Cine actualidad/ "MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA"
Carreteras
enfurecidas
Lo recuerdo como si lo viera… Pasaba yo por cierta tienda de
electrodomésticos de Alicante, sita justo frente al cuartel de la Policía
Nacional, y varios televisores estaban encendidos de cara al público, tratando
de atraer su atención. ¡Y vaya si la
atraían…! En algunos de aquellos monitores
se emitía en directo el histórico partido España-Malta (12-1 a favor de los
pupilos del llorado Miguel Muñoz), mas en otros se visualizaba nada más y nada
menos que “Mad Max 2, el Guerrero de la Carretera”, una película que había
visto en el cine y me había encantado…
George Miller, director
australiano que ahora acaba de cumplir 70 años, era médico de urgencias hasta
que sucumbió a la llamada de los focos, y su primer gran éxito internacional
fue “Mad Max, Salvajes de Autopista” (1979), un film que en España tuvo que
exhibirse en salas clasificadas “S” por sus escenas violentas. Tres años después, llegaba la citada “Mad Max
2”, que superó en todo a su predecesora y se erigió en uno de los títulos mejores
y más influyentes de la década de los ochenta;
y en 1985 se cerraba la trilogía con “Más allá de la Cúpula del Trueno”,
tercera entrega, bastante irregular y denostada, con la que Miller y su actor
estrella Mel Gibson parecían decir adiós a la saga... hasta ahora.
Tres décadas después de que el
loco Max Rockatansky liderase a la tribu infantil de los Esperando (“Esperando
¿a quién?”, “A ti”, recuerdo que rezaba
el tráiler español), el antiguo policía vuelve a las pantallas, y lo hace
sumido en aquel mismo mundo post-apocalíptico en el que los mayores tesoros no
son el dinero, las joyas y los diamantes, sino la gasolina y, en esta ocasión,
el agua: todo lo que escasea, aumenta
exponencialmente su valor. En esta
aventura, el aventurero unirá sus fuerzas a las de una aguerrida conductora
manca, Imperator Furiosa, en su huída de un malévolo villano empeñado en
procrear y multiplicarse…
En el transcurso de los últimos
treinta años, varias han sido las veces en que George Miller (que nunca ha
vuelto a tener tanto éxito como en los ochenta) había tratado de poner en
marcha un nuevo film de “Mad Max”, primero con el actor original Mel Gibson, y
más adelante con un nuevo protagonista al frente. Cuando por fin logró la financiación por
parte sus viejos asociados de Warner Bros., Miller escogió como relevo de
Gibson al ascendente Tom Hardy, y se embarcó en un rodaje caótico en el
desierto de Namibia, tras el cual se produjo una compleja postproducción.
Casi dos años después de comenzar
la filmación, “Mad Max: Furia en la
Carretera” llega a los cines de todo el mundo, y lo hace con un triunfo arrollador,
al menos a juzgar por la recepción de la crítica y las primeras impresiones del
público; falta por ver cuál será el
resultado de su taquilla a nivel global, aunque los primeros resultados ya
están siendo muy alentadores. Desde luego,
como ya se intuía en los trailers, nos hallamos ante un espectáculo visual de
primer orden, rodado con una energía y vigor impropios de un sexagenario- La primera hora de la película es
sencillamente apoteósica e insuperable, con un diseño de producción, una
fotografía, un montaje y un ritmo bestiales.
Chapeau para Miller, me descubro ante él. Eso sí, a partir de la segunda mitad, yo por
lo menos empecé a experimentar algunos síntomas de cansancio: más desierto, más arena, más vehículos, más
persecuciones, más y más y más… O sea,
no estoy quitándole méritos a este western post-moderno que a todo el mundo
parece estar cautivando, sino que simplemente manifiesto un pequeño desapego personal
e intransferible. Eché de menos más
escenas sin inacabables desiertos en el horizonte, más diálogos de más de
cuatro palabras, y, especialmente, un protagonista de más entidad. Con “Mad Max, Furia en la Carretera” pasa como
con “El Caballero Oscuro”, en la que el teórico secundario, el Joker del
malogrado Heath Ledger, tenía mejores escenas y mejores parlamentos que el
mismísimo Batman. En este caso, la
película bien podría titularse “Imperator Furiosa”, porque este personaje,
magníficamente interpretado por Charlize Theron, se come con patatas a un
sosísimo Tom Hardy, carente del carisma que derrochaba Mel Gibson y que, encima
de todo, se pasa medio metraje con un ultrajante bozal. Nada tengo en contra de los personajes
femeninos bien desarrollados, pero sí pienso que descuidar al teórico
protagonista hasta el punto de relegarle al rol de simple comparsa es un error
narrativo que cuesta perdonar.
Luis Campoy
Lo mejor:
la excepcional puesta en escena;
la composición de Charlize Theron
Lo peor:
la sobredosis de desiertos y persecuciones; la poca relevancia del personaje de Mad Max
El cruce:
“Mad Max 2: El Guerrero de la
Carretera” + “Mad Max: Más Allá de la
Cúpula del Trueno” + “La Diligencia”
Calificación: 8 (sobre 10)
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