Píldoras de cine (Diciembre 2017)
Ya hemos consumido once días del
último mes del año, y donde quiera que poso la vista, todo me recuerda que la
Navidad es un hecho consumado. Hace ya
casi un mes que los turrones afloraron en las estanterías de Mercadona y, a
partir de ese momento, ya puede oficializarse que el adviento ha hecho acto de
presencia. Sin más dilación, os dejo con
las primeras Píldoras de Cine de este Diciembre, que ya huele a turrón y
mazapán…
“PERFECTOS DESCONOCIDOS”
Alex de la Iglesia suele adolecer
de un problema reiterativo: es un gran
narrador visual, pero a menudo lo que narra se le va de las manos
ostensiblemente. La fuerza de sus planos
y el brío de su montaje se estrellan contra una historia con una tendencia
desmesurada a la grandilocuencia. La
reciente “El bar” fue un claro ejemplo de todo ello, y ya me temía que
“Perfectos desconocidos” iba a padecer la misma “enfermedad” congénita; por fortuna, me equivocaba. Siguiendo el esquema argumental de la
italiana “Perfetti Sconosciuti”, dirigida en 2016 por Paolo Genovese, De la
Iglesia nos presenta un peligroso juego en el que, durante una cena de amigos,
todos los teléfonos móviles deben quedar encima de la mesa, y cualquier mensaje
o llamada debe ser leído o escuchada en público. El film arranca como comedia costumbrista, y
poco a poco va derivando hacia un thriller psicológico con algunos toques de
terror. Lo mejor: el increíble aprovechamiento del decorado,
merced a una planificación magistral, y sobre todo las actuaciones de Belén
Rueda, Eduard Fernández y Ernesto Alterio.
Lo peor: la evidente desgana de
Eduardo Noriega, y ese final de lo más ridículo que a punto está de echar por
tierra todas las virtudes de la trama (y menos mal que, justamente y como su
nombre indica, acontece al final…).
Calificación: 8 (sobre 10)
“WONDER”
Habitualmente, los que nos
dedicamos a escribir sobre cine tendemos a valorar la forma por encima del fondo,
a dedicar más énfasis a la técnica o la puesta en escena que a la historia
desnuda, a ponderar el cuerpo olvidándonos del alma. Durante las casi dos horas que se prolonga el
metraje de la preciosa “Wonder”, su director Stephen Chbosky y su creadora
literaria RJ Palacio consiguieron hacerme olvidar que estaba presenciando una
película, sino que realmente me sentí inmerso en la historia del pequeño
August, cuya deformidad facial es sólo la excusa para que unos personajes
admirablemente descritos nos transmitan sus pequeñas vicisitudes, sus grandes
alegrías y sufrimientos. Todo ello
explicado con un encantador tono optimista que hace creíble su necesario
mensaje de tolerancia, respeto y superación.
No ganará el Oscar, pero pienso que películas como “Wonder” deberían ser
vistas obligatoriamente en colegios e institutos: sin duda, en el mundo acabaría habiendo más
amor y menos dolor.
Calificación: 8,5 (sobre 10)
“COCO”
He dejado para el final de este
artículo el comentario sobre esta maravilla de animación realizada por Pixar
Animation Studios, empresa adquirida hace unos años por Walt Disney
Pictures. “Coco” es una incursión
inmersiva en la cultura y folklore mexicanos, un canto de amor a las
tradiciones del país de la ranchera y el mariachi. También es un alegato en favor de la familia
y, en última instancia, otra demostración más de la necesidad de ser
comprensivos y tolerantes para con el diferente. Miguel es el miembro más joven de una familia
de zapateros, pero el gen musical dormido en su familia durante generaciones,
se le despierta de manera irresistible y acaba dando con sus huesos en la
Tierra de los Muertos, donde deberá encontrar al mejor cantante de todos los
tiempos. La extraordinaria animación
(marca de la casa), el colorido, la ambientación, el sonido y las preciosas
canciones se confabulan para lograr que el espectador experimente, una detrás de
otra, todas las emociones posibles y las disfrute con infantil gozo. Un verdadero regalo para los sentidos, que
ninguno deberíamos rehúsar. Lo
mejor: los divertidos cameos de Frida
Kahlo, Cantinflas, Jorge Negrete, Pedro Infante, Chavela Vargas, Santo el Enmascarado de Plata… Lo peor:
que incluso algo tan bonito tenga que tener un final.
Calificación: 9 (sobre 10)
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