Cine actualidad/ "SKYFALL"
007 se recicla… en murciélago
Este año se cumple el medio siglo de existencia de uno de los personajes más famosos de toda la historia del Séptimo Arte: James Bond, el agente 007del MI6 británico con licencia para matar. Su creador, Ian Fleming, él mismo ex espía, murió en 1964, cuando estaba a punto de estrenarse la tercera película basada en sus novelas y relatos. Desde entonces, hemos tenido ocasión de ver 21 títulos más, 19 oficiales y 2 apócrifos, que conforman un universo propio e inconfundible, entre lo real y lo fantástico, entre lo creíble y lo imposible.
Para conmemorar por todo lo alto las bodas de oro de nuestro héroe, durante este año han tenido lugar varios hechos importantes: en multitud de televisiones de todo el mundo se emiten, una tras otra, todas las películas de la serie; asímismo, se ha editado un lujoso pack en DVD y Blu-Ray en el que se incluyen 22 discos y un libro que recoge los carteles y el estilismo de todos los títulos (doy fe de que no es precisamente barato, pero merece mucho la pena); en la gala de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, se emitió un divertido clip en el que James Bond (sí, el rubio Daniel Craig) escoltaba a la mismísima Reina Isabel; y, finalmente, se estrena en los cines el título número 23 de la saga: "Skyfall".
Cuando, hace ya seis años, Daniel Craig sustituyó a un cincuentón Pierce Brosnan, que se había vestido el smoking entre 1995 y 2002, los productores de la serie se propusieron dejar atrás, en la medida de lo posible, todos los excesos fantásticos y tecnológicos de las últimas épocas, y apostar por una aparente verosimilitud. No cabe duda de que el modelo a seguir en ese proceso de reciclaje era la saga de Jason Bourne, pero también se fijaron en el modo en que Christopher Nolan había hecho mucho más cercano y creíble a Batman, el Hombre Murciélago. Este proceso, que ha durado seis años y tres películas, culmina a lo grande en "Skyfall", que, si no fuese porque el actor ya ha firmado por dos entregas más, bien podría ser una dignísima despedida para Craig, un relevo generacional en toda regla. El caso es que, tras una misión fallida, Bond ha sido dado por muerto, pero se ve obligado a volver cuando un peligroso terrorista ataca el centro neurálgico del MI6. Se trata de Silva, un ex-agente resentido que quiere ajustar cuentas con M, pero sólo lo logrará si 007 no se pone por en medio...
Cuando se estrenó "Casino Royale" en 2006, el mundo saludó a un nuevo Bond dotado de una gran fisicidad, pero también de un temperamento notablemente más serio y endurecido. El director Martin Campbell firmó una de las mejores películas de la serie, una de las pocas que da gusto ver una y otra vez… pero ¡ay! las sensaciones positivas se truncaron dos años después, cuanto Marc Forster presentó "Quantum of Solace", un truño sin paliativos, ruidosa y pirotécnica pero carente de alma. Los actuales productores de la franquicia, Barbara Broccoli (hija del fundador de la compañía, Albert R. Broccoli) y su medio hermano Michael G. Wilson, sabían que, si lograban superar la crisis (económica y de guionistas) y estrenar un nuevo film este año para conmemorar la gloriosa efeméride, necesitaban encontrar una historia convincente y, sobre todo, un director poco menos que infalible. Daniel Craig sugirió a Sam Mendes, que le había dirigido en la muy celebrada "Camino a la Perdición", y el resultado es, como mínimo, notable. Casualidad o no, el argumento de "Skyfall" sigue de cerca la estructura del último Batman, "El Caballero Oscuro: La leyenda renace": el héroe semi retirado tiene que volver a la acción para enfrentarse a una amenaza que ataca su propia línea de flotación; el villano es el cabecilla de una banda de pistoleros que provoca el caos absoluto; detrás de la acción criminal, subyace una venganza estrictamente personal; al final, el Bien triunfa sobre el Mal, pero un personaje básico no sobrevivirá y ello dará pie a importantes cambios en la franquicia. Hay que reconocerle a “Skyfall” el notable acierto de dosificar las secuencias de acción y encajarlas a la perfección dentro de la trama (vamos, lo contrario que sucedía en la citada “Quantum of Solace”), de modo que, por un lado, los especialistas pueden lucirse de lo lindo pero sin tener que superarse una escena tras otra, y, por otro, los personajes y los actores que los encarnan tienen más tiempo y más ocasiones para explayarse y dar lo mejor de sí. Daniel Craig le ha tomado definitivamente el pulso al personaje, que ahora es mucho más maduro y consciente de su cometido y sus limitaciones; nada que ver con el payaso ligón que languidecía en las horas bajas de Roger Moore. Javier Bardem, con otro peinado que pasará a la historia (como ya sucediera en "No es país para viejos"), recrea la versión "bondiana" del Joker que inmortalizara Heath Ledger: pérfido e implacable, pero amparado en el odio que cree justificado hacia quienes le abandonaron a su suerte, diabólicamente inteligente y casi invencible... pero humano, muy humano, al fin. Judi Dench repite como "M" con un papel mucho más largo y jugoso; Berenice Marlohe es una de las "chicas Bond" más bellas pero también más efímeras; y Ralph Fiennes, Ben Wishaw y Naomie Harris conforman el elenco de secundarios llamados a acompañar a Bond en futuras aventuras. Atención especial a un casi irreconocible Albert Finney, que parece un calco barbudo del mayordomo que encarna Michael Caine en los últimos films de Batman.
A pesar de un pequeño bache en su fase central, y de un final excesivamente largo y excesivamente anti-bondiano, “Skyfall” constituye una sorpresa por el modo en que recicla viejos clichés para construir un gran espectáculo que pretende estar bien apegado a la realidad. Con películas tan logradas como ésta, James Bond tiene cuerda al menos para 50 años más.
Luis Campoy
Lo mejor: el duelo entre Daniel Craig y Javier Bardem
Lo peor: los parecidos nada disimulados con las últimas aventuras de Batman
El cruce: “El mundo nunca es suficiente” + “El Caballero Oscuro” + “El Guardaespaldas”
Calificación: 9 (sobre 10)
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