La Reina del rock
Lo que hoy conocemos como “Queen” (“La Reina”), empezó con una sonrisa.
Fue en 1968 cuando dos jóvenes,
Brian May (21 años), que tocaba “un poco” la guitarra, y Tim Staffell (20
años), bajista y voz solista, conocieron a un compañero de universidad llamado
Roger Taylor, de apenas 19 años y que tocaba la batería. Los tres formaron el grupo “Smile”
(“Sonrisa”) en aquel agitado Londres postmoderno y contracultural. La compañía que les contrató para grabar fue
Mercury Records, y cuando Staffell presentó al grupo a otro compañero suyo, de
origen tanzano, llamado Farrokh (“Freddie”) Bulsara (22 años), descubrieron en
él al propietario de una voz poderosa y sorprendente. A principios de 1970, Tim Staffell decidió
abandonar Smile y unirse a otra banda, Humpy Bong, y propuso a Bulsara (quien
elegiría como nombre artístico “Freddie Mercury") como su sustituto a nivel
vocal. Faltaba por encontrar a un nuevo
bajista, y pronto dieron con John Deacon (19 años), con lo que Mercury, May,
Taylor y Deacon se convirtieron en una de las bandas de rock más famosas de la
Historia… ¡Queen!.
La primera decisión de Queen como
grupo fue no perder la cabeza en pos de la música, de modo que sus cuatro
miembros acabaron tranquilamente sus carreras universitarias antes de ponerse a
tocar en serio, teniendo lugar su primer concierto oficial en el Imperial
College de Surrey, y grabando sus primeras canciones de estudio a finales de
aquel mismo año 1971. No obstante, fue
el sello Trident el primero que les ofreció un contrato, el cual quedó
rápidamente finiquitado cuando una compañía mucho más conocida, EMI, compró los
derechos y lanzó el primer LP que acababan de grabar y que saldría al mercado
en 1973 con el título a secas de “Queen”.
La buena acogida crítica propició la grabación inmediata de un segundo
disco, “Queen II”, en 1974, al que seguiría, también en ese mismo año, “Sheer
Heart Attack”.
En 1975, llega la obra maestra
absoluta de Queen: su álbum “A Night At
The Opera”, del cual se extrae como primer sencillo “Bohemian Rhapsody”,
considerado por muchos como la mejor canción de la historia. Freddie Mercury, virtuoso del piano además de
cantante, compuso un tema que mezclaba la balada, el rock e incluso la ópera, y
además grabó en varias pistas superpuestas todas las voces. El éxito esta vez fue enorme y ya
nunca les abandonaría.
“A Day At The Races” se publicó
en 1976 a modo de secuela de “A Night At The Opera” (por cierto que ambos son títulos
de sendas películas de los Hermanos Marx), y se repitió la misma excelente
acogida por parte de público y crítica especializada. Los conciertos y giras empiezan a sucederse
de manera multitudinaria, y los siguientes discos de la banda gozaron de similar
fortuna: “News of the World” (1977),
“Jazz” (1978) y el directo “Live Killers” (1979). En el primero de ellos se incluían las
celebérrimas “We Are The Champions” y “We Will Rock You”, además de magníficas
canciones, himnos deportivos indispensables desde entonces.
Con “The Game”, publicado a
finales de 1979, Queen emprende un cambio estilístico incluyendo la utilización
de sintetizadores, y se descuelga con una canción que revolucionaría las pistas de baile: “Another One Bites The Dust”. Poco después, se embarcan en la realización
de la banda sonora del cutre-film de ciencia ficción “Flash Gordon” (1980), que
fracasó estrepitosamente a todos los niveles.
Hacía falta un revulsivo, y ése fue el recopilatorio “Greatest Hits” (1980),
que se acabaría convirtiendo en el disco más vendido de todos los tiempos. Sin embargo, el siguiente trabajo, “Hot
Space” (1982), fue muy mal recibido, acusándosele de ser excesivamente
discotequero. Con todo, pasaría a la
historia por incluir un temazo grabado junto a David Bowie, la famosa “Under
Pressure”. Más fortuna corrió “The
Works” (1984), que contenía “Radio Ga Ga” (de donde Lady Gaga tomó su nombre) y
la excelente “I Want To Break Free”, en la que los cuatro músicos salían
vestidos de mujeres que reivindicaban su igualdad.
