Cine actualidad/ "SUPER 8"
Regreso
al pasado
A partir de 1982 y, gracias al
descomunal éxito de sus películas, Steven Spielberg comenzó a producir cintas
de otros realizadores, para los que ejerció de mecenas dándoles un espaldarazo
a sus carreras y, obviamente, llenando sus propias arcas con el éxito inmediato
de sucesivos proyectos, la mayoría de ellos aclamados por el público, pues el
apellido Spielberg, llamado desde entonces “El Rey Midas de Hollywood”
constituía una garantía de aventura y entretenimiento de tono casi siempre
familiar. Fueron los años de “Gremlins”,
“Poltergeist”, “Los Goonies”, “Regreso al futuro”, “Exploradores” o “El secreto
de la Prámide”, cuya temática y estética casaban a la perfección con sus
propias realizaciones, como “Encuentros en la tercera fase” o “E.T., El
Extraterrestre”. Todavía Spielberg
continúa ejerciendo de productor, y prueba de ello son películas como la
trilogía de “Transformers”, la de “Parque Jurásico” o “La Máscara del Zorro”
(versión Antonio Banderas) y su secuela, pero es obvio que los tiempos cambian
y este tipo de films ya nada tienen que ver con la inocencia y aparente
simplicidad de los títulos antes reseñados.
Hasta ahora. J.J. Abrams, el
creador de bombazos televisivos como “Perdidos”, “Alias” y “Fringe” y director
de “Misión Imposible III” o la última génesis de “Star Trek”, se convierte en
nuevo chico Spielberg, y el tiempo parece haber vuelto atrás…
Estamos en 1979. Un grupo de adolescentes que viven en un pueblo de Ohio está rodando una película de terror con la cámara de super 8 mm del padre de uno de ellos. Mientras graban una escena en una estación de tren, se produce un espectacular accidente ferroviario y a partir de ese momento comienzan a suceder hechos inexplicables y desapariciones de personas. ¿Quizás la clave estará en la cinta que continuó grabando la cámara cuando el trípode se volcó durante el incidente…?
Para toda una generación de
cineastas, el super 8 fue mucho más que un formato doméstico en el que
impresionar sus películas familiares.
Difundido a principios de los años 60, gracias a él pudieron comenzar a
desarrollar sus inquietudes jóvenes creadores como Francis Ford Coppola, Martin
Scorsese o el mismo Steven Spielberg.
Sentido homenaje no sólo a una forma de iniciarse en el séptimo arte
sino a toda una época que hoy recordamos con tierna nostalgia, “Super 8”, la
película, denota en cada uno de sus fotogramas un cariño y un respeto supremos
al pequeño subgénero al que se adscribe.
Es, con todo derecho y merecimiento, “una producción de Steven
Spielberg”, más aún que “un film de J.J. Abrams”. Abrams venera a Spielberg, y eso se traduce
tanto en el tratamiento literario de la historia como en la cuidada realización
técnica. Por momentos, parece que
realmente estamos asistiendo a la proyección
de una obra ochentera, surgida en un mundo sin video, sin DVD, sin
tablets ni ordenadores personales, sin teléfonos móviles. Una era en la que aún quedaban millones de
aventuras por vivir, en la que la niñez y la adolescencia podían hacerse casi
eternas, en la que casi todo era posible.
Para empezar, el poster lleva la impronta inequívoca de Drew Struzan
(aunque en realidad parece que finalmente no ha sido éste su autor de facto),
al igual que lo hicieran “Regreso al futuro” o “Los Goonies”. La música, compuesta por Michael Giacchino,
sigue las pautas de las que solía escribir el maravilloso Jerry Goldsmith (en
los films dirigidos por él, Steven Spielberg utilizaba a su compositor fetiche
John Williams, mientras que los proyectos en los que sólo aparecía como
productor los musicalizaba casi siempre Goldsmith). Además, Abrams y su operador Larry Fong filman
con una fotografía deliberadamente granulada que contrasta con la pulcritud
digitalizada de los films de nuestros días.
Es decir: la sensación de estar
viviendo un viaje en el tiempo es real y dura toda la película.
Justamente respaldada por el
público al tiempo que bendecida por la crítica, “Super 8” se ha convertido en
el fenómeno cinematográfico del verano, en la película que todo buen amante al
cine debería querer ver. Méritos no le
faltan. Compendia, una vez más, todos
los aspectos positivos de la idiosincrasia spielbergiana (apabullante pericia
técnica, ubicación en entornos poblacionales pequeños, defensa a ultranza de
las estructuras familiares, glorificación de la amistad, mitificación de lo
aventurero), aunque también, consecuentemente, recoge algunos de sus
defectos. Demasiadas secuencias (el
accidente ferroviario, la huída de la guarida de la criatura) son excesivamente
aparatosas y ruidosas, como si Abrams, enfervorizado en su tributo al maestro,
se hubiese propuesto multiplicar por dos la parafernalia visual y sonora que a
éste caracteriza. Los jóvenes
protagonistas son el alma y motor de la acción, pero no siempre están
caracterizados con el encanto que se pretende.
Y bueno, ¿qué decir del ridículo aspecto del alienígena? Abrams también ha heredado uno de los mayores
errores de, por ejemplo, “Indiana Jones y el Reino de la Calavera de
Cristal”. No sólo no es necesario, en un
planeta inmenso y todavía lleno de incógnitas como la Tierra, establecer el
origen del misterio allende las estrellas, sino que siempre, siempre, es mejor
dejar que el espectador se imagine el aspecto de la amenaza que visualizarla
sin ninguna gracia ni inspiración.
Protagonizada por un elenco de intérpretes
semi desconocidos (los únicos que podrían sonarnos serían Kyle Chandler, el
padre del protagonista, Elle Fanning, la chica, y Ron Eldard, el padre de
ésta), no dudo que “Super 8” puede constituir la plataforma de lanzamiento de
un joven actor sensible y fotogénico que se llama Joel Courtney. Como
el Elliott de “E.T.”, el Mikey de “Los Goonies” o el Ben de “Exploradores”,
este Joe de “Super 8” es algo así como el alter ego de todos nosotros, el
muchacho ansioso de aventura y necesitado de cariño ante cuyos asombrados ojos
se despliega un universo de mágicas sensaciones.
Luis Campoy
Lo mejor:
la fotografía, la música, la recuperación de una época que ya nos parece
maravillosa
Lo peor: algunas secuencias excesivamente aparatosas, el diseño del
monstruo
El cruce:
“Los Goonies” + “E.T.” + “Exploradores” + “Encuentros en la tercera
fase” + “Monstruoso” (nótese que son todas películas dirigidas y/o producidas
por Spielberg o Abrams)
Calificación:
8,75 (sobre 10)
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