Cine actualidad/ "CENICIENTA"
Cuento
en imagen real
“La Cenicienta” es un cuento
infantil de origen ancestral que fue pasando de generación en generación hasta
que un tal Charles Perrault lo configuró de forma definitiva en 1697. Con todo, no dejaron de producirse nuevas variaciones
(una a cargo de los no menos famosos hermanos Grimm), siendo la definitiva la
que el mago Walt Disney produjo en 1950 para la pantalla grande, que es la que
todos (sin excepción) hemos visto alguna vez a lo largo de nuestras vidas. Cincuenta y cinco años después, y en pleno
proceso de “carnalización” de sus fantasías animadas, la productora de Mickey
Mouse se ha decidido a llevar a cabo una nueva versión… no del cuento original, sino de la celebrada
interpretación disneyana.
El argumento del cuento es de
sobras conocido: en un reino de leyenda,
una joven que ha perdido a sus padres se ve obligada a vivir con la segunda
esposa de su padre (su madrastra) y las hijas de ésta, que la tienen reducida
al rango de criada. Es entonces cuando
el Príncipe heredero organiza un baile en el que espera conocer a la que será
su esposa, por lo que invita a todas las doncellas casaderas de la zona, a
todas sin excepción… aunque sus envidiosas
y crueles hermanastras no están dispuestas a correr el riesgo de que Cenicienta
les birle la posibilidad de atrapar tan principesca pieza…
Como dije en el primer párrafo (y
es muy importante que ésto quede pero bien claro), el propósito de esta “Cenicienta”
(2015) de la que hablamos era única y exclusivamente realizar una versión en imagen
real de su famosísima adaptación animada.
No se ha pretendido revisarla ni actualizarla, ni adecuarla a los nuevos
tiempos: simplemente otorgar
protagonismo a actores humanos que actúen allá donde existían preciosos dibujos
bidimensionales. Todos los palos que los
críticos están dedicando a este film orquestado por el antaño muy fiable
Kenneth Branagh tienen que ver con el hecho de que se ha perdido una fantástica
oportunidad de modernizar la fábula, confiriendo una ideología feminista a
Cenicienta o realizando paralelismos sociopolíticos muy poco sutiles. Desde luego que esa podría haber sido la
intención de la productora, pero no me parece censurable ni reprochable que
simplemente se haya optado por contar lo mismo sólo que utilizando a personas.
Por lo demás y, una vez explicado
lo anterior, hay que quitarse el sombrero ante el primoroso acabado del film,
con un diseño de producción excepcional, un vestuario magnífico, una fotografía
hermosísima y una música de ensueño. En
cuanto al reparto, hay un poco de todo:
un acierto indiscutible (Cate Blanchett, la madrastra, que se erige en
la máxima estrella de la función), un par de elecciones que ni fu ni fa
(Richard “Juego de Tronos” Madden como el Príncipe y Helena Bonham-Carter como
el Hada Madrina) y un probable error de casting (Lily James como Cenicienta,
cuyo carácter y sensibilidad cuadran con el espíritu de la heroína, si bien su físico
resulta un poco … chirriante, salvo que uno sea un devoto de la Jessica Lange
más setentera, de la que la James parece una especie de clon). Kenneth Branagh, que, proveniente del teatro
británico, levantó miles de expectativas con sus primeras películas (“Los
amigos de Peter”, “Mucho ruido y pocas nueces”) pero últimamente parecía haber
perdido totalmente el norte (“Thor” no parecía sino teatro filmado y “Jack
Ryan: Juego de sombras” no se sabía si
daba risa o pena), consigue cuajar un trabajo modélico en el que todo o casi
todo encaja, en el que no falta ni sobra nada,
para mí, eso es un éxito… y una
delicia.
Luis Campoy
Lo mejor:
todos los aspectos de la puesta en escena (fotografía, música, vestuario,
decoración…)
Lo peor:
a mi entender, nada
El cruce:
“La Cenicienta” (1950) + “Maléfica”
Calificación: 8 (sobre 10)
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