Píldoras de Cine: Abril de 2018
“En Abril,
aguas mil”, decía el sabio refrán…
Adaptando el dicho a nuestra inquietud cinéfila, podríamos decir que lo
que esperamos que el cielo nos depare durante este cuarto mes del año sea
mucho, mucho, cine, más cine por favor, de modo que nuestra panacea podría ser “En
Abril, películas mil”. A tal fin,
comenzamos sin más dilación nuestras formidables ¡“Píldoras de cine”!
Hay películas que apelan al
intelecto, otras que hacen aflorar la sensibilidad, algunas que pretenden hacer
exaltar la religiosidad... y otras que
sólo han sido diseñadas para su uso y disfrute conmoviendo nuestros instintos
más básicos y nuestras elementales ansias de presenciar espectáculo. “Transformers” o “Fast & Furious” se
adscriben a este subgénero, y también la primigenia “Pacific Rim”, que el
recientemente oscarizado Guillermo del Toro realizó hace cinco años. A la hora de poner en marcha la secuela, Del
Toro se ha reservado meramente tareas de producción, y ha cedido la silla de
director a Steven S. De Knight, quien ha puesto en escena de manera mecánica un
nuevo alarde de pirotecnia visual cibertrónica.
Por segunda vez, los robots gigantes (jaegers) que simbolizan el Bien se
enfrentan a los enormes monstruos marinos (kaijus) que representan el Mal, y la
forma de dilucidar el eterno combate no es, precisamente, la dialéctica o la
oratoria. Puñetazos por un tubo y
hostias como panes, amplificados por el tamaño de los contendientes, son los
ingredientes de una segunda parte que sí, da más de lo mismo (lo cual
agradecerán sus incondicionales), aunque desde un guión todavía menos sutil y
en el que se echa en falta el carisma del gran Idris Elba, cuyo vacío no llega
a llenar el galáctico John Boyega. Para adictos a la acción futurista.
Calificación: 6 (sobre 10)
Tras “El milagro de P. Tinto”, dos
aventuras de Mortadelo y Filemón o la galardonada “Camino”, el madrileño Javier
Fesser regresa por la puerta grande con “Campeones”, una de esas películas que
no sólo se ven con agrado sino que deberían verse de forma casi obligada. El cambio emocional sufrido por un irascible
y egocéntrico entrenador de baloncesto (Javier Gutiérrez) que, como
consecuencia de un accidente de tráfico, es condenado a realizar servicios a la
comunidad en calidad de preparador de un grupo de discapacitados intelectuales,
está narrado de manera exquisita y muy a la americana desde un guión redactado
a cuatro manos por el propio Fesser en compañía de David Marqués. Aunque lo cierto es que los golpes de humor
son absolutamente hilarantes (sobre todo en las primeras escenas en la que
aparecen los peculiares deportistas), es innegable que, poco a poco, la ternura
y la concienciación social van haciendo acto de presencia, estallando de forma
casi perfecta en un partido final en el que el espectador es hábilmente
zarandeado y no sabe si reir o llorar.
Desde luego, el hecho de que, cuando se encienden las luces de la sala,
uno se siente mejor persona y está deseando demostrarlo ayudando a los más
desfavorecidos (al menos durante un rato) ya es un triunfo para este film
español que, por si fuera poco, está arrasando en la taquilla de nuestro país.
Calificación: 8 (sobre 10)
Cuando ví “San Andrés”, elemental
artificio de acción y devastación sin límite, apenas podía creer lo bien hecha
que estaba aquella película y lo endiabladamente entretenida que era, a pesar, eso
sí, de sus tontísimos diálogos y su lacerante simplicidad moral. Brad Peyton, su director, vuelve a la carga
con “Proyecto Rampage”, que nuevamente filma y en la que una vez más cuenta con
el carismático forzudo Dwayne “La Roca” Johnson como protagonista. Basada en un popular videojuego, “Rampage” va
dirigida al mismo sector de público que se lo pasó pipa con “San Andrés”, y
despliega ante sus ojos un estimulante arsenal de destrucción digital
fantásticamente rodada, merced a la furia desplegada por un lobo, un cocodrilo
y un gorila albino, todos ellos aparatosamente amplificados a tamaño
gargantuesco. Sin embargo, de entre tan
(entretenida) desolación, lo que más valoro son las gesticulantes
conversaciones entre el gorila George (evidente clon de nuestro llorado Copito
de Nieve) y un tierno Dwayne Johnson que, por una vez, no parece nada rocoso.
Calificación: 7 (sobre 10)
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