Juego de Tronos





En 1991, el escritor norteamericano George Raymond Richard Martin (en adelante, George R. R. Martin) comenzó a redactar el borrador de lo que en principio iba a ser una trilogía de novelas de épica y fantasía, titulada genéricamente "Song of Ice and Fire" ("Canción de hielo y fuego").  Probablemente, el hecho de llevar parte de las mismas iniciales que el célebre John Ronald Reuel Tolkien (J. R. R. Tolkien para los amigos), creador de "El Señor de los Anillos", le condicionó sin él saberlo, pero lo cierto es que, tras cinco largos años de trabajo, por fin logró publicar el primer volumen de la saga, repleto de aventuras medievales, casas reales en litigio, sexo y violencia explícitos y un poquito de magia apenas insinuada.  Aquella primera novela se tituló "Juego de tronos", y en años posteriores le seguirían "Choque de reyes" (1998) y "Tormenta de espadas" (2000), tras lo cual el buen George R.R. decidió que la mastodóntica historia no iba a caber en una trilogía, de modo que se puso manos a la obra y redactó "Festín de cuervos" (2005) y "Danza de dragones" (2011), a las que, teóricamente, todavía deberían añadirse las proyectadas "Vientos de invierno" y "Un sueño de primavera", que cerrarían una colosal heptalogía....  en caso de que la edad actual de Martin (63 años) y su rumoreado mal estado de salud no lo impidan.



Al igual que sucediera con otras sagas literarias de fantasía medieval (la citada "El Señor de los Anillos" de Tolkien, "Las crónicas de Narnia" de C.S. Lewis, "Las crónicas de la Dragonlance" de Margaret Weis y Tracy Hickman o "La rueda del tiempo" de Robert Jordan, enseguida crecieron los fieles adeptos en torno a "Canción de hielo y fuego", acrecentados y unidos por la onda expansiva que supuso internet.  El considerable éxito que obtuvieron en cine tanto los "Anillos" como "Narnia" hizo que diversas productoras se fijaran en las obras de Martin, pero éste se negó rotundamente a que sus relatos se convirtieran en películas, alegando dos poderosas razones:  la duración convencional de un film obligaría a extractar perniciosamente las abigarradas tramas de sus relatos, y el altísimo componente de sexo y violencia tendría que ser suavizado, cosa a la que no estaba dispuesto en ningún caso.  Por ello, empezó a flirtear con diferentes cadenas de televisión, hasta que surgió la prestigiosa Home Box Office (HBO), que acababa de triunfar con "Boardwalk Empire" y que fue la única que le proporcionó la seguridad que necesitaba, además de permitirle oficiar como co-guionista y co-productor ejecutivo, con lo cual se aseguraba un control bastante satisfactorio sobre su criatura.  La propuesta de HBO consistía en rodar una temporada de diez capítulos a partir de la primera novela de la saga, es decir, "Juego de tronos", pero, en vista del éxito obtenido tras la emisión del primer episodio (el 17 de Abril de 2011), enseguida se dio luz verde al rodaje de una segunda temporada que adaptaría "Choque de reyes", cuyo debut (el 1 de Abril de 2012) fue también tan afortunado que inmediatamente propició que también "Tormenta de espadas" vaya a tener su correspondiente traslación televisiva (a estrenarse en marzo de 2013), por lo que es casi seguro que vamos a tener "Juego de tronos" catódico para rato...



Estamos en un continente ficticio llamado Poniente ("Westeros" en la versión original), en una indeterminada época medieval en la que "los veranos duran diez años y el invierno puede durar toda una vida".  Hace quince años, tras la llamada "Guerra del Usurpador", la dinastía reinante Targaryen fue desposeída del Trono de Hierro y Robert Baratheon se proclamó Rey de los Siete Reinos.  Estos son:  el Norte (Invernalia), el Valle (Nido de Aguilas), Tormenta (Bastión de Tormentas), La Roca (Roca Casterly), el Dominio (Altojardín), Dorne (Lanza del Sol) y las Islas del Hierro (Harrenhal).  A su vez, los siete reinos se agrupan, administrativamente, en cuatro regiones geográficas, gobernadas, respectivamente por las familias o “Casas” aparentemente más leales al Rey.  Así, la Casa Stark gobierna el Norte, los Tyrell administran el Sur, los Arryn regentan el Este y la Casa Lannister (emparentada conyugalmente con los Baratheon) controla el Oeste.  El más honorable de todos los gobernadores es Lord Eddard (“Ned”) Stark, Señor de Invernalia.  Es el Norte uno de los reinos más importantes, ya que en sus límites fronterizos se halla el Muro, una enorme muralla de hielo custodiada por la Guardia de la Noche, cuya misión es repeler posibles invasiones por parte de Los Otros, criaturas malignas dotadas de poderes sobrenaturales.  Un mal día, hasta Invernalia llega la comitiva real encabezada por el rey Robert y su esposa Cersei Lannister, a quienes acompañan el hijo de ambos, el príncipe heredero Joffrey, y los hermanos de ella, el apuesto Jaime y el enano Tyrion.  El motivo del viaje no es otro que llevarse consigo a Ned Stark a la capital de los Siete Reinos, Desembarco del Rey, donde se ve obligado a aceptar el cargo de Mano del Rey, algo así como el principal consejero y brazo ejecutor de las órdenes reales, aun a sabiendas de que su antecesor, el finado Jon Arryn, había fallecido en circunstancias más bien dudosas.  No serán éstas las únicas novedades referidas a la Casa Stark:  Sansa, la mayor de las hijas de Ned, se promete en matrimonio con el cruel Joffrey, y el hijo bastardo de la nueva Mano, Jon Nieve, se incorpora a la Guardia de la Noche bajo la tutela de su tío Benjen Stark, quedando la regencia de Invernalia en manos de la Reina Catelyn y su hijo primogénito Robb.  Paralelamente a todos estos acontecimientos, los dos únicos supervivientes de la casa Targaryen, los hermanos Viserys y Daenerys (que se consideran a sí mismos los "Hijos del Dragón") son acogidos por los nómadas Dothraki cuyo monarca es el guerrero Khal Drogo.  Daenerys, en teoría la legítima heredera del Trono de Hierro al haber sido su padre derrocado por Robert Baratheon, se casa con Drogo y queda embarazada de éste, de modo que el futuro hijo de ambos podría reunir un poder dinástico sin precedentes…



