¿Cómo acercarse, casi dos meses después, a una película que ha ganado los Oscars más importantes del año pero que, en su momento, no encontró sitio en ninguna de las diez salas de los mejores cines de Lorca, y que, ahora, cuando por fin se estrena, lo hace prácticamente de tapadillo? Desde luego, ésto de "En tierra hostil" es un caso un tanto atípico, porque lo normal es que, cuando un film viene avalado por un montón de nominaciones, las distribuidoras se lo rifen, y, si finalmente consigue uno o más de los premios importantes, se supone que lo normal sería que atrajera a un montón de buenos aficionados; ¿o no...? Pues no, porque, cuando yo la ví, tan sólo habíamos cuatro gatos, y la cifra es literal, textual y exacta. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Que los académicos de Hollywood se han vuelto gilipollas y han encumbrado a un producto que no casa con los intereses del público? Eso fue más o menos lo que declaró hace una semana la actriz Sigourney Weaver, una de las protagonistas de “Avatar”, no sólo ya la película más taquillera de la Historia sino la teórica derrotada en la última entrega de los Oscars, y digo "teórica" porque es obvio que no recibir tantas estatuíllas como se preveía no ha afectado a su carrera comercial en absoluto.
"En tierra hostil" está basada en un artículo publicado por Mark Boal, periodista destacado en Iraq, y que acompañó durante varias semanas a un grupo de artificieros especializados en la desactivación de explosivos. Los protagonistas son tres soldados norteamericanos que a diario conviven con el peligro, tanto que, para uno de ellos, la adrenalina se convierte en la droga más poderosa, y el riesgo, en la única emoción que le crea verdadera adicción. Siendo, y lo digo desde ya, una correcta e imaginativa película bélica, lo primero que tengo que preguntarme es ¿por qué a "En tierra hostil" se la nominó en tantas categorías? O, más aún, ¿por qué se la consideró para ser oscarizada, cuando otros productos tanto o más satisfactorios de la cosecha de 2009 se quedaron relegados al olvido?. Son preguntas que me hacía ayer mientras la estaba viendo, y que todavía no he sabido contestarme. Desde el mismísimo arranque me quedé frío, y frío permanecí durante la práctica totalidad del metraje.
No cabe duda de que "En tierra hostil" está bien rodada. Muy bien rodada. ¿Pero qué aporta al género bélico, qué aportará, cuando sea juzgada por la posteridad, a la Historia del Cine? No lo sé. Quizás pueda estar equivocado, quizás no tuve mi día, quizás los exhibidores que no la han comprado y los espectadores que le han dado la espalda no tienen ni puta idea de esa cosa llamada Séptimo Arte. En mi opinión, historias como la de "En tierra hostil" (cuyo título original en inglés, “The hurt locker”, vendría a significar “La taquilla del dolor”) darían para un muy buen cortometraje. Cualquiera de las varias sub-películas que parecen integrarla. Porque, si algo eché en falta, fue un guión más coherente, o, quizás, más convencional, en el que hubiese una auténtica hilazón dramática entre los personajes, en el que el que existiese un argumento unificador que enriqueciese a las varias subtramas planteadas y, a su vez, se dejase enriquecer por éstas. Para mí fue como ver de un tirón tres o cuatro episodios de una prestigiosa serie televisiva, digamos "The Pacific", sólo que sentado en un cine y sin que, entre uno y otro capítulo, se proyectasen los títulos de crédito iniciales y finales.
Los casi desconocidos actores Jeremy Renner, Anthony Mackie y Brian Geraghty encarnan más que correctamente a los tres miembros del equipo de artificieros, pero sólo un cinéfilo muy atento podrá saborear los breves y jugosos cameos de Guy Pearce (que, por cierto, también hizo lo mismo en "La carretera"), Ralph Fiennes y David Morse, con personajes absolutamente secundarios (porque cuaternarios no hay) pero que adornan y enriquecen la pantalla durante los pocos minutos que aparecen.
Como todo el mundo creo que ya sabe, la máxima responsable de "En tierra hostil" ha sido la realizadora Kathryn Bigelow, una de las pocas mujeres que han sido capaces de forjarse una carrera dentro del cine de acción, con títulos señeros como "Le llaman Bodhi" o "Días extraños", y que, para más morbo, es una de las ex-esposas de James Cameron, a quien finalmente le birló el Oscar al Mejor Director. A mí tampoco me hubiera gustado que "Avatar" se proclamase Mejor Película (ya sabéis, para mí la mejor película debería ser la que tuviese el mejor director, las mejores interpretaciones y también el mejor guión), pero, ahora que ya he visto ambas, creo que el fasto tridimensional de Cameron se lo merecía más, sin que ésto signifique absolutamente nada, porque a mí, como ya dije en su momento, la que más me gustó fue "Up in the air".
Luis Campoy
Lo mejor: la sólida dirección de Kathryn Bigelow
Lo peor: la sensación de que estamos viendo un episodio tras otro, no una película con una estructura compacta
El cruce: "Black Hawk derribado" + "Red de mentiras"
Calificación: 8 (sobre 10)
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