Cine actualidad/ "EVEREST"
Subir,
subir…
Si la medimos desde el nivel del
mar, el Everest es la montaña más alta del mundo (8.848 mts.): claro que, según dicen, el Kilimanjaro
(Tanzania) y el Mauna Kea (Hawaii) son aún más altas si la medición la
realizamos desde la base del propio monte.
Pero no nos engañemos: la palabra
“Everest” (que fue el apellido del topógrafo que primero la midió) tiene unas
connotaciones casi mágicas: mito,
aventura, emoción, hazaña, peligro… y
también muerte.
En mayo de 1996, dos empresas dedicadas a
posibilitar que turistas adinerados lograran alcanzar la cumbre del Everest se
encontraron con una planificación prácticamente idéntica, tanto que decidieron
emprender la escalada, conjuntamente, el mismo día. Sin embargo, ni si siquiera el hecho de
afrontar juntos la ascensión les preparó para la terrible tormenta que se
avecinaba…
“Everest” se basa en un suceso
real, muy comentado en su momento, y, como tal, sobre lo sucedido existen
diversas narraciones, alguna incluso a cargo de una cooperante española que fue
de las primeras en acudir en auxilio de los supervivientes. El primer borrador de guión hace tiempo que
venía circulando por los despachos de los principales estudios de Hollywood,
pero la producción no se puso en marcha hasta que algún avispado ejecutivo vio
“Lo profundo”, una de las películas más celebradas del realizador
hispano-islandés Baltasar Kormákur, y decidió encargarle la puesta en escena
del film.
En la larga tradición alpinista
(que no alpina) del Everest, existen algunos privilegiados que lograron
alcanzar su cumbre, no una, sino varias veces.
Dos de ellos fueron Rob Hall y Scott Fisher, los cuales, durante el
devenir del tiempo, optaron por crear sendas empresas de escalada, con sus
bases de operaciones bien situadas en las mismas faldas de la montaña. Hall es quien cobra el mayor protagonismo en
el film, mientras que Fisher tiene un papel mucho más episódico. A Hall le da vida el ascendente Jason Clarke,
a quien ví en “La noche más oscura” y cuya fantástica interpretación me hizo
memorizar su nombre. Desde ese momento,
le hemos tenido en títulos como “El Gran Gatsby”, “El amanecer del planeta de
los simios” o la muy reciente “Terminator Génesis”, en esta última, recuerdo
haber pensado que se merecía soportar sobre sus hombros el peso exclusivo de
una película, cosa que de momento no ha sucedido. En cuanto al personaje de Fisher, recae en el
ya famoso Jake Gyllenhaal, que en esta ocasión accede a conformarse con un
secundario con pocos minutos en pantalla, aunque, éso sí, bastante bien
aprovechados. Los turistas atraídos por
el peligro del Himalaya, están incorporados por Josh Brolin, Michael Kelly y
John Hawkes, y el resto de nombres conocidos del reparto incluye a Emily
Watson, Sam Worthington, Keira Knightley y Robin Wright.
Es curioso que un guión que, como
digo, llevaba bastante tiempo yendo de mesa en mesa, haya tenido que sufrir
diversas reescrituras y que, aun así, sea tan fácil detectar en él no pocas
incongruencias, que afectan sobre todo a la descripción de algunos personajes y
sus motivaciones. No quiero extenderme
mucho en estos datos para no spoilear, pero sí podemos decir, de forma ambigua,
que, según lo que vemos en el film, los más listos son los que al cabo parecen
más tontos (y viceversa), y que la experiencia carece de ese grado que se le
presupone, en beneficio de la famosa suerte del principiante. No digo nada más. Pero si uno se desembaraza de los prejuicios
de una historia no todo lo bien narrada que se presuponía, si uno es capaz de
dejarse llevar por la fuerza de las imágenes, es cuando “Everest” llega a sus
más altas cotas. La belleza y
grandiosidad de las escarpadas laderas nevadas, los paisajes incomparables, el
lado perverso y devastador de la Naturaleza, lo bien desarrolladas que están
las secuencias de acción, la música de Dario Marianelli y, sobre todo, los
rostros de Jason Clarke, Emily Watson e incluso una efímera Keira Knightley
conforman lo más destacado de un film espectacular que dignifica el llamado “cine
de catástrofes”, el cual había perdido algo de seriedad y dramatismo con la
reciente “San Andrés”. Lo que yo quería
encontrar en la nívea cumbre del “Everest” lo hallé…
con creces.
Luis Campoy
Lo mejor:
la fotografía, la música, Jason Clarke
Lo peor:
las notables incongruencias del guión, lo desperdiciado que está Jake
Gyllenhaal
El cruce:
“Máximo Riesgo” + “Límite Vertical” + “Bajo Cero”
Calificación: 8 (sobre 10)
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