Cine actualidad/ “INFILTRADO EN EL KKKLAN”


En la boca del lobo

El año pasado, estando con mi hijo Jorge en la querida ciudad de Cartagena, más concretamente el Miércoles Santo, entramos en una tienda de recuerdos y souvenirs y me hizo mucha gracia ver cómo, junto a un nazareno vestido totalmente de blanco (perteneciente a la Agrupación del San Juan Californio), el dueño del establecimento se había creído en la obligación de colocar un cartelito que decía más o menos lo siguiente:  “CARTAGENA HOLY WEEK…  NOT KU KLUX KLAN” (“Semana Santa de Cartagena…  No Ku Klux Klan”).

El Ku Klux Klan (también conocido por sus siglas “KKK” o simplemente como “El Klan”) tuvo su origen en los Estados Unidos de América allá por 1865, nada más finalizar la Guerra de Secesión.  Tras ganar dicha contienda los ejércitos del Norte, la esclavitud quedó abolida en la práctica totalidad del territorio, pero un grupo de sudistas reaccionarios se negaron a aceptar las políticas de igualdad instauradas por Lincoln y sus sucesores y, ocultos tras unas túnicas y capuchones blancos, emprendieron una cruzada de odio en contra de los homosexuales, los judíos, los comunistas y, sobre todo, los negros.  Incluso hoy en día, más de 150 años después de su creación, encontrarte en tu jardín una cruz llameante junto a la que se yerguen unos tipos disfrazados como capirotes no es augurio de nada bueno…

Consolidado en el imaginario colectivo tras su reprobable glorificación en “El nacimiento de una nación” (1915), la, por otra parte, indiscutida obra maestra de David Wark Griffith, el Klan ha aparecido en todo tipo de libros (“El Imperio invisible”, “El Gran Dragón”), películas (“El hombre del Clan”, “Arde Mississipi”, “Tiempo de matar”) y canciones (“The KKK Took My Baby Away”, de los Ramones), logrando que nunca hayamos podido olvidarnos totalmente de ellos.  El film que hoy nos ocupa, “Infiltrado en el KKKlan”, consigue, seguramente a su pesar, volver a ponerlos en el candelero.

Año 1979.  Ron Stallworth logra ser el primer negro en hacerse policía en la ciudad de Colorado Springs.  A pesar del visible rechazo de algunos de sus compañeros, Stallworth decide ir un paso más allá, y se ofrece para infiltrarse en el seno del Ku Klux Klan.  Como el color de su piel sería una característica imposible de disimular, Stallworth se las apaña para contactar telefónicamente con el Klan y convencerles de su “afinidad”, pero para acudir a las reuniones de la secta le pide a su compañero de comisaría Flip Zimmerman (judío por más señas) que se haga pasar por él…

A simple vista, diríase que el argumento de la película no puede ser más absurdo (un negro infiltrado en la más reaccionaria de las asociaciones racistas, y un judío que accede a suplantarle), pero lo cierto es que tales sucesos acontecieron realmente, y el verdadero Ron Stallworth, que sigue vivito y coleando a sus 65 años, ha sido el autor de su propia autobiografía (“Black Klansman”) en la que no deja títere con cabeza.  El guionista y director de la estupenda “Déjame salir”, Jordan Peele, se interesó vivamente por esta historia y adquirió inmediatamente los derechos, ofreciéndole al ya veterano Spike Lee (61 años) la posibilidad de dirigir la película subsiguiente.

Los trailers de “Infiltrado en el KKKlan” daban una idea un poco distorsionada de lo que finalmente es la película.  En aquéllos, se destacaba el humor absurdo como uno de sus ingredientes principales, pero lo cierto es que se trata de un drama con todas las de la ley, en la que eso sí, se producen algunas situaciones un tanto cómicas.  Esto quiere decir que los que esperábamos encontrarnos con una crítica vitriólica y, al mismo tiempo, pegarnos una panzada de reir, salimos un tanto decepcionados, y quienes esperaban una aproximación totalmente seria al asunto, quedarán asimismo descontentos.  Spike Lee, que es activo militante por la igualdad y ha combatido el racismo en casi todos sus largometrajes (“Haz lo que debas”, “Malcolm X”), ha optado por una narración lineal de lo sucedido, destacando lo descabellada que a veces puede ser la realidad.  Lo mejor del film es la meticulosidad con la que se han recreado los peinados, vestuarios y ambientes de la época, retratados por la luminosa fotografía de Chayse Irvin.  Sin embargo, pienso que Lee se equivoca al dar por hecho que lo que cuenta es algo trivial, poco menos que insignificante, y que la película tenía que ser pequeña también.  Su falta de ambición es su peor enemigo, y su indefinición tonal malogra una cinta que tiene, ciertamente, algunos buenos momentos, pero que se resiente de demasiados bajones en su ritmo, sobre todo en la parte central.

En el reparto de “Infiltrado en el KKKlan”, tenemos a John David Washington, hijo del mítico Denzel, y a Adam Driver (Kylo Ren en la nueva trilogía de “Star Wars”) en el papel de los policías infiltrados, así como a Laura Harrier (“Spiderman: Homecoming”), el veterano cantante de calypso Harry Belafonte y un irreconocible Topher Grace (Venom en “Spiderman 3”) como el líder del Ku Klux Klan.  Aunque sea un chiste fácil, esto último me lleva a afirmar que, aun hoy en día, el racismo y el odio en general son algunos de los venenos que emponzoñan nuestra sociedad.

Luis Campoy

Lo mejor:  la ambientación, algunos agradecidos toques de humor
Lo peor:  ir en busca de una comedia y encontrarte con otra cosa
El cruce:  Arde Mississippi” + “Infiltrados” + “Fargo
Calificación:  7 (sobre 10)

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