Cine actualidad/ “READY PLAYER ONE”
Ochéntanos
otra vez
A principios del año 2000, el
famoso realizador y productor Steven Spielberg (n. 1946) fue diagnosticado de
cáncer de hígado. Por fortuna, el
creador de Indiana Jones logró vencer a la malhadada dolencia, pero en los
despachos de Hollywood sonaron muy fuertes las alarmas. Spielberg, además de afamado realizador, había
sido considerado el “Rey Midas” del Séptimo Arte por su finísimo olfato
comercial, capaz de convertir en oro la mayoría de los productos que
tocaba. Para los ejecutivos de la Meca
del Cine, la recuperación de don Steven era prioritaria y fue recibida como
proverbial agua de mayo…
Dieciocho años después de lo
narrado en el párrafo anterior, es posible que el status privilegiado del padre
de “E.T.” haya perdido algunos enteros y que los quilates de sus lingotes de
oro se hayan devaluado un poco, pero, aún así, cada nueva película suya es
recibida con evidente y lógica expectación.
Si en sus años de máxima gloria eran sus trabajos adscritos al género de
aventura y fantasía los que complacían más a sus numerosísimos adeptos, lo
cierto es que últimamente han sido más apreciadas sus incursiones en el drama,
tales como “Lincoln”, “El puente de los espías” y la muy reciente “Los archivos
del Pentágono”. Por este motivo, a su
nuevo largometraje, “Ready Player One”, nuevamente de ciencia ficción y que había
levantado tremendas expectativas, se lo aguardaba como agua de mayo… a pesar de que se iba a estrenar en marzo.
En al año 2044, la Humanidad se
ha lanzado de cabeza a la realidad virtual como alternativa ilusionante a un mundo
depresivo y gris. El videojuego más
famoso se llama Oasis, y uno de sus millones de adeptos es el joven Wade Watts,
quien, a la muerte del creador del juego, tratará por todos los medios de
resolver un rompecabezas que puede otorgarle una fortuna y un poder inconmensurables…
Publicada en 2011, “Ready Player
One” es el título de la novela más famosa de Ernest Cline y que debe su nombre
a la invitación en pantalla que recibía el primer jugador de las viejas
consolas de Atari. De hecho, lo más
sustancioso de la novela (y, subsiguientemente, de la película que comentamos) son
las múltiples e innumerables referencias a la cultura popular de los años
ochenta, lo cual encantará a quienes disfrutaron las películas y
sobre todo los videojuegos de la época…
y complacerá bastante menos a los no iniciados en dichas lides.
Al igual que en la novela,
Spielberg establece dos “niveles” (concepto en sí mismo extraído de cualquier
videojuego) de narración en la película.
Por un lado, el mundo real en el que Wade y sus amigos malviven mientras
tratan de no ser aplastados por el temible poder de la maléfica corporación IOI
y su líder Nolan Sorrento, quienes también aspiran a encontrar los “huevos de
Pascua” que conducen al tesoro, y, por otro, la realidad virtual en la que Wade
se convierte en su avatar Parzival y lucha, junto a los avatares de sus colegas,
por el control de Oasis, el reino de fantasía en el que todo es posible. Este esquema de división de escenarios y/o
realidades no es nada nuevo y lo hemos visto multitud de veces anteriormente,
desde “Tron” hasta “Los juegos del hambre”, pasando por “La historia interminable”,
“Starfighter”, “Matrix”, “Un puente hacia Terabithia” o “Las crónicas de Narnia”,
y el veterano realizador se esfuerza por caracterizar cada uno de sus “mundos”
utilizando texturas fotográfico-cromáticas bien diferenciadas e incluso sonidos
y banda sonora totalmente distintivos.
Ya ha quedado dicho que uno de
los mayores alicientes de “Ready Player One” es el interminable diluvio de
cameos de personajes salidos de películas y videojuegos fundamentalmente ochenteros,
que incluyen a RoboCop, Sonic, Freddy Krueger, Chucky, Duke Nukem, el Gigante
de Hierro, el T-Rex de “Parque Jurásico”, las Tortugas Ninja, King Kong,
Bitelchus, Buckaroo Banzai o el DeLorean de “Regreso al futuro”. He citado una mínima cantidad de dichas “apariciones
estelares”, pero incluso en tan exigua muestra se percibe que, junto con el
gozo de reconocer a alguno de ellos, también se sufre la frustración de no
haber captado a los otros. Es decir, el
espectador, suponemos que según lo desea Spielberg, se va viendo abocado a una
gran tensión que no le permite relajarse ni un momento (incluso en las
secuencias aparentemente más anodinas, hay cientos de otras alusiones en forma
de posters, muñecos o frases de películas que todo buen friki debería pillar al
instante… o traumatizarse por dejarlas
escapar), por lo cual, en mitad de un universo tan primorosamente concebido y
recreado, es muy probable que lo que se nos pasen por alto sean los defectos
del film. Es decir: mientras andamos ocupados en dar caza a la
enésima referencia contracultural, no nos fijamos en que todos los personajes
no son sino tópicos estereotipos, sus diálogos resultan pueriles a más no poder
e incluso el villano encarnado por un desaprovechado Ben Mendelsohn deja
bastante que desear.
Conclusión: el viejo zorro Spielberg logra superar los
réditos de su anterior “Mi amigo el gigante” (creo que era prácticamente
imposible hacerlo peor), pero tenemos que tener claro que, con películas como
ésta, que sí, es entretenida y tal, no es como se va forjando una carrera como
la que encumbró hace ya cuatro décadas a nuestro aclamado realizador. De hecho, me atrevo a afirmar que lo mejor de
“Ready Player One” no se debe a Steven Spielberg sino a Stanley Kubrick (la
maravillosa escena de “El resplandor”) y que, dentro de unos años, cuando las
cifras de recaudación del film ya no sean tan significativas, la situaremos al
nivel de “Hook” o “El mundo perdido”, títulos spielbergianos que sí, estuvieron
bien, pero.....… ¡Tiempo al tiempo!
Luis Campoy
Lo mejor:
los cameos de personajes de cine y videojuegos ochenteros
Lo peor:
el exceso y saturación de cameos de personajes de cine y videojuegos ochenteros
El cruce:
“Starfighter” + “Matrix” + “La historia interminable”
Calificación: 6,5 (sobre 10)
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