Cine actualidad/ "LA GRAN ESTAFA AMERICANA"
Como casi todo el mundo, conocí a
David Owen Russell (David O. Russell para los amigos) allá por 1999, cuando su
película “Tres reyes” supuso un considerable éxito de crítica y también de
público. Desde entonces, ha
experimentado no pocos altibajos y no fue hasta “The Fighter” cuando volvió a
la primera línea, merced al oscar obtenido por Christian Bale, que tuvo
continuidad tres años después gracias a “El lado bueno de las cosas”, que le
deparó otra estatuílla a la joven Jennifer Lawrence. Bale y Lawrence vuelven a ponerse a las
órdenes de Russell en la multipremiada “La gran estafa americana”, posiblemente
el título de mayor aceptación del realizador, y que se postula como firme
candidata a los Oscar de este año.
Dos timadores en la América de
finales de los setenta son reclutados por un agente del FBI para poner a prueba
la honorabilidad de una serie de políticos y congresistas. A partir de ese momento, las apariencias
serán totalmente engañosas, y muy difícil distinguir la realidad de la
ficción. En el mundo del engaño, sólo
sobrevive quien mejor sabe embaucar sin ser embaucado…
Como dije anteriormente, “La gran
estafa americana” se estrena en nuestro país precedida de un sinfín de galardones
que la colocan como favorita en la carrera para el premio más gordo de todos,
el Oscar. Como suele suceder en estos
casos, afrontar el visionado del film habiéndose dejado cegar por el brillo de
su palmarés puede resultar bastante contraproducente. No diré que se pueda parafrasear su título
español hasta el punto de que el producto sea una estafa en toda regla, sino
que, simplemente, el film se resiente de una serie de excesos que no le dejan remontar
el majestuoso vuelo que se le podía presuponer.
Para empezar, y como en tantos otros casos, Russell se pasa (y mucho) en
el metraje, error letal tratándose en el fondo de una comedia y careciendo del
toque maestro exhibido, por ejemplo, por Martin Scorsese en “El lobo de Wall
Street”. También se excede en la
abigarrada complejidad de la historia, innecesaria en un proyecto con apenas
tres personajes protagonistas sobre los que bascula la acción. Y, obviamente, adolece de una desmesura de
ambición, algo que es tan evidente que juega en su contra: “Quien mucho abarca, poco aprieta”, reza el
refrán. Con todo, no quiero que parezca
que “La gran estafa americana” me pareció una mala película. En absoluto.
Es simpática, agradable, optimista, estéticamente hermosa (decorados,
vestuario y peluquería lucen como joyas) y, sobre todo, está en general
magníficamente interpretada. Christian
Bale merece otro Oscar por su entrañable estafador, que sabe trascender su
físico hortera y elegir el camino correcto aun a costa de sí mismo. Jennifer Lawrence exprime cada segundo que
aparece en pantalla, mimada por el director como si quisiera ponerle en bandeja
su segundo Oscar. Amy Adams, escote tras
escote, consigue a pesar de todo que la mirada del espectador se acabe posando
en sus ojos y no en sus otros atributos.
Bradley Cooper desarrolla el papel más antipático y también el menos
creíble, y uno se alegra de que le den una lección. Y bueno, la sorpresa se llama Jeremy Renner,
un actor especializado en héroes de acción que te deja boquiabierto dando vida
a un pintoresco alcalde italoamericano.
Un pequeño consejo: ir a ver “La gran estafa americana” sin
esperar asomarse a una obra maestra, disfrutarla como un simple divertimento,
os ahorrará más de una decepción.
Luis Campoy
Lo mejor:
los actores (atención especial a Bale, Lawrence y Renner)
Lo peor:
sus excesos (de ambición, de pretensiones, de metraje… de premios)
El cruce:
“El golpe” + “Ocean’s Eleven”
Calificación. 7,5 (sobre 10)
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