Cine actualidad/ "EL PACTO"
¿Justicia para todos?
Aunque casi todo el mundo lo haya olvidado, fue Roger Donaldson quien dirigió en 1987 “No hay salida”, un efectista thriller de espías protagonizado por un Kevin Costner recién salido del descomunal éxito de “Los Intocables de Eliot Ness” (¡qué tiempos aquéllos…!). 25 años después, Donaldson vuelve al mismo género con Nicolas Cage, un actor necesitado no ya de un incuestionable éxito de taquilla sino de un papel en el que pueda reeditar sus olvidadas dotes interpretativas.
Will (Nicolas Cage) es un profesor de literatura cuya tranquila existencia cambia bruscamente la noche en que su esposa (January Jones) es brutalmente golpeada y violada. En esos momentos de dolor e indignación, recibe la visita de un tal Simon (Guy Pearce), un hombre misterioso que le ofrece ingresar en una organización secreta en la que se imparte justicia a espaldas de la Ley. Si acepta, el violador recibirá su merecido de manera expeditiva, y, a cambio, Will sólo tendrá que hacer un pequeño favor cuando se lo pidan…
Desde luego, el tema de la sociedad clandestina que se erige en juez, jurado y ejecutor de aquellos criminales a los que la Justicia convencional pondría en la calle a las primeras de cambio, no puede ser más interesante. Vivimos inmersos en un sistema judicial en el que los malhechores tienen mil formas de quedar impunes y, cuando son implicados, existen todo tipo de medidas de gracia a las que pueden acogerse. De ahí el atractivo del planteamiento inicial de “El pacto” (cuyo título original es bastante menos sutil y más directo: “Seeking Justice”, “Buscando justicia”); lo malo es que el desarrollo no puede ser más tópico, y el suspense y la tensión poco a poco van cediendo terreno a la acción pura y dura. El protagonista al que da vida Nicolas Cage se gana la vida enseñando Literatura, pero parece que, tan sólo porque hace un poco de footing, ya está cualificado para hacer frente él solito a una todopoderosa banda de pistoleros y asesinos profesionales. Cage corre, salta, lucha, golpea, dispara, conduce como un especialista y sale indemne de las situaciones más peligrosas, y casi sin despeinarse (hay que concederle el mérito de que, por una vez, luce su pelo natural). Es este toque de incredibilidad, tamaña concesión a la inverosimilitud, lo que lastra un poco el desarrollo del film. No obstante, Roger Donaldson demuestra que no ha perdido el pulso y dirige sin altibajos, evitando efectismos visuales pero manteniendo el ritmo y la tensión con una caligrafía cuando menos correcta. Nicolas Cage, que todavía hoy continúa siendo el reclamo para el gran público, está correctito y nada más, pero quien se te queda en la retina es un rapado Guy Pearce, poniendo rostro a esa secreta necesidad de justicia que en algún momento todos hemos tenido, pero que, en realidad, no es más que sed de venganza, la cual, como es sabido, en definitiva no conduce a ningún lado.
Luis Campoy
Lo mejor: el villano a cargo de Guy Pearce; el giro final o cómo sorprender (o no) en el último segundo (como en “No hay salida”; en esto Roger Donaldson es especialista)
Lo peor: la inverosímil heroicidad del protagonista
El cruce: “Extraños en un tren” (o “Tira a Mamá del tren”) + “Los tres días del Cóndor” + “No hay salida”
Calificación: 7 (sobre 10)
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