han hecho evolucionar el lenguaje
cinematográfico. Prueba de ello son sus
últimos trabajos como “Hulk”, “La vida de Pi” o “Billy Lynn”, en las que la historia acaba resultando una excusa
para crear virguerías digitales tan deslumbrantes como vacías. “Géminis”
no es ni mucho menos una excepción a esta tendencia. Un asesino a sueldo cincuentón (Will Smith) tiene que vérselas con un
clon rejuvenecido de sí mismo (también Will Smith), que, lógicamente, es capaz
de prever sus movimientos y pensamientos.
Pues sí, los dos Will Smith comparten pantalla sin tener que utilizar
los típicos trucos de las líneas rectas, pero el joven (el “falso”, para
entendernos) no es mucho más expresivo que aquel Peter Cushing pixelado del que
muchos no pudimos evitar carcajearnos en “Star
Wars: Rogue One”. Tampoco cuadruplicar
el número de fotogramas por segundo (120 frente a los 30 habituales) consigue
hacernos olvidar las debilidades de una trama que parece una aventura de James
Bond montada por el editor de Jason Bourne pero escrita por el guionista de
Johnny English. Una estupendísima
persecución en moto, una profundidad de campo alucinante y un sonido
mayestático… al servicio de un film que
por momentos resulta más bien bochornoso.
Calificación: 5,5 (sobre 10)
“NOCHE DE BODAS”
La bellísima Margot Robbie (29
años) tiene que estar como mínimo preocupada ante el despuntar de Samara Weaving (27), una especie de clon
de carne y hueso que no necesita de la locura tecnológica de “Géminis”. Weaving posée unos rasgos similares a los de
Robbie, no es mucho peor actriz y, por supuesto, es mucho más barata (por el
momento). En “Noche de bodas” (aberrante traducción del título original “Ready Or Not”, “¿Estáis listos o no?”), Samara interpreta a una recién casada que
descubre demasiado tarde que su nueva familia política tiene la mala costumbre
de someter a los miembros recién llegados a un juego que, como poco, puede
resultar un poco peligroso. El tándem de
directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett pone en imágenes una
historia que a ratos parece terrorífica y a ratos destila un humor negro que la
hace divertidísima. “Déjame salir”, “Tú eres el siguiente” e incluso “Jumanji” pueden ser los referentes de este film sorprendente en el
que, rizando el rizo de lo metalingüístico, la suegra de la protagonista es
nada menos que Andie MacDowell,
graduada en casamientos en “Cuatro bodas
y un funeral”.
Calificación: 7,5 (sobre 10)
“RAMBO: LAST BLOOD”
A diferencia de alguno de mis
amigos, he de confesar que nunca he sido muy fan de John Rambo. Sí, me encantó su primera película (“First Blood”: “Acorralado”) y peregriné por las taquillas para ver las sucesivas “Rambo”, “Rambo III” y “John Rambo”,
mas no oculto que prefiero con creces al otro personaje icónico de Sylvester Stallone, Rocky Balboa. A medida que los años iban pasando y el
físico, como es lógico, iba decayendo, el amigo Stallone ha tenido que ir adaptándose
a la realidad y, en la saga pugilística, meterse a entrenador y pizzero,
mientras que su ex boina verde ha sido barquero en Thailandia y, en la
actualidad, ranchero en Arizona. Cuando
su adorada sobrina cae en manos de unos pérfidos traficantes mexicanos, Rambo deberá
ponerse de nuevo manos a la obra (y al cuchillo) y en la subsiguiente refriega
correrá una última sangre… que no
sabemos si será propia o ajena. El
aluvión de críticas negativas y el público rechazo del creador literario del
personaje, David Morrell, constituían un serio hándicap a la hora de
enfrentarse a esta película, publicitada como “la última vez que Stallone
interpreta a John Rambo”, pero, una vez vista, he de reconocer que no me
pareció tan mala como muchos afirmaban.
Obviamente está a años luz del dramatismo adulto de “Acorralado” e incluso de la épica patriótica
(o patriotera) de “Rambo”, pero, si
bien durante la primera hora fallan un guión lleno de tópicos y una puesta en
escena adocenada, durante la media hora final estalla una verdadera catarsis
ultraviolenta que vale con creces el precio de la entrada. De algún modo, en esos últimos treinta minutos
se condensa la verdadera esencia de John Ramblo, alguien que trata de dejar
atrás la violencia y el horror pero que siempre, en última instancia, se ve
obligado a recurrir a ellos, ejerciéndolos de un modo tan salvaje como espectacular. Por cierto, la película ha sido absurdamente
criticada por racista (¿y qué esperaban, que los malosos de un cártel mexicano se
comportasen como hermanitas de la caridad?) y en su reparto “latino” destacan
los españoles Oscar Jaenada y Sergio “Capitán Trueno” Peris-Mencheta.
Calificación: 6,5 (sobre 10)
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