En lo más alto de su popularidad,
Queen accedió a tomar parte en el macro concierto “Live Aid” (1985) organizado
por el líder de los Boomtown Rats, Bob Geldof, y en el que compartieron
escenario con superestrellas como David Bowie, Dire Straits, Elton John, U2,
The Who, Eric Clapton o Status Quo. Fue
por aquel entonces cuando empezaron a extenderse los primeros rumores de
separación, que fueron oportunamente acallados con el lanzamiento de un nuevo
disco, a principios de 1986. Se trató de
“A Kind Of Magic”, superventas allá donde los haya y que recogía las canciones
que Queen compuso para la película “Los Inmortales”, que protagonizaban
Christopher Lambert y Sean Connery. Un
vinilo tan exitoso había que promocionarlo por todo lo alto, y de ahí nacería
la macro gira “Magic Tour”, que desembocaría en uno de los conciertos más vendidos de la historia (tanto en LP como
en video), “Live Magic”. Después de esto
y durante tres años, el cuarteto de toma unas largas vacaciones, que aprovecha
Freddie Mercury para la lanzar su propio disco en solitario, “Mr. Bad Guy”.
En 1989 se publica “The Miracle”,
cuando ya la grave enfermedad de Freddie Mercury (SIDA) era algo más que un
rumor. El cantante, cuya homosexualidad
era un secreto a voces, aún tuvo fuerzas para grabar con la española Montserrat
Caballé el tema “Barcelona” y para reunirse una última vez con sus compañeros
de Queen en el álbum que supuso el canto de cisne de la banda, “Innuendo”, al
cual pertenecía la emotiva “The Show Must Go On”, auténtico testamento musical
de Mercury.
Sólo dos días después de confesar
al mundo que padecía el SIDA, Freddie Mercury falleció a los 45 años de edad,
el día 24 de Noviembre de 1991. La conmoción fue poco menos que universal. Recuerdo que la emoción que sentí fue sólo
comparable a la que me embargó cuando murieron Elvis en 1977 o John Lennon en
1980. Los dolientes compañeros de
Mercury organizaron un emotivo y multitudinario concierto de despedida, en el
que lograron reunir a compañeros como Elton John, Metallica, Roger Daltrey, Guns‘N’Roses o George Michael.
Pero la gallina de los huevos de
oro era demasiado productiva como para permitir que agonizara. En 1995, Queen edita un álbum titulado “Made
in Heaven” (“Hecho en el Cielo”) en el que se incluyeron algunos temas
previamente grabados y desechados, y nuevas remezclas de canciones que Freddie
Mercury había lanzado en su disco en solitario.
Lo siguiente era el salto a los escenarios, y, en la estela del musical “Mamma
Mia” basado en las canciones de Abba, se sacaron de la manga “We Will Rock You”
(2002), una producción en la que los temas más famosos de la banda se iban
sucediendo enlazados por un argumento en el que el Rock se equiparaba a la
Libertad.
Pero tampoco entonces Freddie
Mercury descansaría tranquilo en su tumba.
En 2004 y durante 5 años, May y y Taylor “ficharon” al músico Paul
Rodgers para formar un nuevo cuarteto, con Danny Miranda sustituyendo a John Deacon
al bajo, tras la intención de éste de retirarse. El sonido de los varios conciertos y el disco
de estudio que grabaron, “The Cosmos Rocks” (2006) no era malo en absoluto,
pero era demasiado evidente que, si bien a Deacon podía reemplazársele, Mercury
era simplemente insustituible.
Tras disolverse “Queen + Paul
Rodgers” en 2009, a finales de 2013 Brian May anunciaba que estaba sometiéndose
a diversas pruebas ante la sospecha de que podía padecer cáncer de próstata (enfermedad
que se llevó a su padre a los 66 años, la misma edad que él tenía entonces), si
bien meses después comunicaba que, afortunadamente, no sufría la maligna
dolencia. Tan contento se puso, que
divulgó su intención de recopilar varias grabaciones inéditas de Freddie
Mercury en un nuevo disco bajo el sello de Queen, e incluso, hace apenas un par
de semanas, se ha sabido que habrá nueva gira este mismo verano, donde Queen (es
decir, lo que queda de ellos: Brian May y Roger Taylor) contarán con la voz solista de Adam Lambert, ganador
del concurso “American Idol”.
Es evidente que un grupo mítico
como Queen se resiste a caer en el olvido, a pesar de que la ausencia de una
personalidad abrumadora como Freddie Mercury parecía aconsejar otra actitud. Pero son tantos los fans y tantos los
imitadores (recordemos a la banda murciana Unrisen Queen, que hace pocas fechas
llenaba a rebosar el Teatro Guerra de Lorca), que supongo que era muy difícil
renunciar a esa clase de magia que ellos como nadie supieron crear y
contagiar. Larga vida al Rock’n’Roll y
que Dios salve a la Reina….
Comentarios
El padre de mis hijos falleció hace un mes de un fulminante infarto en cuestión de una hora.
Un golpe muy fuerte...
Espero que estés bien, así como tus padres e hijos.
Mari Carmen.