Este sería, en líneas generales, el punto de partida de la primera temporada de "Juego de Tronos", la serie, que, tras haber sido emitida en España por Canal +, llega ahora en abierto a través de Antena 3.  Podemos ahora comprobar cómo HBO ha plasmado en imágenes esta espectacular superproducción, que se rodó en localizaciones de Malta, Islandia, Irlanda, Escocia y Marruecos.  Los guionistas y productores ejecutivos, David Benioff y D. B. Weiss, cuidaron cada mínimo detalle y, como dato curioso, incluso contrataron al experto en lenguas David J. Peterson para que crease un idioma auténtico para el pueblo Dothraki, con vocabulario y gramática absolutamente reales.  La banda sonora, que en principio se asignó a Stephen Warbeck, finalmente fue compuesta por Ramin Djawadi, que es quien ilustra los títulos de crédito en los que se visualizan planos y maquetas de Poniente.  Los 5 directores que se repartieron la realización de estos diez episodios fueron Thomas McCarthy, Brian Kirk, Daniel Manahan, Alan Taylor y Timothy Van Patten, y ante ellos se desplegó un reparto internacional sin grandes estrellas pero nutrido de intérpretes adecuados y convincentes.  El teórico protagonista (al menos, el primer actor que aparece en los títulos de crédito) es Sean Bean (Boromir en “El Señor de los Anillos”), y le acompañan, entre otros, Mark Addy (“Full Monty”) como el rey Robert Baratheon;  Lena Headey (“300”) como su esposa, la reina Cersei;  Nikolaj Coster-Waldau como el hermano y amante de ésta, Jaime Lannister;  el galardonado Peter Dinklage como el enano Tyrion Lannister;  Jack Gleeson (visto fugazmente en “Batman Begins”) como el rey niño Joffrey Baratheon;  Charles Dance (“La joya de la corona”, “El Chico de Oro”) en el papel de Tywin, jefe del clan Lannister;  Emilia Clarke como Daenerys Targaryen;  Jason Momoa (el nuevo “Conan” y posible “Kratos” en una eventual adaptación del videojuego “God of War”) en la piel de Khal Drogo;  Iain Glen como Jorah Mormont, el protector de Daenerys;  Aidan Gillen como Petyr Baelish, alias "Meñique";  Conleth Hill como el eunuco Varys;  Michelle Fairley como Catelyn Stark;  y Richard Madden y Kit Harington, respectivamente, como los hermanastros Robb Stark y Jon Nieve.



He visto los diez episodios de la primera temporada de “Juego de Tronos” en apenas una semana, y he de reconocer que me ha ido gustando más y más conforme avanzaba su desarrollo.  Su calidad a todos los niveles (literario, técnico, artístico e interpretativo) es incuestionable y, capítulo a capítulo, me he ido enganchando al fascinante Medievo recreado por George R. R. Martin.  Bien es verdad que no me hubiera venido mal tener a mano un manual, una guía a la que echar mano para no perderme (ésa es una de las razones por las que he redactado este artículo) en su océano de nombres, topónimos y referencias históricas, y que me han impactado un poco la violencia y brutalidad de algunas secuencias, el exceso de desnudos (casi todos femeninos y estimulantes, pero un tanto gratuitos) o la proliferación de palabras soeces.  Pero lo que más me ha sorprendido, no sé aún si para bien o para mal, es la audacia con la que se obliga al espectador a enfrentarse a un carrusel de emociones en el que no se le permite empatizar o encariñarse con personaje alguno, porque incluso a los mejor construídos, los que venían recibiendo más protagonismo, puede aguardarles un final dramático cuando menos te lo esperas.  Supongo que este es el modo en que Martin se desmarca de su predecesor Tolkien, maniqueísta contumaz, en cuyas obras los buenos eran nobles y heroicos y les aguardaba un Edén luminoso, mientras que los malos eran perversos y crueles hasta la médula, y, cuando eran derrotados, se calcinaban en un abismo de fuego.  En un espectro de grises y claroscuros morales es donde se desarrolla este “Juego de Tronos”, descarnadamente realista y en el que, como reza muy acertadamente su publicidad, “Anyone can be killed” (“Cualquiera puede ser asesinado”).  Sujétense bien las cabezas los Stark, los Lannister, los Baratheon o los Targaryen, que cualquiera de ellas puede rodar…

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