Cine actualidad/ "PRINCE OF PERSIA: Las Arenas del Tiempo"


Lo que las arenas del tiempo debieron llevarse




En 1994, Mike Newell dirigió una de mis películas favoritas, una comedia deliciosa, muy divertida y muy romántica, en la que un guión portentoso y una realización precisa retrataban a la perfección a la sociedad británica y, de paso, lanzaban al estrellato a un actor realmente carismático: Hugh Grant. El film en cuestión se titulaba, como quizás ya hayáis adivinado, "Cuatro bodas y un funeral", y lo cierto es que la carrera de Newell nunca ha vuelto a alcanzar cotas tan altas. De hecho, me atrevería a afirmar que, si "Cuatro bodas..." constituye la cima de su trayectoria, "Prince of Persia: Las arenas del tiempo" es, de lejos, la sima más profunda. Basada en un popular videojuego, "El Príncipe de Persia" (ME NIEGO EN REDONDO A CONTINUAR REFIRIÉNDOME A ELLA POR SU TÍTULO INGLÉS) cuenta la historia de Dastan, un ladronzuelo que, siendo niño, es adoptado por el Rey de Persia y, ya adulto, es, junto a sus dos hermanastros y su tío, el responsable de dirigir los ejércitos persas. En una de sus escaramuzas anexionistas, Dastan conocerá a la Princesa Tamina, custodia de una daga que contiene una fuerza mágica llamada "Las arenas del tiempo", y, una vez el muchacho es acusado del asesinato de su padrastro, ambos deberán huir por desérticos parajes y remotos arenales, el uno con el propósito de demostrar su inocencia y la otra con el objetivo de proteger la daga y devolverla a su santuario antes de que caiga en malas manos... No es la primera vez que un videojuego se convierte en película, y casi siempre los resultados han sido penosos. Se me ocurren "Mortal Kombat", “Resident Evil” o "Super Mario Bros.", todas de infausto recuerdo, y lo cierto es que "El Príncipe de Persia" no es mucho mejor. El responsable del salto de la videoconsola a la gran pantalla no es otro que Jerry Bruckheimer, el productor artífice de las sagas de "Piratas del Caribe" o "Transformers", que nuevamente hace gala de su peculiar estilo basado en su creencia de que la pasta y la espectacularidad lo pueden todo, incluyendo un mal guión, malos actores (o buenos actuando mal que, para el caso es lo mismo) e incluso una mala dirección. Lo siento por mi admirado (hasta ahora) Mike Newell, pero desde el principio hasta el final se nota que ni le importa la historia ni los personajes ni mucho menos el sufrido espectador. Paradójicamente, tratándose de un director que ha firmado otros productos cuando menos aceptables ("Donnie Brasco", "La sonrisa de Mona Lisa" e incluso "Harry Potter y la Orden del Fénix"), Newell fracasa estrepitosamente a la hora de filmar cualquier escena en la que no haya saltos acrobáticos o efectos visuales a tutiplén. Esto se debe, evidentemente, a que las situaciones y los diálogos son poco o nada creíbles, aquéllas manidas a más no poder, éstos adocenados y sin chispa. Ni siquiera los actores salvan la función. Jake Gyllenhaal (el recordado vaquero Jack Twist de "Brokeback Mountain") se ha puesto cachas y compone un action hero más o menos aceptable, pero sus compañeros de reparto lo hacen de pena. Gemma Arterton, vista en "007 Quantum of Solace" y la reciente "Furia de Titanes", es tan hermosa pero tan inexpresiva como una estatua de mármol, Ben "Gandhi" Kingsley está tan maquillado que apenas puede gesticular y los actores que interpretan a los hermanos de Dastan tienen tanta falta de carisma que uno se pregunta por qué fueron elegidos. Sólo Alfred Molina, en su papel de jeque promotor de carreras de avestruces, resulta mínimamente convincente y aun entrañable. Demasiado larga, demasiado pesada, demasiado dependiente de sus (muy vistosos) efectos especiales y sus (ciertamente logradas) escenas de acción, "El Príncipe de Persia" no sólo no es una buena película sino que se erige en ejemplo de lo que es el mal cine: mal guión, pésimos diálogos, malas interpretaciones y la floja batuta de un director malo o (esperemos) en horas bajas. Toda una decepción, y de las gordas: casi me dan ganas de aborrecer, por efecto mariposa, a mi adorada “Cuatro bodas y un funeral”.



Luis Campoy



Lo mejor: los efectos especiales, la fotografía, Alfred Molina


Lo peor: los diálogos, el hieratismo de Gemma Arterton, el arqueo de cejas de Ben Kingsley, los actores secundarios


El cruce: "Aladdin" + “Alejandro Magno” + "El regreso de La Momia"


Calificación: 4,5 (sobre 10)

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Daba miedo verla. Otro videojuego pasado al cine con las malas experiencias que hemos vivido. Has recordado unos cuantos títulos y te añado Doom ¡Qué mala! Quizás sea por eso que esta no me lo pareció tanto como otras de sus hermanastras. El videojuego que recordaba era todo a base de saltos y moros con espada ¿Se podía hacer una película con eso? Eso parece. Si vas sin pensar en una gran producción creo que consigue entretener basándose algo en el juego. Podía haber estado mucho mejor, desde luego. Es una pena pues podría empezar una nueva saga tipo La Momia. ¿A quién no le gusta una de aventuras? No me pareció un film recargado de efectos especiales tipo Transformer (sobre todo la 2) donde no hay película, son todo efectos. Es una de Disney donde empieza con un huérfano (eso me suena) y lo mejor es lo bien que deja a la familia... Hay que verla sin muchas aspiraciones para pasar el rato. Saludos. JA

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