Favoritismos

En su debut en el que iba a ser “su” Mundial, la “Roja” palmó ante la discreta y sosísima Suiza. Tanto hablar y hablar de que periodistas, seleccionadores y jugadores en activo y en pasivo de todo el mundo mundial se rendían al "favoritismo" de España... para ésto. Pero rebobinemos... Hasta que la victoria en la Eurocopa de 2008 cambió la rutina habitual, lo normal era que, sin saber muy bien por qué, llegada una cina mundialista o europeísta como a la que ahora nos enfrentamos, un puñado de locutores televisivos y radiofónicos, además de los habituales plumillas que ejercen de gurús de la prensa deportiva, enervaran al españolito de a pie con falsas expectativas, hinchadas como globos, que no conseguían otra cosa que producir depresiones de caballo a los (muchos) incautos que se creían tan irreflexivas palabras. Vendedores de humo, apóstoles del vacío, esos temerarios oradores conseguían, cada dos años, llenarnos de verde esperanza, crear en nuestras almas la semilla de dulces sueños... tan sólo para provocarnos negras y peludas pesadillas. El triunfo de 2008, cuando el venerable Luis Aragonés era seleccionador, fue recibido por muchos como "Lo hemos conseguido" o como "Pudimos", mientras que otros, más prudentes, pensamos "Si no lo veo, no lo creo". Bien es cierto que durante los años previos y los años siguientes a tal hito, la Selección española, promocionada machaconamente como "La Roja", ha desarrollado un juego vistoso y a veces deslumbrante (calcado, todo hay que decirlo, del que practica el Fútbol Club Barcelona, que parece ser el ejemplo a seguir), y que la inmensa mayoría de sus partidos se han saldado con victorias, pero también es verdad que, en la única gran competición a la concurrimos tras la EuroCopa, la Copa Confederaciones celebrada, también en Sudáfrica, el año pasado, caímos como conejos, y, además, frente a un rival sin entidad como fueron los Estados Unidos. ¿Qué quiere decir todo ésto? Pues, para mí, quiere decir varias cosas. En primer lugar, que Luis Aragonés, el creador (o adaptador) del modelo y aglutinador del núcleo humano que aún perdura, ya no está al mando, y que, tal vez, Vicente Del Bosque carece de los mecanismos de gestión y motivación que el Sabio de Hortaleza tan bien supo utilizar. En segundo lugar, hay que valorar el hecho de que, aunque, como digo, el núcleo de aquel equipo eurocampeón aún persiste, hay algunas sutiles novedades que, muy posiblemente, no hayan terminado todavía de cuajar. En tercer lugar, no hay que olvidar que han pasado dos años, veinticuatro meses, 730 días, y éso en las piernas y en las mentes de determinados jugadores recién salidos de agotadoras competiciones y de dolorosas lesiones, está empezando a notarse. En cuarto y último lugar, y ésto enlaza directamente con el principio de este artículo, parece evidente que tanta palabrería y tanta euforia ha calado hondo en nuestros muchachos, que quizás han acabado por creerse que son muy buenos, muy guapos y juegan muy bien, y que ayer salieron con una letal combinación de responsabilidad, ansiedad y complacencia. Yo, como casi todo el mundo, aguardaba la hora de inicio del partido con vehemente expectación, pero demasiado pronto me dí cuenta de que algo no andaba bien. Voy a tratar de ser objetivo, y éso me va a doler a mí y os va a doler a algunos de vosotros, pero me temo que gran parte de los males que padeció España ayer fueron los mismos que han acongojado al Barça durante este última temporada. A la explosión de talento y el despliegue ofensivo de los nuestros, los contrarios ya saben cómo anteponer un mecanismo castrador y un repliegue defensivo del que Mourinho sería el máximo artífice y adalid. Pero también hay que ser sinceros y reconocer que Xavi (marcado o no) no fue el mismo de hace dos años, que Iniesta jugó con miedo a recaer de sus molestias (y, encima, lo hizo como extremo, cuando donde más juego crea es en el centro del campo), que Puyol y Piqué no consiguieron evitar el tanto de los suizos y que David Villa, desde que se ha asegurado su jubilación fichando por el Barcelona, no da pie con bola. Por contra, Xabi Alonso parece más asentado cada día (¡y además, chuta!) y Jesús Navas, pretendido por Florentino Pérez, es el revulsivo que, al menos, sirve para crear ocasiones y nuevas esperanzas. Fernando Torres no está ni al veinte por ciento, Silva falló todo lo que tocó, Ramos no fue ni su sombra y Casillas... hombre, me parece injusto éso que dice determinada prensa rosiamarilla acerca de que el romance del portero con la televisiva Sara Carbonero ha desestabilizado a nuestros seleccionados, pero ¿acaso no es verdad que Iker lleva meses fallando lo que antes nunca se le hubiera escapado? Lo único bueno es que todavía nos quedan dos oportunidades más (frente a Chile y Honduras) y que seguimos dependiendo de nosotros mismos para pasar a Octavos. Eso sí, hay que aprender bien la lección, dejarse el juego bonito para los partidos amistosos y ser mucho más agresivos y expeditivos, si es que realmente queremos aspirar a algo por méritos propios y no por las desmesuradas expectativas magnificadas por la prensa. Por cierto, a ver si todos esos supuestos periodistas de tres el cuarto se van a enterando de que éso del "favoritismo" de España es una aberración semántica, pues "favoritismo" es simplemente un trato de favor que un poderoso depara a alguien a quien quiere beneficiar, mientras que lo de la Roja (al menos, hasta ayer), como mucho, podría denominarse como "condición o catalogación de favorito". Es casi lo mismo... pero no es igual.

Comentarios

Expediente X ha dicho que…
Luis, solo nos queda esperar,
para poder desvelar,
si la roja, nuestra selección,
llega a donde tenga que llegar,
sin favoritismos >_-

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