Minipíldoras de cine (Julio)

Como solemos hacer de vez en cuando, toca repasar unas cuantas películas que se nos han ido quedando descolgadas, y lo vamos a hacer expresando nuestros comentarios de una forma ágil y amena, que seguro que complacerá a los detractores de la enfermedad de la “incontinencia de teclado”…

EXPEDIENTE WARREN:  EL CASO ENFIELD
Si ya con el estreno del primer “Expediente Warren” (“The Conjuring”, 2013) celebrábamos el talento e inesperado clasicismo de James Wan (lejos de sus excesos en la saga “Saw”), en esta secuela no podemos sino aplaudir la dignidad de una continuación que a ratos iguala a la original.  Incluso los muy manidos trucos sonoros se le perdonan a un film terroríficamente delicioso que reconstruye los años setenta con cariño y preciosismo y en el que de nuevo Vera Farmiga realiza una interpretación magistral.  Atención a la llegada de un nuevo demonio cinematográfico, Valak, al panteón de nuestros villanos favoritos.
Calificación:  8 (sobre 10)





UN ESPIA Y MEDIO
Poquito y poco y casi sin hacer ruido (aunque en sus películas el ruido de disparos y explosiones atrona que da gusto), el ex-luchador Dwayne “The Rock” Johnson ha ido convirtiéndose en el héroe de acción más fiable, el único cuyas películas nunca pinchan, poco menos que un género en sí mismo.  Si todavía alguien se pregunta cómo es posible que esta montaña de músculos se haya erigido en uno de los actores mejor pagados de Hollywood, sólo tiene que echarle un vistazo a “Un espía y medio”, un entretenimiento de gozar y olvidar (nadie pretendió que fuese una obra maestra y trascendente) que, además de ofrecer aventura y humor en generosas dosis, tiene tiempo de realizar una necesaria condena del bullying.   Kevin Hart aporta las gratificantes dosis de comedia.
Calificación:  7 (sobre 10)



DIOSES DE EGIPTO
El realizador greco-egipcio Alex Proyas tiene en su haber al menos dos joyas del cine fantástico (“El cuervo” y “Dark City”), pero con una frivolidad como “Dioses de Egipto” su carrera parece haber perdido el rumbo de manera alarmante.  Un espectáculo incalificable en el que un batiburrillo de efectos visuales que parece que quieren “cantar” más que Plácido Domingo se pone al servicio de una historia absolutamente absurda en el que todas las líneas de diálogo provocan vergüenza ajena.  Nicolaj Coster-Waldau y Gerard Butler se embolsan una fortuna por hacer el payaso y poco más, mientras al supuesto protagonista Brenton Thwaites dan ganas de darle una patada en el culo y lanzarlo a la cúspide de la pirámide más alta.  Las curvas de Courtney Eaton y Elodie Young y la música de Marco Beltrami son lo único salvable de un film tan kistch y ridículo que hasta provoca algo de simpatía.
Calificación:  5 (sobre 10)



BUSCANDO A DORY
Hay secuelas que, más que narrar una historia nueva, parecen conformarse con reformular la historia original con mínimas variaciones.  “Buscando a Dory” (tardía secuela de la celebrada "Buscando a Nemo", 2003) es una de ellas , pero Andrew Stanton y Angus MacLane consiguen que lo viejo parezca nuevo:  aventura, comedia, ternura y amistad son las bases sobre las que se edifica uno de los mayores éxitos del verano.  Nuevos personajes a cada cual más carismático (al pulpo Hank y a la ballena Destiny dan ganas de comérselos…  a besos), set-pieces de acción primorosamente visualizadas y una realización técnica prodigiosa aseguran  un entretenimiento tan infalible como inteligente.  De nuevo, Anabel Alonso y José Luis Gil se lucen en uno de los mejores doblajes de los últimos años.
Calificación:  8 (sobre 10)



INFIERNO AZUL
Steven Spielberg y Peter Benchley inventaron hace 41 años el subgénero de aventuras veraniegas con tiburones, y cada cierto tiempo la ya larga cadena se incrementa con algún nuevo eslabón.  “Infierno azul” (no-premio al figura que ha traducido de forma tan rimbombante el original “The Shallows”, “Aguas poco profundas”) viene dirigida por un catalán, Jaume Collet-Serra, quien temporalmente cambia a Liam Neeson por una estupenda y escultural Blake Lively que tiene que hacer frente, ella solita, a un fiero y hambriento escualo.  El argumento es mínimo y casi inexistente, pero la puesta en escena, la fotografía y la música (nuevamente tengo que elogiar una partitura de Marco Beltrami) consiguen que el espectáculo resulte ameno y emocionante.

Calificación:  7,5 (sobre 10)

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