Los Goya más reivindicativos
Como cada año, el cine español se
vistió de gala para entregar los premios Goya, en su vigésimo séptima
edición. Se preveía y se temía que los
presentadores y los premiados se iban a explayar generosamente en sus discursos
y que no era precisamente de temas cinematográficos sobre lo que estaban
deseando desahogarse, pero, aun así, el Ministro de Educación y Cultura, José
Ignacio Wert, y el Director General de Radio Televisión Española, Julio Somoano
(que bien podría llamarse "Samoano", con esos mofletitos que luce),
asistieron debidamente trajeados, con una expresión ensayada e impertérrita en
sus rostros. Wert fue víctima de las
chanzas y las ironías de la conductora de la gala, Eva Hache, desde el
mismísimo comienzo, pero quien disparó con bala fue el Presidente de la
Academia, Enrique González Macho. Lo de
Hache, aun siendo algunas bastante hirientes, sólo eran puyas humorísticas,
pero lo de Macho fueron machadas revestidas de números y datos incontestables,
tan crudos y tan reales que incluso para el estoico Wert debieron ser de
difícil digestión. La reducción de las
subvenciones, el aumento de la piratería (¿qué diablos pasa con la Ley Sinde?)
y, sobre todo, el incremento salvaje del IVA cultural no es algo de lo que ningún
gobernante, sea "de la ceja" o "de la barba", pueda
sentirse mínimamente orgulloso. Tampoco
la Sanidad, la Educación pública y la mismísima Familia Real se libraron de ser
víctimas propiciatorias de una a veces genial Eva Hache (memorable su
frase: "Qué pena que no hayan
venido los Príncipes, con lo guapos que son...
Pero oye, el otro día sí que fueron a ver la final del Balonmano, ¡y con
el daño que el balonmano le ha hecho a esa Familia!"). De hecho, la mayoría de los galardonados no
se cortaron a la hora de criticar o denunciar, y fueron destacadas las
intervenciones de Javier Bardem, Maribel Verdú o Candela Peña.
En cuanto a lo estrictamente
cinematográfico, rotundo triunfo de "Blancanieves" de Pablo Berger
(nada menos que 10 Goyas, incluyendo Mejor Película, Mejor Actriz Principal
-Maribel Verdú-, Mejor Actriz Revelación -Macarena García-, Mejor Guión y Mejor
Fotografía), seguida a mucha distancia por "Lo imposible" (5 premios,
todos técnicos salvo el de Mejor Director, totalmente inesperado, para J.A.
Bayona) y por "Las aventuras de Tadeo Jones" (3 estatuíllas). El veterano José Sacristán (75 años) ha
ganado por fin su Goya como Mejor Actor por "El muerto y ser feliz",
Concha Velasco recogió el premio honorífico a toda su carrera y el pobre Antonio
de la Torre, que tenía dos candidaturas (como Actor Principal y como Actor
Secundario) se fue de vacío al perder en ambas especialidades. El momento más caótico se vivió cuando la
actriz Adriana Ugarte tenía que entregar el premio a la mejor canción original
y, por error, abrió un sobre equivocado, por lo que, cuando los autores de la
canción de "Los niños salvajes" ya estaban aproximándose para recoger
su premio, tuvieron que volver a sentarse, cariacontecidos, mientras se pedía
disculpas por el bochornoso error y se llamaba a los verdaderos ganadores. Una pifia colosal y que pasará a los anales
de estos galardones.
Mucho glamour, chicos con smoking
y chicas maquilladas a conciencia (y alguna, más disfrazada que engalanada), en
una noche que empezó a vivirse alrededor de las 19:00 horas (con la llegada de
las personalidades a la alfombra roja) y no terminó hasta pasada la 1 de la
madrugada. Eso sí, hay que reconocer que
Eva Hache es una anfitriona magnífica (su parlamento inicial me hizo reir con
ganas) y que ha habido ceremonias más cortas pero mucho más sosas y
aburridas. Lamentablemente,
"Blancanieves", la gran triunfadora, no se ha acercado a Lorca más
que en DVD, y es una pena porque parece una auténtica obra de arte de las que
exigen las dimensiones de una pantalla grande para disfrutarla en toda su
exuberancia.
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