Cine actualidad/ "LOS PITUFOS"
Destrozando
mitos de infancia
Allá por 1971, teniendo yo unos 8
años, cayó en mis manos, no sé muy bien cómo, un ejemplar de una revista
llamada “Strong”, que no tenía tapas pero sí un contenido que me cautivó. En sus páginas me entretuve durante horas y
horas con las aventuras de Lucky Luke, Gastón el Gafe, Quique y Lucio… y unos enanitos azules tocados con gorro y
pantalones blancos que habían sido bautizados como “Los Pitufos”. “Strong” sucumbió muy pronto al poderío de la
entonces imbatible editorial Bruguera, pero algunos de sus personajes tuvieron
mejor suerte y, en concreto, los Pitufos fueron adquiridos por la mismísima Bruguera,
que les dedicó una serie exclusiva en la colección “Olé”. Fueron así, poco a poco, haciéndose
inmensamente populares en España y en toda Europa, hasta obtener un programa
televisivo propio e incluso poco menos que un sello discográfico dedicado a
ellos. Bastantes años después y, cuando
parecía que dormían el injusto sueño de los justos, los Pitufos dan el salto a
la gran pantalla, aunque no en una producción belga (nacionalidad de su
creador, Peyo, fallecido en 1992) sino en una mastodóntica superproducción
norteamericana.
Los Pitufos viven tranquilos y felices en su bucólica aldea campestre, ajenos a las malévolas intenciones del hechicero Gargamel, hasta que un vórtice espacio-temporal los traslada (¿cómo no?) a la mastodóntica ciudad de Nueva York, hasta donde Gargamel los perseguirá para hacerse con los mágicos secretos del patriarca, llamado muy originalmente… Papá Pitufo.
Casi diez años después de haber
obtenido los derechos cinematográficos y en plena fiebre de traslaciones de añejas
series televisivas, “Los Pitufos” tienen ya su propia adaptación a la gran
pantalla… y, visto lo visto, bien
felices que podríamos haber sido conformándonos con leer sus tebeos y viendo
sus viejos telefilms. Como ya el nefasto
tráiler presagiaba, el espectáculo que el inefable Raja Gosnell (autor de “Solo
en casa 3”, “Esta abuela es un peligro” o las dos entregas de “Scooby Doo”,
otra serie mítica no menos vergonzantemente convertida en engendro fílmico) ha
perpetrado, es simplemente patético. La
historia, una vez que los Schtroumpfs (nombre original en francés de esos
personajillos) son arrancados de su entorno natural, aquél en que podían haber
dado mucho más juego, es una aberrante sarta de estupideces. No sólo los actores humanos (Neil Patrick Harris,
Hank Azaria, Sofia Vergara) están pésimamente dirigidos y su actuación es
grotescamente vodevilesca, sino que los mismísimos pitufos son lo peor de su
propia película. La textura de sus
rostros, cuerpos y vestimentas es absolutamente irreal, pareciendo mismamente
unos muñecajos en movimiento que ni por asomo desprenden una sensación de vida. A pesar de los increíbles avances de la
tecnología digital que para bien o para mal nos inunda, pareciera que estos “smurfs”
(traducción inglesa del vocablo francés) fueran meras figuras de peluche,
animadas a la antigua usanza, que interactúan con unos intérpretes aleccionados
para entretener, gesticulando como payasos sin maquillaje, a unos niños para
quienes “La bola de cristal” era, comparativamente, un prodigio de inteligencia
y madurez.
Luis Campoy
Lo mejor:
que incluso las malas películas…
se acaban
Lo peor:
en pocas palabras, T-O-D-O (la historia, el sentido del humor zafio e
infantiloide, los actores, la animación…)
El cruce:
“Los Pitufos” (serie TV) + “Las aventuras de Enrique y Ana” + “Kika
Superbruja y la máquina de hechizos” + “El aprendiz de brujo”
Calificación: 3,5 (sobre 10)
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