Cine actualidad/ “EL FOTÓGRAFO DE MAUTHAUSEN”


Concentrado estoy

Entre 1933 y 1945, el régimen de la Alemania nazi dispuso de unos 25.000 centros de reclusión donde se encerraba sistemáticamente a todo aquel que fuera declarado enemigo del III Reich o se considerara que suponía una amenaza para la pureza de la raza aria.  De este modo, comunistas, anarquistas y social demócratas fueron los primeros huéspedes de aquellas macabras instalaciones en las que muy pronto se concentró a millones de judíos, negros y gitanos, a los cuales se unirían, según avanzaba la II Guerra Mundial, todo tipo de prisioneros de diversas nacionalidades.  Aunque en teoría las mayores atrocidades se perpetraron en los denominados “Campos de Exterminio” (cuya finalidad última era, como su nombre indica, la aniquilación), también en los llamados “Campos de Concentración” se trataba a los allí alojados con total desprecio y crueldad, como a auténticos animales a quienes se privaba de los derechos más elementales.

El campo de concentración de Mauthausen-Gusen, ubicado en el corazón de Austria, llegó a albergar alrededor de 85.000 prisioneros, de los cuales 7.500 eran españoles.  Uno de ellos, Francisco o Francesc Boix, era un joven comunista huído a Francia desde Barcelona, que fue apresado por los nazis mientras realizaba tareas de logística para el ejército francés.  En Mauthausen, Boix tuvo la suerte de que sus conocimientos sobre fotografía le permitieron ostentar un cargo de privilegio, dedicado a inmortalizar con su cámara la vida en el campo y las visitas de ilustres personalidades del Reich.  Poco después de la derrota alemana en Stalingrado, y sospechando que la hegemonía nazi podría estar llegando a su fin, Boix y algunos otros compañeros decidieron acumular y esconder todos los negativos fotográficos que pudieran, con el fin de poder mostrarle al mundo algún día la inmensidad de la barbarie cometida allí.  Una vez concluída la contienda, Boix presentó durante el juicio de Nuremberg (1945-46) su macabro “tesoro”, que fue determinante a la hora de condenar a los criminales encausados.

El fotógrafo de Mauthausen” es la película que, basada en diversos libros biográficos como los escritos por Benito Bermejo o Ignacio Mata, ha dirigido la también guionista, productora y actriz catalana Mar Targarona (65 años).  Tras la interesante aunque excesiva “Secuestro” (2016), Targarona se embarcó en la odisea de narrar la necesaria historia de Francesc Boix, para lo cual contó con la producción de Rodar y Rodar y Filmteam, además de la colaboración de TVE, TV3 y el ICAA.  Gran parte del rodaje tuvo lugar en escenarios sitos en Budapest, concretamente en los mismos decorados de “El niño con el pijama de rayas”, que, como es sabido, compartía una temática similar.

El gran reclamo comercial de la película es la presencia al frente del reparto del coruñés Mario Casas (32 años), quien todavía no ha logrado desprenderse de su eterno halo de ídolo de jovencitas.  Casas, a quien no puede discutírsele su innegable buena presencia, es sin embargo un actor denostado por su pésima dicción y deficiente pronunciación, las cuales ciertamente ha tratado de mejorar con el transcurso del tiempo.  En “El fotógrafo de Mauthausen”, Casas da vida obviamente al protagonista Francesc Boix, en una composición esforzada (dicen que tuvo que perder 12 kilos) que supone un hito en su filmografía.  Posiblemente, nos hallamos ante su mejor trabajo cinematográfico…  lo cual tampoco le convierte ni mucho menos en el sucesor de Laurence Olivier y Al Pacino.  Digamos que Casas está menos mal que otras veces, que se le entienden un poco mejor sus diálogos, pero aun así todavía no se ha convertido en el gran actor que muchos se empeñan en vislumbrar.  Le acompaña un elenco de intérpretes no muy conocidos (a excepción de la televisiva Macarena Gómez), la mayoría de ellos en papeles de pérfidos oficiales nazis.

Con una excelente fotografía a cargo de Aitor Mantxola y un acertado acabado visual, “El fotógrafo de Mauthausen” me parece una película no sólo notable sino necesaria, bien dirigida, interpretada por casi todo el reparto con una naturalidad impresionante y con la carga de realismo necesaria para servir de testimonio de la mayor maldad cometida por la Humanidad, que un español contribuyó a visibilizar y desenmascarar.

Luis Campoy

Lo mejor:  la dirección y el realismo de la mayoría de las interpretaciones
Lo peor:  las deficiencias vocales de Mario Casas
El cruce:  La lista de Schindler” + “El niño con el pijama de rayas” + “Papillon” + “Ay Carmela
Calificación:  8 (sobre 10)

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