Cine actualidad/ “BABY DRIVER”

Persecución musical

Proveniente del teatro y el musical, el joven Ansel Elgort (Nueva York, 14 de Marzo de 1994) debutó en el cine en 2013, retomando el papel que hiciera William Katt en el remake de “Carrie”.  A continuación, fichó por la saga “Divergente” (2014-2016) y alcanzó sus más altas cotas como actor al dar vida al enternecedor Augustus Waters de “Bajo la misma estrella”, según la novela generacional de John Green.  Es Elgort uno de esos actores que, carentes de una masculinidad exuberante, utilizan la fragilidad como tarjeta de presentación, lo cual le emparenta de algún modo con iconos como el mismísimo James Dean.

En “Baby Driver”, Ansel Elgort interpreta a Baby, un experto y audaz conductor especializado en transportar a delincuentes que acaban de perpetrar un atraco, y esquivar a las fuerzas del orden que les persiguen.  Aquejado de una enfermedad auditiva, sólo es capaz de concentrarse si escucha música sin parar, y por eso sus espectaculares huídas parecen auténticas sinfonías de acción…

El director Edgar Wright, autor de “Zombies Part”, “Arma fatal” y “Scott Pilgrim contra el mundo”·afirma que concibió la totalidad de “Baby Driver” en torno a una canción del grupo Jon Spencer Blues Explosion, que escuchaba mientras imaginaba locas y trepidantes persecuciones automovilísticas.  Como ha quedado dicho, la música tiene una importancia decisiva en el desarrollo de la trama, y tiene su reflejo en el montaje y en la puesta en escena.  La gloriosa banda sonora de “Baby Driver” incluye potentes temas de Bob & Earl, Kid Koala, Bug Hall, T-Rex o The Commodores, amén de los citados Jon Spencer Blues Explosion.  Apabullante el arranque del film, que te deja clavado en la butaca y te hace preguntarte si es posible que sus casi 2 horas de metraje transcurran igualmente apasionantes.

Al igual que en otras muchas ocasiones, el desequilibrio es el principal obstáculo que debe sortear “Baby Driver”.  Desequilibrio entre forma y fondo, entre acción y quietud, entre los buenos y los malos.  Desde luego, la puesta en escena, que no sólo incluye las fabulosas persecuciones sino también la planificación y el tratamiento del color, es absolutamente fascinante, mas bajo ese envoltorio brillante se oculta un esqueleto argumental que carece de sustancia, de “chicha”:  demasiados tópicos y poca alma.  Eso deviene en que cuando se visualiza la acción uno se queda boquiabierto y ojiplático, pero cuando las ruedas de los coches se detienen, el interés decae bruscamente.  Otro rasgo de debilidad es la esquemática caracterización de los personajes positivos (Baby, la camarera Debora y el padre adoptivo del primero), mientras que los villanos poséen las mejores líneas de diálogo y sus acciones resultan mucho más interesantes.

En el terreno interpretativo, Ansel Elgort encarna, como ha quedado dicho, al protagonista Baby, mientras que Lily JamEs (Dios, ¡cómo se parece esta chica a Jessica Lange!) incorpora a su interés romántico.  En el lado de los malos militan la mexicana Eiza González y los norteamericanos Jon Bernthal, Jamie Foxx y Jon Hamm, liderados por un elegante y sibilino Kevin Spacey.  De todos ellos, el que más me sorprendió fue sin duda Jon Hamm, en un papel totalmente ajeno a lo que asociamos a su inolvidable Don Draper de “Mad Men”, demostrando una vez más que “no hay papeles pequeños sino actores pequeños”.

Luis Campoy

Lo mejor:  el prodigioso arranque, las persecuciones de coche, la puesta en escena en general
Lo peor:  la forma atropella irreversiblemente al fondo
El cruce:  “A todo gas” + “Wanted” + “Cars”

Calificación:  7,5 (sobre 10)

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